El retiro del personaje del “Negro Mama” de un canal de televisión el año pasado, puso nuevamente sobre el tapete el tema del racismo. Si bien, la Constitución política en su artículo dos, señala que nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza,…, en la práctica este precepto no se cumple en el país.
A diferencia de otros países, como Brasil y Estados Unidos, el movimiento contra el racismo en el Perú es sumamente incipiente y reducido. Pese a la gravedad y extensión que tiene este problema, los activistas nunca han pasado de ser unas pocas decenas.
Pese a su escaso número, en los últimos años han obtenido importantes logros en cuanto a sensibilizar a la población, promover cambios en la mentalidad predominante, generar la promulgación de normas contra el racismo y su posterior aplicación, entre otros adelantos. Sin embargo, aún falta mucho por hacer, como acertadamente lo advierte la Defensoría del Pueblo y otras instituciones en defensa de esta raza.
Nadie percibe el problema
Muchos peruanos todavía no aceptan que la discriminación sea un problema real. El hecho que la discriminación sea estructural, como lo ha denominado la CVR, implica también que la inequidad que caracteriza nuestra sociedad es percibida como natural. De esta manera, la profunda desigualdad que afecta a las poblaciones rurales, a las personas con discapacidad o a quienes no hablan castellano con frecuencia no es percibida como una situación anormal o injusta, sino como parte del estado normal de las cosas.
Este estado de cosas, a decir de Mónica Carrillo de la ONG Lundu ha hecho que nada se esté haciendo para poder incluir a los afrodescendientes al ámbito social como laboral, además de no participar de manera activa en el desarrollo del país. “Lo que pasa en el Perú es único, dónde ni siquiera se sabe cuántos afroperuanos viven, a diferencia de Argentina y Chile, donde se vienen aplicando una serie de normas dentro de su política inclusiva”, sostiene la activista.
Carrillo señala que es hora que el Estado garantice una igualdad laboral, con empleos dignos y bien remunerados. Del mismo parecer es Oswaldo Bilbao, representante del Centro de Desarrollo Étnico (CEDET), quien dijo que se ha perdido cinco años –en alusión al gobierno aprista-para poder cambiar esta situación, mas aun cuando en América Latina, de donde somos parte, un tercio de las personas que viven en el continente son afrodescendientes.
No existen para el Estado
Según la Defensoría del Pueblo, los afroperuanos que viven en el Perú no son incluidos como etnias desde el último censo de 1940, en donde fueron empadronados en comunidades y lugares específicos. Desde esa fecha hasta la actualidad, según esta institución no se ha podido determinar que fueron de esas etnias. El Ministerio de la Mujer preocupado por esta situación, mediante Resolución Suprema Nº 003 – 2011 – DP/ADHPD busca constituir un primer esfuerzo por comprender la invisibilidad de los derechos en juego del grupo afroperuano de cara a un escenario de desigualdad, pobreza y exclusión. Para la Defensoría, esta medida tiene como principal objetivo incorporar a la agenda pública los aspectos más álgidos de la problemática que afecta a las etnias, principalmente en derechos de salud y educación.
Según algunos datos estadísticos recogidos por la ONU (Organización de Naciones Unidas) el grupo afroperuano en el país exhibe menor participación y logro en el sistema educativo en general con relación a otros grupos humanos: el 6,2% accede a la universidad, y solo el 2% logra culminar dichos estudios. En cuanto a la salud, el 70% del universo que padeció alguna situación de enfermedad o accidente, no acudió a un Centro de Salud. Por otro lado, los afroperuanos presentan una mayor predisposición al desarrollo de ciertos padecimientos médicos y enfermedades cardiovasculares o del tipo anemia falciforme.
Actualmente en el país no se cuenta con información oficial sobre la situación en que se encuentra el grupo afroperuano, los niveles en que ejercen sus derechos o en los que son discriminados. Asimismo, la información sobre su ubicación geográfica y condiciones socioeconómicas en la que viven
Sabias que
- Los primeros afrodescendientes llegaron al Perú con el conquistador Francisco Pizarro en el año 1528.
- El cajón peruano traído por los esclavos negros forma actualmente parte de la idiosincrasia y la cultura del país
- El uso de los tambores fue prohibido por la Iglesia Católica por considerarlos paganos y por el Virreinato del Perú para evitar la comunicación a distancia entre negros. Todo tambor hallado y quemado.
- Los primero negros que llegaron a América provenían de Congo, Kenia, Angola, Nueva Guinea, entre otros.
- En el siglo XVII, Lima albergaba el 40% de personas de color, la mayoría vivía en el barrio de San Lázaro, hoy el distrito del Rímac.
- Actualmente el distrito de El Carmen, en Chincha Alta, concentra la mayor población afrodescendiente del país.
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