Expertos aseguran que dentro de 30 años los nevados en el Perú habrán desaparecido si es que no se toman medidas radicales. Lo peor, es que 10 regiones se quedarían sin agua
Muy pocas personas en el país tienen idea de la importancia del agua para la vida misma del ser humano. Será por eso, que la mayoría hace mal uso de este recurso. Si a esta falta de conciencia le sumamos la desaparición lenta pero sostenida de nuestros glaciares que son los que nos proveen de este recurso, entonces la situación es más que preocupante.
No por algo, algunos especialistas han vaticinado que sino se hace algo desde ahora, en el 2030 el Perú empezará a sentir seriamente los estragos de la falta de agua.
Como se sabe, el país tiene el 77% de los glaciales tropicales del mundo, cuyas aguas en su mayoría recorren la franja costera para el provecho de la agricultura y la población que se asienta en dicha región. Precisamente por esta razón es que el Perú sería uno de los países más afectados por el cambio climático y el incremento de la temperatura.
Más allá de los efectos que nuestros glaciares vienen sufriendo, un aspecto que preocupa es la falta de conciencia de la gente con respecto al buen uso del agua.
Según un estudio, el 92% del agua dulce en el país es consumida por la agricultura y ganadería, este abismal porcentaje se debe al uso ineficiente e inadecuado de la práctica de riego, producto de la escasa o nula información que perciben los agricultores sobre técnicas y mecanismos que ayuden a una buena utilización del líquido elemento en sus actividades agropecuarias. Si a esto agregamos, los problemas de contaminación de aguas relacionados al uso minero, industrial y urbano, la situación es más que complicada.
Es importante señalar que de los 53 ríos de la costa, 16 ya se encuentran contaminados por los relaves mineros y los vertederos poblacionales, lo que habla de un alto nivel de precariedad ambiental en la que vivimos.
En el Perú uno de los ríos que se verá más afectado por el calentamiento global de la Tierra será el Mantaro, que deriva del nevado Huaytapallana y de la Laguna Junín, donde se origina el glaciar.
La importancia de este río, es que sus aguas alimentan la Central Hidroeléctrica del Mantaro, que representa aproximadamente el 40% de la energía del país.
La disminución del líquido elemento en el Mantaro sería devastador para el Perú, pero sobre todo para el 70% de la industria nacional que está concentrada en Lima.
Por la importancia de los glaciares para el adecuado ciclo hidrológico peruano, en 1998 el Consejo Nacional del Ambiente (CONAM) encargó un estudio al glaciólogo Julio Arnao. Luego de varios meses de trabajo, el especialista observó una deglaciación alarmante en los nevados de Yanamaré, Grosbi, Santa Rosa y Huaytapallana.
Para la Autoridad Autónoma del Agua (ANA) la deglaciación en el país es más alarmante como lo señaló Julio Arnao. Según esta entidad, también los nevados de la Cordillera Blanca en Ancash y La Libertad; la de Huayhuash en el norte de Lima y oeste de Huánuco; la Cordillera Vilcanota y Urubamba en Cusco y Puno; y las cuencas de Ocoña y Majes en Arequipa, entre otros, están seriamente afectados.
Posibles soluciones
Según el ingeniero ambientalista José Regalado, para que el Perú en un futuro no sufra como otras naciones por falta de agua, se requiere poner en marcha proyectos de canalización en puntos estratégicos previamente identificados en las principales cuencas de nuestro país, para así poder tener una mayor concentración de depósitos de este recurso que servirían como reservas para eventuales sequias a producirse a futuro. “Estas fuentes son necesarios debido a como se viene presentando el problema de escasez, pero para poder poner en marcha estos proyectos se requiere de cuantiosos presupuestos que tendrían que ser cubiertos por el Estado o por la inversión privada que pueda hacerse cargo de estas dantescas obras”, sostiene Regalado.
En tanto para el director de Hidrografía del Senamhi, Juan Arboleda, se requiere una adaptación climática basada en la busqueda de diversos microclimas en las diferentes zonas del país para así poder adelantarnos a la escasez del agua. “Es importante tener en cuenta que el cambio climático va a llegar de todas maneras, lo que nos queda es adaptarnos a ese nuevo escenario mediante medidas correctivas que mitiguen el impacto”, refiere Arboleda.
El funcionario del Senamhi propone asimismo aprovechar los embalses de los ríos costeros que desembocan en el Océano Pacífico (Rímac y Chillón) para reutilizarlos de diferentes formas, como canales de regadío, servicios primarios, etc. “No se puede permitir que el agua desemboque en el mar sin antes haber sido utilizado de forma adecuada, esto es un factor que debe tomar en cuenta los futuros gobiernos”, dice el especialista.
Arboleda considera que el apoyo de la población para que el agua no se desperdicie es vital. Dice que para ello requerimos llevar adelante una política de cultura que inculque a los niños y adolescentes a cuidar nuestros recursos energéticos. Si no se hace esto, advierte, se generará un problema mayor cuando verdaderamente comience a escasear el agua.
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