Para nadie es un secreto que nuestro parque automotor está deteriorado, con una antigüedad mayor de 30 años que contamina nuestros aires y genera accidentes. El gobierno ha creado el “bono del chatarreo” para solucionar este problema, aunque algunos especialistas tienen una serie de dudas sobre su efectividad
El Perú es uno de los países donde las leyes ambientales poco efecto han tenido para controlar los nocivos gases que a diario emiten cientos de vehículos que circulan por sus carreteras. Según estudios publicados en el año 2006 por el Consejo Nacional del Ambiente (Conam) y la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa), la avenida Abancay, una de las más transitadas del país, arrojó una concentración de 110 ug/m3 de partículas de dióxido de carbono, esto es, más del doble del promedio anual (50 ug/m3) del estándar de calidad de aire.
A pesar de las diversas campañas que el gobierno llevó adelante para reducir ese porcentaje, en el 2007 la concentración de azufre en la ciudad de Lima en vez de bajar aumentó.
La Municipalidad de Lima preocupada por la alta contaminación ambiental de la ciudad, encargó en el 2008 a Lidercon realizar a todos los vehículos de la capital una serie de revisiones técnicas.
Luego de un año de trabajo, dicha empresa informó que luego de aprobar la revisión técnica de 9 mil vehículos logró reducir los gases emitidos por estos vehículos a la atmósfera, aunque reconoció que la medida tomada no fue suficiente, ya que se requiere prohibir el ingreso de carros usados que actualmente pasan por Tacna.
Como si el problema de la alta contaminación ambiental que sufre Lima por culpa del obsoleto parque automotor no fuera suficiente, debemos agregar que de acuerdo con la PNP, buena parte de los accidentes de tránsito que suceden en el país se deben a esta causa.
Tal como lo publica el diario El Comercio, en el 2006 unas 3,481 personas perdieron la vida en las carreteras como consecuencia del mal estado del vehículo siniestrado.
Bono barato
Con el fin de parar la racha de accidentes que tiñen cada tres horas nuestras carreteras, así como también para contribuir a la reducción de las emanaciones de gases que cada vez viene afectando la salud de los peruanos, el gobierno creó el “bono del chatarrero”.
Esta medida, que ya viene funcionando en Chile, busca a través de una subvención del Estado renovar la flota vehicular con 30 años de antigüedad, y para ello ha firmado un convenio con algunas municipalidades para hacer realidad la renovación total del parque automotor.
A pesar que en Chile este bono viene funcionando con relativo éxito, algunos de especialistas tienen sus dudas de que esta medida resuelva en nuestro país los problemas que el antiguo parque automotor viene generando. Uno de esos escépticos es el presidente de la ONG Luz Ámbar, Luis Quispe Candía, para quién el monto que se ha fijado el gobierno para el “bono del chatarreo” es ínfimo (U$ 50 millones), ya que no cubriría las demandas de un mercado abundante como el nuestro.
De acuerdo con este programa, a cada transportista le correspondería solo U$ 3 mil que serviría como cuota inicial, abarcando solo una enésima parte de transportistas a quienes se tenía que cubrir.
Quispe señala que las unidades no pueden valer más del monto señalado por el MTC, porque si excede la cifra indicada esta quedaría sin efecto para la misma, esto quiere decir, que el famoso bono perjudicaría específicamente a quienes cuentan con ómnibus, dado que por su costo el bono le quedaría corto para su cuota inicial.
“Los primeros perjudicados serían los del rubro del transporte urbano, por ejemplo un bus que actualmente tiene un costo de entre 80 a 120 mil dólares, precio que sin duda estaría lejos del bono. Por lo tanto, un gran sector de nuestras empresas de transporte quedaría fuera de este incentivo, lo que podría desencadenar una serie de protestas y hasta paralizaciones de dichos gremios, a quienes la misma Dirección de Transporte Urbano de la Municipalidad de Lima les está hoy exigiendo con grado y fuerza la renovación de toda su flota, de lo contrario, no le permitirá participar en las concesiones de las nuevas rutas”, sostiene el especialista.
Para el presidente de Luz Ámbar, estos bonos sirven para dos cosas: Una para que el que recibe el bono salga del negocio y se dedique a otras cosas, y en segundo lugar, para que se reagrupe con otros y compre un nuevo vehículo. “Nadie está en contra de la medida pero lo que se debe hacer es reformular esta norma con un mayor presupuesto para que sea accesible a un mayor porcentaje de transportistas”, refiere Quispe Candia.
No todo está perdido
El presidente de la ONG Luz Ámbar, recomienda para quienes no les llegue este beneficio por diversos motivos, agruparse en sociedades mercantiles para acceder a las entidades financieras y de esta manera poder renovar su flota.
En tanto el presidente de la Asociación de Empresas de Transporte Urbano Masivo del Perú (Asetum), Omar Calderón, propone que la Municipalidad de Lima promueva el Programa de Reconversión Laboral, para que las personas que deseen dedicarse a otros rubros diferentes al del transporte puedan subsistir.
En lo que si están de acuerdo ambos, es en la necesidad de renovar lo antes posible nuestro parque automotor, ya que el 70% de la contaminación ambiental proviene del transporte urbano.
Sabía:
1.- Las cifras de antigüedad de nuestro parque automotor arrojan cifras alarmantes. Es que según estudios en nuestra ciudad circulan alrededor de 105 vehículos de transporte urbano de más de 35 años; de 20 a 30 años, 1,999; de 20 a 25 años, 8 mil 276 y de 15 a 20 años, 10 mil 532.
2.- Alese, Altos Andes, Ital Motors, Kia Motors y Plaza Motors, son los concesionarios autorizados hasta el momento para dar el “bono chatarrero”.
3.- El programa piloto solo beneficiará a 300 vehículos el cual será financiado con el presupuesto del MTC.
4.- Solo podrán participar los que cuenten con el SOAT vigente, además de no tener papeletas de tránsito impagas y contar con el certificado de las dos últimas revisiones técnicas.
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