El crecimiento económico que está viviendo el país viene reflejándose en la capacidad de gasto de la población, así como en sus hábitos de consumo.
Uno de los sectores socioeconómicos que mejor está aprovechando esta bonanza, es la clase media.
Tradicionalmente la llamada clase media estaba integrada por abogados, ingenieros, médicos, arquitectos, etc. Sin embargo, con el crecimiento económico del país a partir de la década de los 90 esta capa social se incrementa con los comerciantes independientes. Hoy, ambos grupos coexisten formando la actual clase media, pero cada uno con sus características propias.
Según la Asociación Peruana de Empresas de Investigación de Mercados (APEIM), entre 2003 y 2009 el segmento clasemediero en Lima aumentó de 14,5% a 16,5%. Sin embargo, cifras menos conservadoras estiman que por lo menos un tercio de la población capitalina ostenta dicha posición. En ese sentido, un último estudio de Credicorp sobre este tema realizado en setiembre del año pasado, arroja datos importantes a nivel nacional: el sector “C” alberga casi dos millones de personas más que en 2003, llegando a sumar 9 millones 870 mil personas-más de un tercio del país-¸mientras en el mismo lapso, el sector “B” apenas aumentó en 180 mil personas. Como dato adicional, que muestra la movilidad social traída por el bienestar económico, tenemos que durante ese mismo periodo, el 9% de la población limeña dejo los estratos “D” y “E” para incorporarse a la clase media emergente.
Nuevos polos de desarrollo
Definitivamente hay un cambio. No solo Lima los ha cambiado a ellos, sino que ellos, con sus hábitos, han cambiado a Lima”, sostiene José Luís Wakabayashi”, experto en marketing, haciendo referencia a la nueva clase media.
Este sector emergente, que vino de provincias y apostó por hacer empresa ha logrado formar polos de desarrollo en distritos progresistas y pujantes como Los Olivos, en el Cono Norte; Villa El Salvador, en el Cono Sur, donde hoy poseen sus propias zonas de consumo y centros comerciales, y no tienen la necesidad de ir a otros puntos de la ciudad. En cuanto al nivel de consumo de las personas de estos dos distritos, está alcanza el 50% del gasto interno del país, lo que demuestra el inmenso poder económico de este segmento.
Una experiencia similar se ha producido en el interior del país. En Trujillo y Chiclayo, por ejemplo.
De otro lado, no hay que dejar de mencionar la recomposición del consumo de la clase media tradicional. Desde 2003, con el aumento del empleo formal, la clase media tradicional ha recuperado terreno, para conformar junto con los emprendedores la masa media.
Para una economía fuerte
La buena economía de un país se sustenta en su clase media. Lo demuestran la teoría y la situación actual del Perú. Una clase media sólida permite al país multiplicar el dinamismo de sus mercados y a su vez resistir cualquier complicación en el escenario financiero internacional. La crisis mundial originada en el 2008 y que continua hasta la fecha demostró la fortaleza de este segmento en nuestro país, pues si bien se redujo el ritmo de gasto, se mantuvo el consumo interno.
Y es que el comportamiento de nuestra clase media apalanca el desarrollo. No solo es una cuestión de mercados, sino de percepción y visión de las cosas. En época de crisis, este segmento ha apostado por el país y no ha dejado de emprender nuevos proyectos, mientras algunos grupos más pudientes se dejaron arrastrar por al especulación.
Siendo así las cosas, es probable que en 2013 dos tercios de la población limeña (67%) pertenezca a los niveles “B” o “C”, es decir, conforme la clase media.
Un hecho sin precedentes, que se produciría solo si se afianza el fenómeno de la bancarización, que le abre nuevas oportunidades. Y es que a diferencia del sector empresarial y corporativo, donde hay poco margen para seguir creciendo por la crisis, las posibilidades financieras para este sector son amplias. Esto ocurre porque la penetración de nuevos agentes funciona como ventana para múltiples mercados más. “Por ejemplo, si aumenta la clase media, se da tarjetas de crédito a gente que antes no la tenía, y su consumo se eleva. Eso potencia mucho el crecimiento”, explica Guillermo Arbe de Scotiabank.
Por eso, es imperativo promover el fenómeno de inserción de más personas en el sistema financiero, para asegurar el crecimiento sostenido de esta clase en el largo plazo, pues si bien se ha fortalecido, su poder adquisitivo y sus niveles de bancarización son aún bajos si lo comparamos con los de Brasil y Chile. “Si nuestro objetivo es tener una clase media tan fuerte como la de esos países, el proceso de bancarización se debe agilizar”, afirma Arbe.
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