La rebaja del objetivo del crecimiento económico de China afectará en algo la expansión de Latinoamérica, aunque el impacto no será drástico, según opinan varios economistas de la región. El hecho de que el gigante asiático prevea crecer al 7,5% en 2012, frente a más del 9% anual de las últimas tres décadas, reducirá en alguna medida los precios de las materias primas pero, sobre todo, aquellas en las que la nueva demanda china ha llevado las cotizaciones a valores históricamente altos, como los minerales y el petróleo.
“El impacto principal que ha tenido el crecimiento de China en América Latina en los últimos años es el aumento del precio de los productos básicos”, asegura el economista colombiano José Antonio Ocampo, profesor de la Universidad de Columbia. Así como la expansión china y su impacto en las materias primas han beneficiado sobre todo a los países del sur del continente y no a México o Centroamérica, ahora que la segunda economía mundial se desacelera un poco, la actividad mexicana hasta podría beneficiarse, según Ocampo. “La economía china está siendo menos competitiva”, opina el ex secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Además, la economía de Estados Unidos, de la que México depende más, está recuperándose.
Brasil se vería afectado en sus exportaciones de mineral de hierro, pero cuenta con una economía diversificada y un importante mercado interno que llevarán a que el efecto de la ralentización china sea menor, según Lía Valls, investigadora de la brasileña Fundación Getulio Vargas. Además, Valls recuerda que varias veces el Gobierno chino ha anunciado metas de menor crecimiento que, finalmente, se superaron y destaca que, de todos modos, un 7,5% de expansión es elevado.
De cualquier forma, la economista brasileña recela de los pronósticos más optimistas que decían que su país iba a crecer este año un 4% y calcula que se expandirá entre el 3,2% y el 3,5%. La rebaja de expectativas obedece a la desaceleración de China y también a la crisis europea. Brasil se frenó en forma brusca a finales de 2011 y cerró el año con una expansión del 2,7%, la menor de los últimos ocho años, según informó hace algunos días atrás el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.
Una situación parecida de recesión pasa la Argentina. La presidente Cristina Kirchner al inició de su segundo mandato gubernamental tuvo que ajustar sus gastos para poder hacer caja ante el nuevo escenario económico que se avecina para el mundo.
Chile y Perú corren el riesgo de figurar entre los países más afectados por el inferior crecimiento del gigante asiático, coinciden Ocampo y Valls. Ambos países tienen a China como primer destino de sus exportaciones y dependen mucho de los minerales (el 77% de las ventas externas de Perú y el 74% de las de Chile son de productos básicos, según un informe del Estudio Bein).
La creciente demanda de China de los últimos años ha llevado a que los precios de minerales e hidrocarburos llegaran a los niveles más altos de la historia, según Ocampo. En cambio, los de los alimentos se han recuperado de la caída de los años 80 y 90, pero aún se encuentran igual o por debajo de los valores de los años 70. Los precios máximos de los alimentos corresponden a principios del siglo XX. De ahí que países exportadores de grano como Argentina o Brasil no vayan a sufrir tanto la desaceleración china, según Ocampo. Los más dependientes de la exportación de petróleo, como Venezuela y Ecuador, tampoco padecerán demasiado, mientras factores políticos como la tensión entre EE UU, Israel e Irán continúen empujando la cotización del crudo.
El consenso de los economistas esperaba un menor crecimiento de Latinoamérica en 2012 respecto de 2011, con la excepción de Brasil, donde se aguardaba una recuperación.
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