Producto del mundo actual en que vivimos, donde los jóvenes tienen sexo con cualquier persona y consumen una serie drogas, hoy en día no solo se ha incrementado el número de embarazos no deseados sino también las enfermedades sexuales. Uno de esos males es el Papiloma Humano (VPH).
Esta enfermedad es la causante en la mujer del cáncer uterino o cérvix, que se estima cobra ocho víctimas diarias en nuestro país.
El VHP, trasmitido sexualmente, es relativamente común y se puede contraer en cualquier momento de la vida sexual, sobre todo en la adolescencia donde el joven es muy proclive a cambiar de pareja y a consumir alcohol y tabaco.
Cabe señalar que el uso del preservativo no evita el contagio, que se dá a través del contacto de mucosas o de piel.
Ambos sexos son portadores y trasmisores del virus. Si bien las mujeres son las más afectadas, ya que pueden desarrollar cáncer de cuello uterino, el VPH también puede ocasionar lesiones en el pene del hombre, y hasta se le considera un desencadenante del cáncer de pene.
El virus del VHP toma tiempo en desarrollarse. El cáncer de cérvix, por ejemplo puede surgir incluso después de 20 años de tener este mal inactivo alojado en el cuerpo, sin mostrar síntomas. De allí la enorme importancia que cobran los exámenes preventivos anuales.
En la mujer, el VHP afecta la parte inferior estrecha del útero y se presenta en varios tipos. Los llamados 16 y 18 están asociados con la aparición de tumores cervicales, y las clases seis y 11 son responsables de lesiones benignas llamadas condilomas genitales.
La vacuna
Para combatir esta enfermedad que causa la muerte de más un cuarto de millón de mujeres cada año en todo el mundo, actualmente existen dos vacunas, la bivalente y la cuatrivalente. Sin embargo, hay que señalar que ambos solo cubren las cuatro clases de mayor incidencias, es decir, no todos los tipos de virus.
Según la Liga Peruana de Lucha contra el Cáncer, para que esta vacuna tenga mayor efectividad, debe ser aplicada antes del inicio sexual, preferentemente alrededor de los 13 años, pues de esta manera se logra que el organismo produzca mayor cantidad de anticuerpos.
Exámenes anuales
Como la vacuna solo previene contra cuatro tipos de cepas del virus, se recomienda que las mujeres que están en edad reproductiva realizarse un examen médico conocido como Papanicolau o PAP una vez al año.
Este examen según la Liga contra el Cáncer permite detectar la lesión cervical ocasionada por la infección del virus antes de que se presenten síntomas, cuando aún es tratable con un procedimiento simple.
Los únicos requerimientos médicos necesarios para realizar un Papanicolau son: no encontrarse en el periodo menstrual, no haberse dado una ducha vaginal, y no haber tenido relaciones sexuales 24 horas entes de hacerse la prueba.
Prevenir el cáncer es mucho más fácil y económico que tratarlo. Hay que ser conscientes de la importancia de estos exámenes médicos, y todas las mujeres sexualmente activas deben realizarlos por lo menos una vez al año para garantizar un óptimo estado de salud. Así, podremos decir algún día que el cáncer de cuello uterino ha sido vencido, con la vacuna contra el VHP a una edad adecuada y un Papanicolau todos los años, para todas las mujeres.
La prevención es la mejor arma contra esta enfermedad, y está en nuestras manos usarla.
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