miércoles, 31 de octubre de 2012

El purgatorio


Las personas generan hijos en la rebeldía sin la más mínima noción del destino final de sus almas. La Tierra ha sido el Lugar de Decisión entre la vida eterna y la muerte eterna. Aquí las personas deciden seguir el camino de la justicia o de la injusticia, de la santidad o del pecado.
Las chances de llegar al Lugar de la Justicia son mínimas. “… porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” Mateo 7:14
De cada 100 oyentes de la Palabra de Dios, solo 25 son obedientes, justificados y salvos. Imagínese el número de los desobedientes sumado al de los demás que ni siquiera oyen.
Por ahora, justos e injustos se soportan en la Tierra. La separación se da con la muerte de ambos. Cada uno va para un lado.
La Justicia del Justo Juez clama por las almas de los justos, y Sus ángeles son enviados con el objetivo de buscarlas para ir al Lugar de la Justicia (cielos). “Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham…” Lucas 16:22
Pero en la muerte del injusto no hay ángeles. Su alma va directo a las profundidades de la injusticia, el infierno. No hay sala de espera, purgatorio, ni nada semejante. En la descripción de Jesús no existe mención de un lugar intermedio. “… murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos…” Lucas 16:22
En la tierra, el injusto disfrutó la vida en el libertinaje, satisfizo los deseos del corazón, vivió en las traiciones, las mentiras, en el engaño, en la prostitución, en el odio, en el resentimiento, los robos, en fin, toda clase de injusticias que contrarían la Ley de Dios.
A través de Pablo, el Espíritu Santo va más allá al decir: “adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el Reino de Dios.” Gálatas 5:19-21
En la muerte de los injustos o pecadores, el clamor de la injusticia (infierno) reclama sus almas. Y el Justo Juez nada puede hacer.
El purgatorio es aquí en la Tierra. Quien quiera tener su alma purificada de pecados tiene que rendirse al Señor Jesucristo y obedecer Su Palabra. La fe que justifica al pecador exige la práctica de la Biblia. “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de Mí y del Evangelio, la salvará.” Marcos 8:35

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