La deforestación en la enorme región amazónica de Brasil se ha desacelerado en los últimos años y recientemente el gobierno dijo que estaba en su nivel más bajo. Sin embargo, los madereros sin escrúpulos siguen encontrando maneras de conseguir madera de la selva para venderla como tala legal.
Fábio Lourenço de Souza, un joven agricultor brasileño, vive en un asentamiento conocido como PDS Esperanza, en el valle del río Xingú, en la Amazonía oriental.
Aunque la tierra es rica en maderas tropicales, él y la mayoría de las 300 familias del asentamiento no quieren tener nada que ver con los madereros.
“Para nosotros no tiene ningún sentido empezar a talar en nuestro asentamiento”, dice Fabio, quien para hablar deja de trabajar en la construcción de una casa de madera nueva para él y su familia.
Durante años, los habitantes de PDS Esperanza se han preocupado por los madereros que roban troncos de sus tierras.
Dicen que ocurre con frecuencia y que estos personajes inescrupulosos utilizan documentos falsos para hacer parecer que la madera ha sido talada legalmente.
Esta transformación de ilegal a legal es conocida en Brasil como “calentar” la madera.
Para talar de forma legal, un propietario debe hacer un inventario de las especies de árboles que tiene en su tierra y debe solicitarle un permiso al gobierno para poder cortarlos.
Hace algunos años, los residentes de PDS Esperanza estaban tan preocupados por la situación que bloquearon la entrada a su asentamiento para impedirles la entrada a los madereros ilegales.
Después de siete meses de tensión, persuadieron al Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), para que distribuya y gestione las parcelas de tierra, para construir un puesto de vigilancia con el fin de proteger el sitio y pagarle a una empresa de seguridad privada para hacerlo.
El puesto todavía está allí y ayuda a entender por qué la vida es relativamente tranquila en PDS Esperanza, aunque algunos residentes aún reciben amenazas de muerte por parte de los madereros.
En el asentamiento de PDS Virola-Jatoba se respira más tensión. La mayoría de las 180 familias que viven allí también están tratando de detener a los mercaderes ilegales de madera.
Conflicto de tierras
Los asentamientos de Esperanza y Virola Jatobá fueron creados por una monja estadounidense, la hermana Dorothy Stang, como una forma de contrarrestar la destrucción de la selva por parte de los madereros.
Estos sitios ponen un fuerte énfasis en la conservación de los bosques. Los colonos pueden cultivar sus parcelas individuales, pero no venderlas.
Los dos asentamientos están dando buenos resultados, pero -en gran parte debido a que no han sido plenamente respaldados por las autoridades- no han sido imitados en toda la región, como hubiera querido la hermana Dorothy.
Ella misma fue asesinada en PDS Esperanza en 2005 por pistoleros enviados por terratenientes.
El conflicto por la tierra que originó su muerte todavía está candente.
El 2009, se colocó una placa conmemorativa en un árbol cerca de donde la hermana Dorothy fue asesinada. Pero esta no tardó en ser acribillada.
El mensaje parecía claro: los agricultores que se resisten a los madereros lo hacen bajo su propio riesgo. (BBC)
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