La muerte de cientos de jóvenes al interior de una discoteca en Brasil, al igual que lo sucedido en “Utopía”, Perú, pudo evitarse. Los empresarios como las autoridades deben preocuparse más por la seguridad, solo así evitaremos más desgracias.
La imprudencia y la codicia de algunas personas dejaron nuevamente un saldo muy alto de vidas. En el Estado Río Grande do Sul, Brasil, producto de un dantesco incendio provocado por la manipulación de un pirotécnico murieron dentro de la discoteca “Kiss” 235 personas, la mayoría de ellos jóvenes, y quedaron heridos 143 de los cuales 75 se encuentran en estado crítico.
La tragedia que enlutó al gigante sudamericano se produjo la madrugada del domingo 27 de enero.
De acuerdo con la policía de ese estado, el fuego se inició a las 2:30 de la madrugada por las chispas de un pirotécnico conocido como “Lluvia de plata”, que fue encendido por miembros de la banda musical Gurizada Fandangueira, que tocaba en ese momento, y que alcanzaron la espuma usada como aislante acústico en el techo.
La mayoría de las víctimas murieron asfixiadas, solo algunas docenas por quemaduras.
Al igual que aconteció en el Perú hace 10 años 6 meses en la discoteca “Utopía”, las puertas de este centro nocturno estaban cerradas por ordenes de los guardianes quienes preocupados porque los concurrentes no se vayan sin pagar la cuenta bloquearon las salidas.
También en Perú
Brasil no es el único país que registra historias de esta naturaleza. El Perú también ha vivido por hechos muy similares. Por el número de muertos que hubo, la tragedia ocurrida la madrugada del 20 de julio del 2002, en la discoteca “Utopía”, ubicada en el centro comercial Jockey Plaza, en Surco, probablemente sea lo que más se recuerde.
Considerada como una de las más exclusivas y seguras de Lima, “Utopía” de propiedad del empresario Percy North, de 27 años, era un acorazado pero de material inflamable. Y eso se pudo comprobar cuando a las 2:30 de la madrugada Roberto Ferreyros, al lado de Fahed Mitre en la cabina del DJ, encendió un aerosol para iniciar una inopinada maniobra pirotécnica, producto del cual murieron 29 jóvenes.
Esa noche el personal de la discoteca demostró que no estaba entrenada para esa emergencia. Ilusamente quisieron apagar el fuego con los tragos. Nadie dirigió la evacuación, no hubo un megáfono a la mano, no encontraron los extinguidores ni había una señalización adecuada de las puertas de emergencia. En otras palabras, “Utopía” fue un caos. Por lo revelado por la policía de Brasil, casi lo mismo aconteció en la discoteca “Kiss”.
Para el doctor Luis Delgado Aparicio, uno de los padres de los jóvenes que murieron esa noche en “Utopía”, lo acontecido en Brasil es algo lamentable que ojalá no quede impune. “Por el bien de las familias de las víctimas todos aquellos que tienen alguna responsabilidad con esta tragedia deben pagar por sus culpas. Que no acontezca lo que ocurrió en el Perú donde por culpa de un Poder Judicial y un Ministerio Público timorato los verdaderos culpables aún están libres”, sostiene Delgado Aparicio.
Luego de poco más de 10 años de la tragedia de “Utopía” solo fueron sentenciados Roberto Ferreyros, el barman de la discoteca, y Percy North, el administrador del local.
Los mayores responsables de esa tragedia, Alan Azizollahoff y Édgar Paz, amigos del expresidente Toledo según el doctor Luis Delgado, aún no han sido sentenciados debido a un habeas corpus que presentaron para archivar la denuncia contra ellos.
Cabe señalar que al igual que la discoteca “Kiss”, “Utopía” también tenía su licencia de autorización vencida y los equipamientos contra incendios malogrados.
Apoyo solidario
La tragedia acontecida en Río Grande do Sul no solo ha sensibilizado a las autoridades brasileñas sino también al mundo. Según informó el Ministerio de Salud de ese país, Perú, Chile y Argentina vienen a través del banco de piel haciendo donaciones para los diversos injertos a lo que son sometidos las personas quemadas. Asimismo de las instituciones privadas los hospitales están recibiendo medicamentos, sueros fisiológicos, sondas, catéteres, etc.
El apoyo de las iglesias tampoco se hizo esperar. Por ejemplo, el Cenáculo del Espíritu Santo de Brasil ni bien ocurrió el incendio envió máscaras, guantes descartables, agua, y alimentos.
Un hecho que nos queda claro de estas historias, es que ambas tragedias pudieron evitarse, si por un lado los dueños en vez de estar solo pensando en sus utilidades hubieran primado la seguridad de la gente. Y por otra parte, las autoridades hubiesen hecho bien su trabajo.
OTRAS TRAGEDIAS
1.- 4 setiembre 1993. Mueren 26 personas en la macrodiscoteca “Divine”, Chile.
2.- 25 diciembre 1998. Mueren 10 personas en una discoteca de Santa Anita, Perú.
3.- 20 octubre 2000. Mueren 20 personas en la discoteca “Lobohombo”, México.
4.- 1 diciembre 2002. Mueren 47 personas en la discoteca “La Guajira”, Venezuela.
5.- 30 diciembre 2004. Mueren 193 personas en la discoteca “Cromañón”, Argentina.
6.- 19 abril 2008. Mueren 19 personas en la discoteca “Factory”, Ecuador.
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