jueves, 25 de abril de 2013

No es tarea de niños


Se dice que la infancia es la mejor época de una persona. Sin embargo para casi dos millones de niños peruanos es el comienzo de una vida dura puesto que tienen que trabajar cuando debieran estar preparándose para el futuro. 

Pedrito (10) pasa todo el día, desde las 10 de la mañana hasta las 8 o 9 de la noche, entre la avenida Arenales y el Centro de Lima vendiendo sus golosinas y cigarrillos para, según dice, ayudar a la economía familiar.
“En mi casa somos cuatro hermanos.  El mayor que se llama Carlos tiene 12 y al igual que yo también sale a las calles a vender. Mis otros dos hermanos aún son muy pequeños pero pronto saldrán a trabajar. Yo no tengo papá solo mamá”, cuenta Pedrito.
Similar historia vive la pequeña Silvia (9), quien mostrándose parca y no muy comunicativa, expresa perfectamente su desconfianza, y con razón, ya que en las calles, es la mejor lección que pudo aprender a su corta edad. A nuestra inquietud de por qué viene trabajando cuando debiera estar estudiando, escuetamente responde: “tengo que vender para llevar plata a mi mamá porque sino ella me pega”. 
Cerca de dos millones
Según un informe de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), el Perú, lamentablemente, es el segundo país, solo superado por Brasil, en tener mayor cantidad de niños trabajadores de América Latina. De acuerdo con este organismo, cerca de un millón 800 mil chicos menores de 14 años vienen laborando en distintos oficios. 
Para la doctora de “Acción por los Niños”, Luciana Cumpa, la problemática laboral infantil en el Perú es muy compleja, ya que se debe tomar en cuenta que el trabajo que ellos hacen, por ejemplo, en las calles de la ciudad muchas veces responde a la explotación a los que son sometidos por parte de sus padres o tutores, y en el caso de los niños rurales por razones de costumbre. 
El problema del trabajo infantil en el interior del país es un caso sui géneris. Mientras en la ciudad ver a un niño trabajando es socialmente reprobable en las áreas rurales sucede todo lo contrario. Los padres usan a los menores para desempeñar tareas agrícolas y de pastoreo. No por algo, el 67,5% de chicos de entre 6 y 13 años que trabajan en el Perú provienen del sector rural. Mientras que solo el 32,5% pertenecen al área urbana. 
¿Cómo enfocar estas dos realidades? ¿Qué medidas debieran tomarse para solucionar esta problemática? Según Cumpa se debe estudiar los factores que originan el trabajo infantil en esos dos escenarios para así no tomar medidas que perjudiquen estilos de vida.  
Sostiene además que lo más importante para que la “Estrategia Nacional de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil” funcione, es que los organismos involucrados estén unidos y haya comunicación entre ellos para que se llegue al bien común.
Teresa del Carpio, directora de la ONG Save of Children, por su parte considera que el gobierno debe avanzar de forma agresiva en pro de la generación de empleos para los adultos, puesto que se ha visto que existe una relación directa entre el desempleo de los padres y el trabajo infantil.
Menos competentes en el futuro
Si bien los niños que trabajan constituyen un valioso apoyo para la economía familiar, lo que muchas veces no se toma en cuenta es que estos chicos al no haber podido estudiar tendrán en el futuro menos posibilidades de ser competentes.
Según la doctora Mayda Ramos, adjunta para la niñez y adolescencia de la Defensoría del Pueblo, esta realidad llevará a la mayoría a vivir en la pobreza, por lo que la posibilidad de que ellos también obliguen a sus hijos a trabajar es grande. 
Para Luciana Campos de “Acción por los Niños” aquí hay una cuestión jurídica y social. “Esta tarea le corresponde al Ministerio de Trabajo, ya que los niños que empiezan a trabajar son de una condición precaria, por lo que su aporte no equivale al de un adulto o joven capacitado”, señala la doctora.
Por su parte Ramos considera que es obligación del Estado apoyar a las familias ya sea a través de programas o consensos de los organismos responsables para poder encontrar soluciones que eviten tener a los niños trabajando, cuando por su corta edad deberían estar preparándose para el futuro y así poder ser competentes.
Mientras las autoridades no tomen medidas radicales para cambiar esta realidad, historias como la de Pedrito y Silvia se seguirán repitiendo cada vez más por todo el país.
SABÍA
Según el INEI los departamentos con mayor proporción de población ocupada de 6 a 17 años son: Puno, Cusco, Huánuco, Piura, Cajamarca, Lima y Junín. 
En el área urbana de cada 10 niños y adolescentes 2 de ellos trabajan; mientras que en el área rural esta relación es cuatro veces mayor, es decir de cada 10 niños y adolescentes 8 de ellos trabajan.
La Ley 27337 del Código del Niño y del Adolescente, artículo 51, dice que la edad mínima de trabajo es de 12 años y la máxima de 15.

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