Palabra del Obispo Macedo
Nosotros hemos observado infelizmente que muchas personas que se dicen cristianas están apostatando por la fe. En la época del apóstol Pablo había dos hombres que abandonaron la fe. “Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos.” (2 Timoteo 2-17:18). Ellos llevaron a otras personas a renunciar a la fe. Usted puede observar que el espíritu inmundo no solo corrompe, sino también lleva a sus siervos a corromper a otros. En estos últimos tiempos hemos visto un abandono generalizado, es decir, una degeneración de la fe. Israel fue consagrado al Señor, eran las primicias de Dios y muchos que antes eran consagrados ya no son primicias porque abandonaron toda creencia. Los diezmos significan ofrendas de nuestro trabajo en consagración al Señor, considerándolo a Él en primer lugar en nuestras vidas. Si usted usara el 10% en cualquier cosa y entregase para Dios el 90% Él no aceptaría, aún así usted sería considerado como ladrón, tiene que ser 10%, ahí está la demostración que Dios es el primero en su vida. Los diezmos representa la fidelidad, que es una cosa muy difícil hoy en día, observe que muchas muertes, desastres, injusticias, asesinatos, ocurren por falta de fidelidad. Cuando hay infidelidad en el matrimonio es porque hay un espíritu que corrompe, que destruye la relación conyugal. La rebeldía de Israel llevó a Dios a levantar a Malaquías para tocar la trompeta para despertar al pueblo. En las profecías de Malaquías confirma la corrupción de la moral y espiritualidad del pueblo, y también de la corrupción de los sacerdotes. Dios ve la herida principal de la nación de Israel y habla especialmente con la tribu de Leví que fuera escogida para servirlo, para mostrar que estaban ofreciendo el animal defectuoso, pan inmundo en la mesa del Señor, el cual no lo acepta. Hay dos caminos a seguir: El de la obediencia o de la desobediencia. La obediencia conduce a la vida eterna y la desobediencia con certeza trae sus frutos que son desastrosos como la miseria, hambre, muerte, maldición y todo lo que es podrido en este mundo. Dios desea hacer cosas grandiosas en la vida de su pueblo, pero tiene que sacrificar todo aquello que está impidiendo colocar al Señor Jesús como lo más precioso. “Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.
Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.
Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.
¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.” Mateo 21- 28:31 El malcriado fue el obediente y el bueno fue el desobediente. Si usted cree en Dios y considera que el diezmo y las ofrendas son absurdos, haga una prueba, Jacob probo a Dios y fue bendecido. Haga la prueba y vea lo que va a suceder.
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