jueves, 26 de septiembre de 2013

En Madre de Dios lo único que brilla es el oro


La ausencia del Estado en varias zonas de nuestra amazonia viene haciendo que se pierdan grandes extensiones de bosques por culpa de la minería informal e ilegal. Además que se siga explotando a decenas de niños y adolescentes. 

Quien viaja a Madre de Dios no solo va a poder contemplar las maravillas de la naturaleza, sino también lo que es capaz de hacer el hombre cuando de por medio está su ambición por querer lucrar a toda costa.
Según el Ministerio del Ambiente, en esta Región alrededor de 30,000 hectáreas de bosque han sido deforestadas en los últimos años por acción de la minería ilegal, de los cuales 5,900 pertenecen a concesiones forestales, y 21 mil 599 corresponden a zonas en donde se da otros usos al suelo, diferente al forestal.
Para extraer el oro de esta parte de nuestra amazonia, los mineros ilegales e informales utilizan a cientos de niños y jóvenes a quienes explotan inhumanamente.
De acuerdo a un estudio del Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos (Promsex), en el trabajo de campo se ha podido registrar casos de adolescentes varones entre los 14 y 15 años, pero sobre todo, entre los 16 y 17 años en condiciones de trabajo riesgoso y bajo el sometimiento por deuda y explotación constante. Las labores se realizan en repeticiones de 24 horas continuas, con un descanso relativo de otras 24 horas. La mayor parte del tiempo del trabajo implica tener la mitad del cuerpo sumergida en el agua, manipular mangueras de alta presión y mezclar agua con mercurio. Y las enfermedades reconocidas es amplio (malaria, dengue, uta, tétano, pulmonía, neumonía, infecciones estomacales, además de la contaminación por mercurio, etc.)
Según Promsex, en el caso de la explotación sexual y la trata asociada a la explotación sexual las condiciones son diferentes. Es posible encontrar en la línea de 25 km de carretera paralela al río Tambopata, decenas de puestos de comida, venta de enseres para la minería, gasolina y también bares, donde hay adolescentes entre 14 y 17 años ofreciendo servicios sexuales, además de la atención en los restaurantes. Si bien muchas de estas se han desplazado estacionalmente (3 a 6 meses) para ejercer labores sexuales en la zona, hay un grupo cuyo destino y origen no es preciso y que tiene restricciones de desplazamiento, coacción por deudas y que cumple criterios asociados a la trata de personas. 
El estudio señala asimimo que los precios de los alimentos y los servicios sexuales son altos respecto al resto del país, lo que genera un negocio lucrativo, pero también el control concentrado en una economía, por ejemplo, una familia puede tener una draga de extracción de oro, una casa de cambio de dólares, y también un puesto de comida y prostitución.
Las enfermedades prevalentes según la muestra de adolescentes recogidas en el trabajo del campo son: gonorrea, infecciones vaginales y urinarias, infecciones estomacales, incluso hepatitis. 
Un aspecto relevante del estudio es que se ha podido determinar que los mineros informales e ilegales tienen una red de seguridad que  impiden o hacen muy riesgoso el ingreso a las zonas en que estos operan a diversos funcionarios estatales a través del uso de la violencia y amenazas diversas. Esta situación es común en el caso de los operadores de justicia (fiscalía), de los actores coercitivos (policía), así como de otros actores estatales encargados de ejercer algún orden de tipo administrativo sean estos regionales o nacionales.
Uno de los pocos sectores estatales que tienen el consentimiento para poder ingresar a estas zonas por parte de los mineros no formales y su red de seguridad son los operadores de salud tanto de los establecimientos (oferta de salud fija) así como de los equipos itinerantes  (oferta de salud móvil) -equipos AISPED. Son estos quienes se encuentran más cercanos cuando los mineros, sus trabajadores y las víctimas de trata requieren atención de salud.
¿Cómo combatir este flagelo?
Para lograr la reducción de indicadores de la trata de personas en Madre de Dios, Susana Chávez, presidenta ejecutiva del Promsex, señala que el Estado debe desarrollar estrategias en el campo social así como acciones concretas en la educación y la salud, teniendo en consideración las particularidades de esta Región y el fenómeno de fiebre de oro. En este último campo, aconseja desarrollar una estrategia humanitaria dirigida hacia las víctimas de la trata, asunto que hasta el momento ha estado ausente en las acciones estatales.
“Este problema (trata de personas) ocurre donde el Estado está ausente. No puede entenderse esta realidad si no se tiene claro la problemática”, expresa Chávez. (RV)

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