Todos lo hemos tenido alguna vez pero pocos saben que se trata de una obsesión. Estamos hablando del “phubbing”, un fenómeno que absorbe a las personas a prestarle más atención a los aparatos electrónicos que al mundo que los rodea. Y usted, ¿padece de este mal?
Desde que Elena (22) se compró su smartphone en mayo pasado, ella no deja su celular para nada. Su obsesión por saber quién está conectado en el Facebook o Twitter la lleva inclusive a prestarle más atención a su teléfono inteligente que a las personas que le hablan. En otras palabras, ella está tan absorbida por la tecnología que poco o nada le importa lo que pasa a su alrededor.
Este tipo de conducta es conocido como el “phubbing” (proviene de las palabras inglesa sphone (teléfono) y snubbing (desairar), que consiste en el acto de menospreciar a quien nos acompaña por priorizar al celular u otros aparatos electrónicos.
El “phubbing” se inició hacia el año 2007 con el nacimiento del smartphone (en español teléfono inteligente), que no es otra cosa que una computadora portátil que te permite la conexión a Internet a cualquier hora y en cualquier lugar, generando una obsesión que muchos forman parte sin siquiera saberlo, entonces nos planteamos la siguiente interrogante: ¿qué tan riesgoso es el uso de estos aparatos en el ser humano?
El psiquiatra Martin Nizama considera que el abuso de la tecnología está provocando una patología social profunda, sobre todo a los jóvenes, ya que se crea una dependencia hacia los objetos electrónicos y las redes sociales. “El abuso convierte a la persona en un hongo tecnológico, porque está con el celular o la tablet navegando por la red y es por eso que existe deshumanización en el mundo, ya la vida no vale nada. La era del conocimiento se extinguió, ahora vivimos la era de la dependencia a la tecnología”, advierte.
Para César Mauricio, profesor de multimedia de la Universidad San Martín, esta tendencia social que no distingue edad ni género, y que ha llegado a nosotros para quedarse y no irse jamás, si bien puede ser vista por muchas personas (sobre todo mayores) como algo malo para la mayoría, o sea los jóvenes, es algo normal. “Darle una calificación es bien complicado, lo único cierto es que desde que llegó la tecnología online al mundo, nuestra vida real (tangible) ha cambiado y nada de lo que se haga podrá evitar esto”, indica.
Este nuevo estilo de vida motivó al australiano Alex Haigh (23) a iniciar un movimiento anti-phubbing, lo que le ha valido titulares en diversos diarios del mundo. A través de www.stopphubbing.com y la página de Facebook Stop Phubbing, Alex busca crear conciencia entre los jóvenes de lo desagradable que puede ser su obsesión. Según cifras, el 97% de las personas víctimas de “phubbing” encuentran que su comida tiene peor sabor y el 87% de los jóvenes prefiere el contacto vía texto que cara a cara, lo cual está originando que las relaciones entre los individuos sean cada vez más frágiles.
En EE.UU. muchas plataformas virtuales combaten este descortés hábito. Sus argumentos apuntan al protocolo más básico como sentarse a la mesa. Comparan que el atender un aparato electrónico en lugar de la persona que está hablando, es tan descortés como empezar a comer sin esperar a que todos estén sentados o tomar la comida del otro.
En el Perú, el Ministerio de Transporte y Comunicaciones (MTC), ha lanzado una campaña televisiva llamada: “Cambiemos de actitud”, que busca advertir que no debemos atender el celular al momento de conducir ya que puede originar un accidente de tránsito, lo cual ha titulado como: “Que la tecnología no te distraiga”.
Pero a pesar de lo loable de estas campañas, César Mauricio no les ve futuro, ya que detrás de este fenómenos están poderosos intereses económicos que jamás financiarían movimientos que atenten contra sus negocios. Por ejemplo, desde que llegó el Smartphone en el Perú (2009) esta compañía ha visto crecer sus ventas. Según un estudio de Futuro Labs, de 280 mil unidades importadas en el 2010 se pasó a 754 mil en el 2011, es decir hubo un aumento de 474 mil teléfonos inteligentes en tan solo un año. Entonces, ¿qué soluciones hay?
Nizama recomienda que, si bien esto no es una moda sino un estilo de vida que las personas han adoptado, se debería revalorizar a la familia. “La tecnología no debe ser una necesidad. Se podría combatir estableciendo en el hogar plazos en los que nadie prenda ningún aparato electrónico y fomentar el diálogo, pero que lamentablemente no se hace porque los padres se han acostumbrado a frivolizar a los hijos compensando su ausencia con estos aparatos sin saber que ello genera deshumanización”, sostiene el psiquiatra.
SABÍA:
2.- En nuestro país, el conducir usando un dispositivo móvil se multa con S/. 296 soles.
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