A pesar de haber transcurrido 50 años de la muerte de John F. Kennedy, muchos latinos aún lo recuerdan. Y es que gracia a él, su sucesor, aprobó muchas leyes a favor de los grupos minoritarios (negros e hispanos) de EE.UU.
“Me siento muy feliz de estar hoy aquí, pero para que quede totalmente claro, invito a mi esposa a que diga algo también”. Con estas palabras, John Fitzgerald Kennedy, apenas 15 horas antes de morir, se había convertido en el primer presidente estadounidense en reconocer la importancia del voto hispano.
Sus palabras, recibidas con un fuerte aplauso y gritos de ¡Viva Kennedy!, eran un agradecimiento a la campaña que hicieron a su favor los mexicanos desde Texas hasta California, contribuyendo a su victoria en 1960. Entonces, Kennedy perdió el respaldo de los electores blancos de Texas por 150,000 votos. El 85% de los texanos de origen mexicano, cerca de 200,000, compensaron esa pérdida ayudando a que el candidato demócrata venciera en un Estado clave para llegar a la Casa Blanca.
Kennedy también venció en Nuevo México, California, Arizona e Illinois, pero tardaría tres años en reconocer la influencia de los votantes hispanos y el trabajo de numerosas organizaciones locales que, bajo un mismo lema que escuchó en la última noche de su vida, ¡Viva Kennedy!, recabaron votos para su campaña.
La mayoría de las acciones pertenecían a la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (Lulac), que apenas un mes antes de la visita de Kennedy ni siquiera se atrevía a soñar con su presencia en aquella ceremonia. Pero allí estuvo el presidente, qiuen, rodeado de mariachis, ofreció un breve discurso en el que habló de América Latina como un aliado para la paz y la prosperidad del hemisferio.
Los historiadores han bautizado aquella aparición como la primera ocasión en que un presidente de EE.UU. celebra el poder y la influencia del voto hispano en las elecciones. Desde 1960 hasta 2012, el grupo de población -y de votantes- de mayor crecimiento demográfico de las últimas décadas ha demostrado que su palabra puede decidir quién es el próximo inquilino de la Casa Blanca.
El respaldo hispano a Kennedy, un candidato demócrata de Massachusetts, superó uno de los mayores obstáculos de la época que fue el voto de las minorías raciales. Cuando muchos establecimientos públicos todavía colgaban carteles que prohibían el paso a negros y mexicanos, cuando éstos aún debían pagar la llamada “tasa electoral” (poll tax) para votar, los bautizados como clubes ‘Viva Kennedy’ desafiaron las normas registrando a votantes en el Sur del país.
El presidente demócrata sería precisamente el responsable de allanar el camino para las históricas leyes de derechos civiles (1964) y de derecho a voto a los grupos minoritarios (1965), que acabaría aprobando su sucesor. Desde 1960, el voto de los hispanos se ha multiplicado hasta los 12,5 millones que se estima participaron en las últimas elecciones. Muchos han identificado la primera victoria de Obama, en el 2008, como la primera muestra del poder hispano. Pero puede que Kennedy, casi medio siglo antes, supiera que su influencia solo acababa de empezar. (El País).
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