Hoy muchas personas están pendientes del celular, no tanto porque esperan una llamada sino por la manía de saber quién está en las redes sociales.
Desde que Elena (22) se compró su Smartphone en mayo pasado, ella no deja su celular para nada. Su obsesión por saber quien está en Facebook o Twitter la lleva, aun cuando está comiendo, a estar pendiente de su celular.
Si bien la tecnología no tiene porque perjudicarte, tampoco es que le debas dedicar todo tu tiempo descuidando otros quehaceres. Por eso te alcanzamos algunas reglas para que los celulares no te roben experiencias.
1.- Converse ahora, mande textos después. Tuitee después. O mande un email. La lista continúa.
2.- Tómese un día libre sin teléfono. Cada dispositivo tiene un botón para apagarlo. Sin embargo, somos peculiarmente renuentes a utilizarlo.
Una vez decidimos mantener nuestro celular encendido y metido cómodamente en el bolsillo, caemos en lo automático. Los hábitos son las acciones que se nos ha metido debajo de la piel y llegan a ser parte de nosotros. Por lo tanto, rompa la rutina y haga que sus hábitos vuelvan a ser más visibles. Quizás la mejor manera es dejar el teléfono en la mesa de noche todo el día, o póngalo en “modo avión” y disfrute de unas horas felices desconectado.
3.- Evite ser un “buscatodo”. En otras palabras, renuncie a los mapas, buscadores y los sitios web de recomendaciones de tanto y tanto, y entréguese a la casualidad, a lo inesperado.
4.- Pruebe antes de cargar. Antes de compartir una imagen en Instagram, asegúrese de hacer una pausa, degustar, respirar el aire profundamente, fijar el presente tan plenamente como se lo permita su presencia física, y solo entonces, cargue la representación en dos dimensiones que más le guste de esa experiencia.
5.- Deje dormir al celular. Con la cabeza sobre la almohada, es tentador para mirar el teléfono por última vez. Sin embargo, prepararse para que su sueño sea interrumpido. ¿Por qué? Las pantallas de los dispositivos electrónicos emiten luz azul, que su cerebro asocia con la luz del día. La exposición hace estragos con el reloj de su cuerpo, mientras que la estimulación –“solo un vínculo, tuit, email o texto más”- hace lo mismo con su ya sobrecargada capacidad de atención. Por eso apague su celular, su cuerpo se lo agradecerá. (Agencia)
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