Si bien en el
campo militar dimos un duro golpe, queda pendiente aún el tema ideológico. El
Universal entrevistó a dos expertos en temas subversivos quienes nos dieron sus
puntos vista sobre los siguientes pasos que las autoridades deben tomar.
A
pesar que desde el 2012 se sabía que el Movimiento por Amnistía y Derechos
Fundamentales (Movadef) era el brazo político de Sendero Luminoso, tuvieron que
pasar más de dos años para que la Policía decidiera darle un certero golpe la
noche del último miércoles, al detener a 28 de sus miembros, entre ellos a sus
fundadores Alfredo Crespo y Manuel Fajardo.
Mas,
por qué la Policía demoró tanto para tomar acciones contra al Movadef. Según el
ministro del Interior, Walter Albán, porque no se contaba con una prueba contundente
que vinculara a este movimiento con Sendero Luminoso.
Sin
embargo, agregó, ese nexo recién se pudo hallar tras la detención de Eleuterio
Flores Hala, camarada ‘Artemio’, en noviembre del 2012, a las que sumaron luego
testimonios de los colaboradores eficaces e intercepciones telefónicas.
Si
bien las razones por el cual fueron detenidas estas 28 personas pueden ser
discutibles, lo cierto está que aún en el país existen individuos que piensan
que los problemas que aquejan a una sociedad se resuelven con violencia. Por
tanto, de comprobarse los delitos que se les imputan a estos dirigentes, el
Estado mal haría en sentirse ganador.
En
la década los 90, tras la captura de la mayor parte de la cúpula de Sendero
Luminoso, el Estado por creerse victorioso desactivó muchas cosas que
permitieron a la Policía como a las FF.AA. darles un duro golpe a los
subversivos en esa época.
Por
pensar así, el Alto Huallaga y el Vraem aún sufren las secuelas del terrorismo,
hoy más peligroso tras su alianza con el narcotráfico. Asimismo derivó en la
aparición del Movadef.
¿Qué falta hacer?
A
pesar de algunos contratiempos, las fuerzas del orden están haciendo su
trabajo, pero lo mismo no podríamos decir de los políticos, quienes en el campo
ideológico han permitido-por desidia- que grupos como el Movadef se infiltren
en las diversas instancias de la sociedad, inclusive dentro de las comunidades
peruanas en el extranjero.
Según
el general (r) PNP Héctor Jhon Caro, lo que debemos hacer es volver-como
estado-a tener presencia en las universidades donde se ha visto que este grupo
tiene mucha presencia, entre otras razones, por culpa de algunas malas
autoridades de esas casas de estudio quienes en vez de defender la democracia
prefirieron aliarse con ese movimiento con el obtener el apoyo del tercio
estudiantil, y así continuar en el poder.
Para
el exjefe de la Dirección contra el Terrorismo (Dircote), se requiere, a través
del Ministerio de Educación y la Asamblea Nacional de Rectores, hacer conocer a
los jóvenes mediante cursos lo pernicioso que fue Sendero Luminoso para el
país, que según la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) enlutó a casi
70 mil familias.
Por
su parte, el exjefe del GEIN (Grupo
Especial de Inteligencia), general (r) PNP Marco Miyashiro, considera que a parte
de esas instituciones también deben involucrarse a los demás órganos de Gobierno
así como a la sociedad, toda vez que el terrorismo constituye una amenaza a la
seguridad del país.
“No
podemos dejar en manos de una o dos instituciones tremenda responsabilidad,
cuando sabemos que muchas veces por falta de recursos no terminan haciendo bien
su trabajo. La muestra lo tenemos en el olvido y el desconocimiento que muchos
jóvenes tienen de lo que aconteció durante la década de los 80 y 90 en el
Perú”, refiere el oficial.
Miyashiro
dice además que es necesario también estar presente en los sindicatos de
trabajadores, en las organizaciones campesinas, en las asociaciones de barrio,
en los movimientos políticos, y en todo lugar donde el Movadef pueda estar
sembrando sus ideas políticas.
“A
esa gente no le podemos dar ni un centímetro”, dice Miyashiro quien agrega que
se hace indispensable aclarar además que lo que se vivió durante los años del
terrorismo no fue una guerra civil como equivocadamente algunos periodistas,
políticos y hasta estudiosos afirman; cuando lo que realmente aconteció fue un
genocidio perpetrado por un grupo de delincuentes que quiso imponer su
ideología a sangre y fuego, y para ello no le importó secuestrar, torturar y
matar a inocentes personas.
“La
Policía ya hizo su trabajo, ahora le compete al Ministerio Público y el Poder
Judicial hacer lo suyo”, sostiene Miyashiro.
De
acuerdo con el oficial, no podemos ni debemos olvidar nuestra historia, porque
un país que olvida tiende a repetir sus mismos errores.
De
acuerdo con la CVR, el terrorismo dejó pérdidas económicas al país de más de 15
mil millones de dólares. (Redacción)
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