El analista César Antezana reflexiona sobre
los últimos acontecimientos de espionaje contra personajes incómodos para el
gobierno, contándonos su propia experiencia con los agentes de la DINI.
Una práctica que creíamos
que no volvería a ocurrir luego del fujimorismo, ha vuelto a suceder en la
Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), ante Sistema de Inteligencia Nacional
(SIN). Nos estamos refiriendo al chuponeo de empresarios, políticos, periodistas,
personajes populares, etc.
En medio del escándalo que
la divulgación de la lista provocó, el miércoles 18 de marzo, me enteré que
estaba en la lista de la DINI. Es así como, también, me enteré que los agentes
de la DINI habían ‘chequeado’ mi única propiedad familiar: un pequeño
departamento, en el distrito de Breña, donde actualmente radico y laboro. Eso
es lo único que me llamó la atención.
¿Por qué? Porque estar en
lista de la DINI es una raya más al tigre. No es la primera vez que soy víctima
de seguimiento y chuponeo de agentes de inteligencia: desde hace más de diez
años, soy un objetivo de inteligencia. Y, en dos ocasiones, he sido víctima de
“robo” de archivos digitalizados y documentarios.
El "robo" de mi
PCU y monitor sin marca
En efecto, la primera vez
que me di cuenta que era seguido por agentes de inteligencia, fue un día de
fines del mes de agosto de 2004, poco antes de la muerte de mi madre: llegué a
la habitación donde vivía y me enteré que dos personas, y otra en un Tico
amarillo, robaron mi computadora 486, de tercera mano. Se llevaron el CPU y el
monitor de 17 pulgadas. ¿Qué había en mi PCU? Tenía valiosa información de
investigación sobre narcotráfico.
Dolió perder tanta
información. Inmediatamente, esgrimí la hipótesis de quienes “robaron” mi PCU y
monitor podrían ser agentes de inteligencia. ¿Era normal que tres
"asaltantes", que habían alquilado la habitación por 100 soles y que
compraron pintura para volver a pintar el cuarto, “roben" un PCU y el
monitor de una computadora de tercera mano y con piezas de diferentes marcas?
De ninguna manera.
Veamos los costos humanos
para “robar” de mi computadora: dos hombres para sacar el monitor de 17
pulgadas y el PCU y, un tercero en el Tico para salir del lugar, para robar una
computadora sin marca que, exagerando, solo lo podrían vender en 200 soles en
el mercado informal. Había una desproporción entre lo que gastaron y el valor
real de la computadora.
Tres años después: 2007, el
robo de mis archivos documentarios
La orden para “robar” mis
archivos no ceso. Así fue: el mes de setiembre de 2007, cuando estaba en plena
mudanza a un mini-departamento en Santa Anita y había viajado a Quillabamba,
capital de la provincia de La Convención, Cusco, agentes de inteligencia se
llevaron más del 50% de mis archivos que los había dejado ordenado para
trasladarlo a donde iba a vivir. Fue un duro golpe encontrar que mis archivos,
todos de mi interés personal, se habían reducido a casi nada.
No fue como yo pensaba:
para los agentes de inteligencia eran de mucho interés la documentación que,
con mucho esfuerzo, había ido adquiriendo en el transcurso de mis
investigaciones. Al parecer mis archivos, revestían mucha importancia
para los jefes de los agentes de inteligencia. Por eso, me “robaron” dos veces
mis archivos.
Fue la DINI. La
‘montenización’ sin Montesinos del gobierno
Así, muchos años antes que
se conozca la lista de las personas que la DINI ha seguido, ya había sido
objeto de robo de archivos, información, chuponeo, seguimiento de agentes de
inteligencia. La diferencia es que, ahora, sabemos que fue la DINI o el ex SIN.
¿Como se explica el seguimiento de empresarios, periodistas, políticos, etc.?
¿Es lícito y labor de la DINI robar archivos, seguir y chuponear a periodistas,
políticos, empresarios, etc.?
¿Sabía el presidente
Ollanta Humala, quien despachaba a diario con el jefe de la DINI y nombrado
personalmente por el mismo, de todo esto? ¿Es nueva esta práctica desde el
poder? En concreto, no es licito, ni es lo que debe hacer la DINI o el ex SIN.
Y, por lo señalado, Ollanta Humala sabía. En suma, es indignante como se
vuelve a un pasado que creíamos superado. Un asco.
¿Cómo se explica lo que ha
pasado? Desde mi perspectiva de análisis, lo que ha pasado es que la pareja
presidencial impulsó un proceso de ‘montesinización’ en la DINI, de igual forma
que Montesinos lo hizo "magistralmente" en el ex SIN.
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