Aparece
a temprana edad. No tiene cura, y en sus etapas más avanzadas, se caracteriza
por la aparición de granos rojos y con pus.
A los 17 años, Paulina Flores comenzó a
sufrir de enrojecimiento en la cara, principalmente en la nariz, mejilla y
mentón.
Como la mayoría de las jovencitas de su
edad, ella no le prestó atención. Tuvieron que pasar varios años, para recién preocuparse.
Todo se inició cuando percibió que en las
zonas donde su rostro se enrojecía habían aparecido algunos granitos. En un
primer momento pensó que se trataría de espinillas, por ello comenzó a usar
cremas contra el acné; sin embargo, al ver que no estaba consiguiendo ningún
resultado, recién optó por ir a un dermatólogo. Fue ahí donde Paulina se enteró
que el mal que le aquejaba se llamaba rosácea.
Según el doctor Freddy Soto, de la Clínica
La Luz, la rosácea es
una enfermedad inflamatoria crónica con periodos de mejoría y empeoramiento, de
causa desconocida, que afecta a la piel y a veces a los ojos. Habitualmente se
localiza en la cara y raramente en otras zonas como el tronco o el cuello.
La rosácea inicialmente se manifiesta como
un enrojecimiento transitorio que más tarde se hace persistente con la
aparición de dilataciones vasculares y a veces con granos rojos y con pus
parecidos a lo que se observa en el acné juvenil. De ahí, que muchas personas lo
confundan con esta enfermedad, como le pasó a Paulina.
El dermatólogo Soto asegura que la rosácea
afecta a millones de personas en todo el mundo, siendo más común en las mujeres
que en los hombres, aunque a veces estos presentan formas más severas.
De acuerdo con el Ministerio de Salud (Minsa),
la mayor incidencia de este mal ocurre entre los 30 y 60 años, y es más
frecuente en personas de piel clara.
La rosácea no solo afecta la salud física
de las personas, también afecta la psiquis de quienes la padecen. Según el
doctor Freddy Soto, la mayoría de las personas que sufren esta enfermedad se
deprimen y tienen la autoestima baja, razón por el cual les cuesta socializarse
con los demás.
No
hay cura
Durante los años que Paulina vivió con la
rosácea, ella recuerda que muchas veces no quería salir de su casa porque la
gente se la quedaba mirando. Ello la entristeció y peor cuando el médico le
dijo que no había cura para su enfermedad.
De acuerdo con el médico dermatólogo José Aparcana,
no existen tratamientos curativos para este mal, sin embargo puede ser tratado
y controlado.
Agrega
que los síntomas y signos de rosácea varían mucho de unos pacientes a otros y
el tratamiento se indica para cada caso en particular, ya que cada persona
responde de forma diferente, y un tratamiento eficaz en un paciente puede no
serlo en otro.
Según
el doctor Freddy Soto, los tratamientos son eficaces para las pápulas y las
pústulas, mientras que el enrojecimiento de la piel es más difícil de eliminar.
Entre los tratamientos habituales están los antibióticos orales o tópicos. En
los casos más severos, pueden necesitarse Retinoides orales.
Sea
cual fuera el caso, agrega el galeno, el tratamiento es prolongado, y puede
requerir modificaciones según la evolución. “A veces se emplea cirugía o láser
para corregir el rinofima (engrosamiento de la piel de la nariz) o las
telangiectasias (arañas vasculares)”, sostiene.
Cuando
a Paulina le dijeron que probablemente tendría que operarse, ella comenzó hacer
las cadenas de sanidad en la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo, donde
logró curarse. (Redacción)
FACTORES
DESENCADENANTES
1.-
El sol
2.-
Bebidas alcohólicas
3.-
Estrés
4.-
Ají y condimentos
5.-
Bebidas calientes
6.-
Calefacción
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