La lucha para conseguir el derecho a sufragar no fue fácil. Tuvieron que pasar años, para que las mujeres pudieran ir a las ánforas.
El 17 de junio de 1956 se ejerció por primera vez en las elecciones generales peruanas el voto femenino. Desde ese entonces, la presencia de las mujeres en el padrón electoral ha ido aumentando, de manera que en las Elecciones Generales 2016 constituyó el 50,38% del número total de electores hábiles; es decir, 11’537,364.
Asimismo, el 80% de las organizaciones políticas inscritas en este proceso electoral incluyeron mujeres en sus fórmulas presidenciales, siendo dos de ellas candidatas a la Presidencia de la República y seis a las vicepresidencias.
Por otro lado, el total de candidatas al Congreso de la República inscritas fue de 494. La región que registró mayor crecimiento en el porcentaje de candidaturas femeninas fue San Martín, incrementándose en un 13.33% respecto de 2006.
Finalmente, fueron electas 36 congresistas para el período 2016-2021 representando el 27.69% del Parlamento; de ellas, nueve ejercen actualmente el cargo de Congresistas de la República
Alcanzar estos logros no fueron fáciles. La cultura machista de nuestra sociedad, por décadas postergó el derecho de las mujeres a ejercer su voto, no solo para elegir sino también para ser elegida.
El Jurado Nacional de Elecciones considera que ha habido avances en relación a la participación de la mujer que deben seguir fortaleciéndose, tarea en la que este organismo electoral tiene decidida participación.
De igual modo, viene trabajando en apoyo a la propuesta sobre la eliminación del acoso político que sufren, que impide el ejercicio del principio fundamental de igualdad que existe en un estado democrático. (Redacción)
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