Muchas se adentran en una carrera suicida por alcanzar la figura perfecta, impulsadas por la televisión o algún problema psicológico.
La obsesión por ser cada vez más belleza, ha
llevado a decenas de mujeres a someterse a cirugías. El caso más reciente es de
la joven inglesa Chloe Munning, quien a los 24 años de edad ya ha gastado casi
30 mil dólares en busca de mejorar su apariencia.
La cintura fina, los labios gruesos y la
nariz pequeña han sido algunos de los deseos que, después de procedimientos
quirúrgicos, pudo realizar. Para mantener su cuerpo al día, la joven continúa
realizándose cirugías plásticas, porque confiesa que aún se siente insegura por
su apariencia.
En el Perú un caso parecido lo vivió el año
pasado la guapa actriz Angie Jibaja.
Al igual Chloe, Jibaja tampoco se sentía feliz
con su cuerpo, así que decidió darse un retoque, empezando por sus glúteos. Lo
que no imaginó, es que le inyectarían lubricante para turbina de avión.
Como
consecuencia de esa substancia, Angie ha sufrido espantosas cicatrices que le
han alejado del mundo del modelaje.
Para la doctora Jaqueline Cruz Vargas,
miembro de la Sociedad Peruana de Cirugía Plástica, una vez que el aceite de
avión entra al cuerpo no tiene forma de eliminarse totalmente. “Lo máximo que
se puede hacer es retirar pedazos de músculo y piel muerta o con pus, además de
aplicarse antibióticos constantemente”.
¿Qué lleva a una mujer a procurar el cuerpo
perfecto? Según un estudio de la University College of London, las jóvenes que
se someten a arriesgados y dolorosos procedimientos estéticos, son aquellas que
sufren de baja autoestima, tienen poca satisfacción con su vida y están
expuestas constantemente a los estereotipos de los medios de comunicación.
El doctor Freddy Vásquez, psiquiatra del
Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado –Hideyo Noguchi, sostiene
que muchas veces detrás de las cirugías estéticas se esconden complejos y
trastornos psicológicos que deben ser descubiertos y tratados.
Uno de ellos, explica, es la
dismorfofobia que es una creencia obsesiva o una preocupación personal
exagerada por poseer un defecto en el aspecto físico y que es prácticamente
imperceptible para otra gente. Precisamente eso le tocó vivir a Chloe, quien luego
de haber sido objeto de burlas por su contextura a los 15 años, comenzó a
obsesionarse por su cuerpo. (C.M.)
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