Esta enfermedad
que afecta a niños, jóvenes y adultos no puede prevenirse, por eso los médicos
recomiendan llevar una vida sana.
Cuando
hablamos de leucemia, generalmente asociamos esta enfermedad con los niños, debido
a que ellos son más proclives a sufrir de esta dolencia al producir más células
madres en la médula ósea; sin embargo, también afecta a los adultos.
En
los adultos, la leucemia mieloide y la linfoide aguda son las más frecuentes, y
se diferencian de las leucemias crónicas, porque evolucionan rápidamente, por
lo que el paciente puede morir en días. Por esta razón, los enfermos con estos
tipos de leucemia requieren de atención inmediata.
La
leucemia es una enfermedad de la
sangre por la cual la
médula ósea produce glóbulos blancos anormales, denominadas células
blásticas leucémicas, que se
dividen reproduciéndose a sí mismas, lo que genera una proliferación
de células alteradas que no mueren cuando envejecen o se dañan, por lo que se
acumulan y van desplazando a las células normales. Esta disminución de
células sanas puede ocasionar dificultades en el transporte del oxígeno a los
tejidos, en la curación de las infecciones o en el control de las
hemorragias.
Por
tratarse de una proliferación de células inmaduras y anormales en la
sangre, la leucemia se considera un “cáncer de la
sangre”.
El
hematólogo José Luis Álvarez sostiene que entre los síntomas más frecuentes de
esta enfermedad tenemos cansancio, palidez, pérdida del apetito, sudores
nocturnos, dolor en los huesos y articulaciones y moretones.
Bertha
Cano recuerda que sufrió durante 13 años varios de estos síntomas, a pesar de
las medicinas que el médico del hospital Almenara le recetó cuando le detectó
leucemia. Para ese entonces, ella tenía 30 años.
Sobre
la causa de esta enfermedad, el doctor Álvarez sostiene que se desconoce,
aunque admite que podrían deberse a antecedentes familiares y riesgos genéticos
(factores ambientales y forma de vida).
Diagnóstico y
tratamiento
Según
el especialista, antes de empezar el tratamiento se debe realizar una biopsia
en el hueso de la cadera, para así saber lo que está aconteciendo dentro de la
médula ósea.
En
algunos tipos de leucemia, como la linfoide aguda, se requerirán otros
estudios, como la realización de un análisis de sangre, estudio por imagen,
etc.
Luego
de haberse determinado el tipo de leucemia, se procederá a la quimioterapia,
que se dividirá en dos fases: inducción y consolidación.
Pese
a la enfermedad que le aquejaba, Bertha nunca dejó de trabajar, sobre todo
porque debía sustentar su tratamiento, que consistía en tomar varias pastillas
y aplicarse inyecciones. Por esas medicinas, gastaba 150 soles diarios.
La
señora Bertha al ver que no se curaba pese al tratamiento, regresó al médico,
quien luego de evaluarla le dijo que la leucemia había avanzado, y que solo
tenía algunos días de vida.
Asustada
por la noticia, Bertha, quien ya conocía la Comunidad Cristiana del Espíritu
Santo, decidió hacer sus cadenas de oración, para curarse a través de la fe.
A
los 43 años, en una campaña de donación de sangre organizada por la iglesia en
el hospital Dos de Mayo, Bertha acudió al médico para saber si podía donar pese
a su enfermedad. Luego de un rápido análisis, le dijeron que estaba sana, y que
no había ningún problema.
El
75% de los casos de pacientes adultos con leucemia se curan; sin embargo,
cuando la leucemia está avanzada, solo un milagro para escapar de la muerte. (Redacción)
PREVENCIÓN
No
se conoce ninguna forma para prevenir la leucemia. Los expertos aconsejan
llevar una vida saludable, recomendación básica para cualquier tipo de
enfermedad oncológica.
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