Mientras el gobierno de Sebastián Piñera se resiste a ceder a las presiones estudiantes, ya hay quienes están viendo detrás de estas manifestaciones otras razones de fondo. Según los analistas, el actual modelo político existente en Chile no permite que movimientos sociales pequeños tengan cabida dentro del padrón electoral. Esa situación ha llevado a que muchos sectores de la sociedad no se sientan representados
Los jóvenes, que cuentan con el respaldo de los docentes y de gran parte de la sociedad, han rechazado ya tres propuestas realizadas por el gobierno de Sebastián Piñera.
A pesar de que las marchas apuntan a lograr una reforma educativa, cada vez son más los analistas que ven un problema de fondo detrás de estas manifestaciones.
La razón de creer en esta hipótesis radica en que durante las dos décadas que está vigente el sistema educativo, por qué recién ahora genera rechazo este modelo.
Para muchos observadores, la respuesta está en el hartazgo que sienten los más jóvenes por no sentirse representados por quienes dirigen el país.
Las cifras avalan este descontento: en la última encuesta del prestigioso Centro de Estudios Públicos (CEP), Piñera logró apenas un 26% de adhesiones, la aprobación más baja de un mandatario desde el regreso a la democracia, en 1990.
Pero el Poder Ejecutivo no es el único impopular: la Concertación, la coalición que gobernó entre 1990 y la llegada de Piñera en 2010, y que ahora es la principal fuerza de oposición en el Parlamento, sacó menos puntos que el presidente: 17%.
Crisis de representatividad
Mario Garcés Durán, director de la organización no gubernamental chilena ECO Educación y Comunicaciones, dijo a BBC Mundo que la crisis de legitimidad del sistema político generó un crecimiento de los movimiento sociales.
El analista y muchos otros expertos trazan los orígenes del problema al llamado “sistema político binominal” que rige en Chile desde 1980, y que limita el acceso de los partidos chicos al Congreso.
“Para tener representación parlamentaria estos partidos tienen que ser parte de una alianza, ya sea de centroizquierda (Concertación) o de centroderecha (la gobernante Coalición para el Cambio)”, explicó Garcés Durán.
El malestar ciudadano con este sistema, que “impide que se expresen las minorías”, explica el éxito que tuvo en las últimas elecciones el candidato independiente Marco Enríquez-Ominami, que obtuvo el 20% de los votos en la primera vuelta.
Para el experto en educación Raúl Irrazábal, del Centro de Estudios Sociales CIDPA, la desconfianza en las dos coaliciones gobernantes y en el sistema político también se explica porque cerca del 50% de las personas que están en edad de votar –en particular los más jóvenes- no están inscritos en los registros electorales.
“Hay un padrón electoral muy chico, que es el que le otorga legitimidad a este sistema político”, sostiene.
Acción directa del pueblo
La falta de confianza en los dirigentes llevó a muchos estudiantes a exigir que la reforma educativa sea votada directamente a través de un plebiscito vinculante.
Cristian Olivares Gatica, que estudia en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE) y forma parte del movimiento de estudiantes autogestionados, dijo a BBC Mundo que solo el pueblo puede resolver la crisis educativa.
“La clase política no va a resolver nada. Nadie nos representa”, refiere.
Olivares Gatica desmereció la convocatoria de las autoridades a una mesa de diálogo, afirmando que las charlas entabladas en 2006 con el gobierno de Michelle Bachelet, tras las revueltas estudiantiles conocidas como “la revolución de los pingüinos”, lograron pocos avances.
Laura Ortiz, de 16 años, vocera de la Asamblea de Estudiantes Secundarios (ASES), también remarcó a este medio la confianza “casi nula” que tienen los alumnos de liceos en los políticos.
No obstante, Ortiz admitió que los más chicos “no tienen otra opción” más que seguir presionando al Poder Ejecutivo para que encuentre una solución, en vista de que, por ser menores de edad, no podrían participar de un plebiscito.
No está contemplado
Los analistas advierten que convocar a una consulta popular no sería fácil: la actual Constitución chilena no contempla la posibilidad de un plebiscito vinculante, por lo que habría que modificar la Carta Magna para lograrlo.
A pesar de ello, algunos políticos como el expresidente Ricardo Largos (2000-2006) respaldaron el reclamo de los universitarios.
“El actual sistema político está haciendo crisis”, advirtió recientemente, llamando a que se realicen los cambios institucionales necesarios para convocar a un plebiscito.
En cambio, los partidos que conforman la Coalición para el Cambio descartaron esta vía, prefiriendo otras alternativas para buscar una solución al reclamo estudiantil.
SEPA:
La dirigente que viene liderando la protesta estudiantil se llama Camila Vallejo. Egresada de la facultad de geografía pertenece al Partido Comunista de su país. Desde el 2010 es presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH). Ella adquirió notoriedad pública al transformarse en una de las voceras y líderes del movimiento universitario surgido en mayo de 2011, junto con su equivalente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile Giorgio Jackson y Camilo Ballesteros de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago.
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