Ciudades costeras y
especies en peligro ante la elevación de la temperatura y el nivel del mar. La
suerte del mundo, depende de los líderes que están reunidos en Francia.
Desde la llegada de la revolución industrial
en el siglo XVIII, el planeta viene siendo destruido lentamente por el hombre.
Producto del calentamiento global, varias
especies desaparecieron. Así tenemos, el oso grizzle mexicano, el león marino
japonés, la rana incubadora gástrica, el sapo dorado, el tigre de Java, la
cabra de los pirineos, entre otros.
Para evitar la desaparición de otras especies
de fauna y flora, así como el hábitat del hombre, en Paris, Francia, se viene
desarrollando la Cop21, que es la reunión de los 166 países para encontrar
fórmulas que permitan luchar contra el cambio climático que amenaza al mundo.
A pesar de los diversos temas que se vienen
abordando desde el 30 de noviembre pasado, y que va hasta el 11 de este mes, la
bióloga francesa Françoise Gaill asegura que los
océanos son los grandes ausentes de esta cumbre mundial.
El calentamiento atmosférico, recuerda Gaill
a propósito del inicio de la COP21,
repercute de forma mecánica en los mares, que se “dilatan” y elevan el nivel
del agua, especialmente al acelerarse la fusión de los glaciares.
El escenario más optimista en caso de
inacción deja esa elevación del nivel del mar en 25 centímetros de aquí a
finales de siglo, cantidad suficiente, avanza, para provocar desplazamiento de
poblaciones y cuestionar las infraestructuras actualmente en marcha para
contrarrestar esas subidas.
En las hipótesis más pesimistas contemplan la
posibilidad de que el crecimiento alcance los 80 centímetros.
Pasado ese umbral, un grado de más, según la
bióloga, bastaría para provocar el blanqueamiento de los corales, amenazar la
supervivencia de los arrecifes y poner en peligro la subsistencia de 500
millones de personas.
Aunque el impacto real del cambio climático
sobre los océanos sigue siendo en gran parte desconocido, un alza de las
emisiones de dióxido de carbono (CO2) implicaría además una acidificación que
desafía el ecosistema marino.
“Si no hacemos nada, corremos el riesgo de empotrarnos contra el
muro”, indica Gaill, quien es coordinadora del
consejo científico de la Plataforma Océano y Clima, y presidenta del consejo
estratégico y científico de la Flota oceanográfica francesa.
En el Perú, un cambio de la temperatura de
los mares llevaría a la desaparición de especies como la anchoveta, y con ello,
a la extinción de varias aves marinas, como el pelicano. Un escenario de esta
naturaleza provocaría una pérdida económica a la industria pesquera.
El acuerdo de París, que entraría en vigencia
en el 2020, sustituirá a la segunda fase del Protocolo de Kioto, aunque a
diferencia de este, que solo incluía a un grupo de países industrializados que
representan el 11% de las emisiones, supone responsabilidades para todos y
cubriría casi el 100% de las emisiones de los gases. (Redacción)
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