jueves, 28 de junio de 2012

Lugo: El fin de un presidente


Llegó al gobierno hace más de cuatro años. Como muchos presidentes no tuvo el apoyo del Congreso para sacar adelante una serie de reformas. Hoy, sus enemigos  festejan su caída.

Fernando Lugo ha tenido una presidencia amarga: el exobispo que puso fin a 61 años de Gobierno ‘colorado’ en Paraguay padeció y combatió al cáncer, se vio envuelto en sucesivos escándalos de paternidad y ha sido destituido tras ser considerado “culpable” de mal desempeño.
Solo cuatro senadores han apoyado a Lugo, que con 39 votos en contra ha perdido un “juicio político” promovido en la víspera por la Cámara de Diputados, y desarrollado en un Senado constituido como tribunal. Otros mandatarios paraguayos pasaron antes por este proceso constitucional, pero ha sido Lugo el primero formalmente destituido. Raúl Cubas Grau prefirió dimitir, en 1999, durante el conocido como “marzo paraguayo”.
El liberal Federico Franco, que hasta el 22 de Junio ejercía el cargo de vicepresidente, hoy es el nuevo presidente de ese país. 
Una hora después de conocerse la decisión del Senado, Lugo dio un discurso desde el palacio presidencial en el que dijo “que hoy no es Fernando Lugo el que recibe un golpe, es la historia paraguaya, y la democracia que ha sido herida profundamente”.
Más allá de que si el Senado actuó desapasionadamente o hubieron intereses de por medio para sacar a Lugo, lo cierto es que el expresidente cuando llegó al gobierno lo hizo debilitado ya que no tuvo una mayoría parlamentaria, por lo que se vio en la necesidad de hacer alianzas.
Su principal socio, el Partido Liberal del vicepresidente Federico Franco, con el que existen grandes diferencias ideológicas, se distanció pronto del presidente.
Desde el principio, a Lugo se le vinculó con el discurso izquierdista de otros gobiernos latinoamericanos como Venezuela, Ecuador o Bolivia, según le explica Alcibiades González, columnista del diario ABC Color, a BBC Mundo.
Los grandes productores y terratenientes temían una redistribución de tierras, una promesa electoral de Lugo, pero con su escaso apoyo parlamentario tenía poca capacidad para emprender una reforma de ese calado, según González.
El analista agrega que aunque Lugo tuvo un discurso cercano a los pobres, no consiguió poner políticas que realmente les favorecieran y redistribuyeran la riqueza en un momento de gran crecimiento económico para el país. Apenas si logró algunos apoyos sociales.
Sin embargo no todo fue negativo para este exsacerdote. En sus años de gobierno consiguió implantar un sistema de salud que permitió a la mayor parte de la población obtener medicina de forma gratuita. También concedió subsidios para más de 20.000 familias que viven en la extrema pobreza y llevó el desayuno y el almuerzo gratuito a las escuelas públicas.
“Lugo no pudo hacer demasiados cambios”, reconoce el sociólogo José Carlos Rodríguez, colaborador del Gobierno, “pero sí trajo una cultura política distinta a la que se vio siempre en este país. Y, eso para la derecha fue algo imperdonable”.
Detonante
Los enfrentamientos entre policías y campesinos de hace más de una semana, que dejaron con 17 muertos, han servido de detonante para la crisis.
Para algunos analistas se trató del peor hecho de violencia en la historia de Paraguay en relación con un conflicto de tierras.
Ese viernes 15 de junio, más de 200 policías llegaron para desalojar a un grupo de campesinos (100 familias según las autoridades) que ocupaban unos terrenos propiedad del exsenador del Partido Colorado (de índole conservadora) Blas Riquelme, en Curuguaty, unos 400 kilómetros al noreste de Asunción.
El desalojo originó 17 muertos y 80 heridos, algunos de ellos de gravedad.
De acuerdo con la policía se piensa que la agrupación que estuvo detrás de esos enfrentamientos fue la Liga Nacional de Carperos que es considerada una de las más radicales en cuanto a sus acciones por el reclamo de las tierras, un conflicto de larga data no solo en Paraguay sino en toda América Latina.
Críticos de Lugo le han acusado de simpatizar con los campesinos que ocupaban unos terrenos de un senador del conservador Partido Colorado.
Tras el incidente, el Partido Liberal exigió la salida del gobierno de Lugo y se sumó al pedido de juicio político que había hecho el Partido Colorado.
Algunos analistas han señalado que la posición adoptada por el Partido Liberal llega a destiempo, cuando solo faltan diez meses para las próximas elecciones presidenciales.
Según la analista Milda Rivarola, quien fuera entrevistada por El País de España, la ruptura de los liberales se explica porque necesitan presentarse a las elecciones como partido opositor.
“El Partido Liberal se siente incómodo en la alianza de Lugo y creen conveniente distanciarse cuanto antes para competir con el otro gran partido de Paraguay, el Colorado”, dice Rivarola, historiadora y socióloga que fue candidata a canciller del gobierno de Lugo, pero declinó la postulación.

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