
El pastor reconoce que no importa la nacionalidad, la cultura o la religión, cuando se hace la obra el Espíritu Santo puesto que el es quién capacita a la personas y no hay un corazón de piedra para resistir. »Fui invitado por mi esposa para conocer el Cenáculo del Espíritu Santo en octubre de 1998. Con un año en la Iglesia, íbamos a evangelizar en las comunidades con nuestras hijas. Nada nos detuvo. Pasamos por muchas luchas y dificultades para entender la Palabra de Dios. Pero después de muchas campañas y sacrificios de fe, estoy firme delante de Dios. Vi que era un pecador y necesitaba ser Salvado. En 2010 fuimos consagrados a obreros del Señor y en 2012 fuimos llamados para hacer la obra en Hong Kong” dijo. Con la nueva unción, él y su esposa van anunciar la Palabra de Dios a más de 1,3 billones de habitantes chinos.
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