“Durante muchos años viví de favor porque no tenía plata. Lo poco que ganaba era para pagar las deudas. Estando en esta situación el banco me embargó el único bien que me quedaba: mi automóvil.
Para comer y vestir mi suegra nos daba dinero. Herido en mi orgullo trabaje de todo, incluso de barrendero. Un día recibí una invitación de un evangelista obrero do Señor para participar de una reunión en la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo. En las reuniones tuve el visón de que mi vida podía cambiar y que con mi proprio trabajo podía sostener a mi familia. Aprendí a usar la fe y participé de la Campaña de Israel. Dejé el trabajo de limpiador público y empecé a trabajar en el sector de compra y venta de inmuebles. Hoy día cuento con un número muy grande de clientes y decidí abrir mi propio negocio. Tengo una empresa de administración de bienes. Yo y mi esposa Daniela disfrutamos de una económica prospera, tenemos un departamento en la playa, un automóvil importado y dos yates. Puedo decir que Dios tocó en mi vida. Mi sueños se concretizaron cuando entendí que la vida que tenía antes era totalmente diferente de lo que Dios había prometido para mí.”
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