jueves, 15 de septiembre de 2011

Tecnología en déficit

A pesar de estar en un planeta globalizado en donde las nuevas tecnologías y la innovación juegan un papel importante para el desarrollo, el Perú apenas destina una ínfima parte de su presupuesto para este rubro. ¿Será así como queremos llegar al primer mundo?


Tras la Segunda Guerra Mundial en 1945, la economía japonesa quedó tan destruida que sus niveles percapita solo eran comprables con países del llamado Cuarto Mundo. Sesentiseis años después de esa tragedia, hoy en día esta Nación es una de las más poderosas del planeta. La razón del por qué en tan poco tiempo un país que estaba prácticamente en la ruina logró desarrollarse la encontramos en el uso de la tecnología que sus gobernantes echaron mano luego de ese desastre bélico.

Mientras Japón y otros países usaron la tecnología para salir de la pobreza, el Perú a lo largo de estos años prácticamente le ha dado la espalda a esa importante e indispensable herramienta de desarrollo.

De acuerdo con algunos especialistas, en nuestro país la ignorancia y la desidia de muchas autoridades llevaron a que durante décadas los diferentes gobiernos de turno apenas destinara unas ínfimas sumas para este rubro, de ahí que buenos talentos se hayan visto en la necesidad de irse a otras latitudes en busca de oportunidades.

Lo curioso es que por un lado el Perú firma convenios y tratados para fortalecer la propiedad intelectual, y por otro no hace nada para incentivar su producción, en especial la innovación.

Según las evaluaciones del Banco Mundial las cuatro quintas partes de la riqueza de los países vienen del capital intangible, partes importantes de la cual son la ciencia y la tecnología. Estos estudios también revelan que las raíces de la pobreza del Perú se ve reflejado en el desdén de sus autoridades y empresarios de echar mano a esta herramienta no solo por su ignorancia sino por la confusión que tienen sobre estos conceptos. Esta confusión es aprovechada por algunos consorcios que se hacen ricos vendiendo a los países del Tercer Mundo como nosotros productos tecnológicos. Numerosos pensadores como Mario Bunge señalan que la técnica (o tecnología como dicen los anglicanizados) no es una pila de artefactos, sino un cuerpo de ideas. Para él, los artefactos, las máquinas son productos del cerebro de los técnicos, ingenieros y científicos que trabajaron para construirlas, entonces ¿por qué no invertir en conocimiento?

De acuerdo con el presidente del Centro Nacional de Ciencia Tecnológica e Innovación Tecnológica (Concytec), Jorge Del Carpio, el presupuesto que actualmente se destina a su institución apenas bordea los 12 millones de soles anuales, de los cuales solo 4 millones son para incentivar la invocación y la creación tecnológica. “Si comparamos esta cifra con los demás países de la región, nos daremos cuenta que es una suma irrisoria”, sostiene Del Carpio.

En la actualidad el Perú invierte solo el 0,15% de su PBI para este rubro, mientras que en otros países como México, Chile y EE.UU se destina el 0,44%, 0,59% y 2,60% respectivamente. Esta cifra manifiesta el funcionario hace que el Perú pierda competitividad en cuanto al desarrollo de su industria ya que no le permite competir con otras naciones.

Para Del Carpio, el problema es simple, el Estado no tiene interés en incentivar al sector privado para que invierta en investigación debido a que nos hemos acostumbrado a ser un productor primario, es decir, exportador solo de materias primas. De ahí, dice, que las universidades que son las llamadas hacer los centros de investigación encontremos laboratorios vacios, alumnos deambulando y profesores atados de manos sin poder hacer nada.

Esa opinión la comparte Agustín Haya de la Torre, presidente del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan), quien señala que en las economías modernas con proyecciones futuras, el Estado es el responsable de que tanto en las universidades como los centros de alto rendimiento busquen y generen conocimiento. “Lastimosamente en el Perú esto no se puede dar debido a los escasos recursos con los que cuenta. Un claro ejemplo de ello, lo encontramos en el rubro de la ciencia y la tecnología”, dice el funcionario.

Haya de la Torres sostiene que actualmente no existen estudios exactos sobre la participación de las empresas privadas ni mucho menos del Estado en el desarrollo de proyectos que mejore el proceso de transformación de sus productos utilizando tecnología de punta producida en el Perú. “Es raro encontrar en INDECOPI patentes presentados por científicos peruanos, la respuesta es obvia, nadie invirtió en la investigación de la misma, ya que los estudios demandan inversión, tiempo y esfuerzo. Lo peor es que talento existe pero no lo sabemos aprovechar”, enfatiza Haya de la Torre.

Entre tanto para Modesto Montoya, coordinador del Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEM), solo existe un pensamiento que resume lo antes expuesto: “La tecnología no se compra, se forma en la mente colectiva de los pueblos a través de la educación y la investigación. Los cerebros de miles de científicos e ingenieros peruanos que partieron al extranjero y que no regresaran al país debido entre otras cosas porque las leyes del presupuesto de cada año prohíben el nombramiento de nuevos científicos, hace que estemos condenados a la ignorancia”; sostiene Montoya.

CIFRAS:

1.- Según datos del World Economy Forum, en el periodo 2003-2004, el Perú ocupaba el puesto 74 en el ranking de la innovación. En los siguientes dos periodos (2004-2005 y 2005-2006) subió al 62, pero luego fue perdiendo posiciones hasta caer al puesto 110 en el periodo 2010-2011.

2.- Las razones de la caída se produjeron a raíz del bajo número de patentes, falta de investigadores científicos y tecnológicos, escasos incentivos para que los investigadores de las universidades e institutos de ciencia y tecnología innoven, inventen y patenten.

3.- En la industria del Software con 175,000 dólares se pueden constituir equipos de trabajo de 4 a 6 personas y garantizar como mínimo 2 años de investigación. El ejemplo mostrado se refiere únicamente a la industria del software, pero también está la minería que podría entregar recursos a las universidades para que investiguen sobre temas mineros; o la pesca, los textiles, la agroindustria, entre muchos otros sectores.

4.- Hoy en día sólo el 22% de la población universitaria estudia carreras de ciencias.

5.- En Brasil existe desde 1985 la carrera del investigador científico y tecnológico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario