El sueño de todo
jubilado es recibir una pensión justa que le solvente sus principales gastos.
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Si está próximo
a jubilarse, tome en cuenta el siguiente artículo. No vaya ser que tenga una
desagradable sorpresa. Así que mejor, prepárese.
El
sueño de millones de peruanos que tienen la suerte de estar en planilla es
contar el día que se jubilen con una pensión justa. Por eso no se hacen
problemas cuando todos los meses le descuentan el 10% de sus sueldos.
Sin
embargo, lo que no saben esos millones de peruanos es que ese sueño solo sería
eso. Pues un porcentaje del dinero de su fondo de jubilación inicial (entre 20
y 50%) que va a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) no retornará a
sus bolsillos.
Según IDL-R, las pensiones de retiro programado –que en promedio
ascendieron a 801 soles, a febrero último– están determinadas, entre otros
factores, por una probabilidad: cuántos años de vida le quedan al jubilado.
Para medir esta probabilidad, las AFP utilizan una tabla de mortalidad.
En el caso peruano se maneja la RV-2004 Modificada Ajustada, que recoge
probabilidades de vida hasta los 110 años.
En función de esta tabla, la administradora determina por cuánto
tiempo tendrá que hacer durar el fondo del pensionista. A mayor tiempo, las
pensiones serán más bajas; a menor tiempo, más altas.
“La medida adecuada para la esperanza de vida es [la que
corresponde] al momento en que te vas a jubilar”, afirma Elio Sánchez de la Superintendencia
de Banca y Seguro (SBS). En este caso la esperanza de vida es de 65 años, edad
de jubilación legal.
En esa línea, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)
dice que la esperanza de vida para los hombres peruanos de 65 años es de 16
años más (81); y
en el caso de las mujeres, de 19 años más (84).
El
fondo sin retorno
Para
entender mejor esta situación, el informe de IDL-R pone como ejemplo la historia
de un hombre de 65 años quien luego de llegar a la edad de jubilación legal
decidí solicitar a su AFP la pensión correspondiente.
El jubilado alcanzó un sueldo máximo de 2400 soles durante su vida
laboral, y logró acumular un fondo de 250 mil soles. Además ha elegido que lo
que vaya quedando en su cuenta, luego del pago paulatino de sus pensiones, sea
invertido en el Fondo 2, para el cual la SBS prevé una
rentabilidad del 5 o 6% anual. Diremos, para efectos de este ejemplo, que la AFP
del pensionista rentabilizará su dinero al 5% cada año.
Antes de cobrar su primera pensión, la administradora le retiene
una “cuota mortuoria” de su fondo, cuota que suele oscilar entre los 1,000 y 2,000
soles, y que cubrirá los gastos de sepelio en el momento en que el jubilado
fallezca. En este caso, la cuota asciende a 1,896 soles.
El hombre, prosigue el informe, no tiene beneficiarios: ni cónyuge
o conviviente, ni hijos menores de edad o inválidos, y tampoco padres
dependientes económicamente o inválidos. Pero de existir estos familiares, el
efecto que tendría en su pensión sería negativo, ya que bajaría. Al estar solo,
la previsión se hace exclusivamente en base a su expectativa de vida; pero de
lo contrario, tendría que preverse un posible pago de pensiones de viudez y de
orfandad.
Teniendo estas premisas, y en base a la tabla de mortalidad
vigente, su récord pensionario sería de 1,674 soles. Cinco años después (70)
descenderá a 1,591 soles y diez años después, a 1,430.
Durante el que sería su último año de vida (81) según el INEI, el
pensionista percibiría una pensión de 1,176 soles, es decir 30% menos que el de
su primera pensión.
Pero, lo más grave es que el
jubilado fallecería sin utilizar 89 mil 146 soles, o sea el 35.93% de su fondo
de jubilación inicial.
Ahora, solo para apreciar la brecha, ¿cuál habría sido la
diferencia si la AFP del jubilado hubiese calculado sus pensiones teniendo como
premisa que viviría hasta los 81 años?
Sus pensiones en todo momento hubieran sido mayores. Por ejemplo,
en el caso de las pensiones del primer año, estas hubieran sido mayores en un
23%, llegando a los 2,067 soles. Diez años más tarde (a los 75), hubieran sido
mayores en un 22%, ascendiendo a 1,738 soles. Diferencias porcentuales que
seguramente se traducirían en una vejez menos apretada.
El
problema
Entonces, ¿qué es lo que pasa?, ¿por qué incluso cuando no existen
beneficiarios existe un alto riesgo de no recibir buena parte del fondo que,
por derecho, pertenece al jubilado? Es evidente que hay una retención indebida
del dinero del jubilado, hecho que empobrece su calidad de vida.
“Pero,
mientras tanto y al final de cuentas: ¿quién se beneficia con este sistema? La
respuesta no es difícil de imaginar: las AFP”.
Está claro que las AFP no se quedan con el dinero del jubilado
fallecido. Pero gracias a los cálculos actuales de entrega de pensiones, las
administradoras pueden invertir por más tiempo el dinero de los afiliados y
ganar utilidades. (Redacción)
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