La mayoría de los jóvenes fuma marihuana.
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El Perú ya no es solo exportador de drogas. Ahora también
sufre, y cada año peor, las consecuencias del consumo.
Si hasta el 2012 se estimaba, de acuerdo con la
Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas, que en el país había 45 mil
dependientes a alguna droga cocaínica hoy se cree que tenemos más de 50 mil. ¿Pero
qué ha causado este aumento? Según el doctor Jorge Vergara Gerstein, docente de
la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la PUCP, la razón está en
la despreocupación del Estado por atender el tema de la rehabilitación del
consumo de drogas.
En el 2012 ese desinterés estatal se vio reflejado en un
estudio de Devida que señaló que de las 918 camas para la atención de todos los
problemas de salud mental, solo 200, menos del 30%, están destinadas a pacientes
drogodependientes, sin que se reporte de la existencia de alguna cama para
tratar a mujeres en caso de adicción.
En su tesis doctoral (Experiencias de riesgo y consumo de
drogas ilegales. Subjetividad y trayectorias biográficas de jóvenes peruanos),
el doctor Vergara explica que como el número de muertos por causa de la
adicción a una droga ilegal aún es bajo, eso ha hecho que el Estado solo
enfoque su lucha contra las drogas en la producción y el tráfico, dejando la
rehabilitación a los privados, en este caso a los centros terapéuticos.
Al igual que el Estado, las familias también están viendo
a los centros de rehabilitación como una vía de escape para deshacerse de los
jóvenes adictos.
Según Vergara, esta situación es preocupante porque
demuestra que nadie (incluido los dependientes) quiere asumir la tarea de la
rehabilitación, pasando para un tercero esa responsabilidad.
En el país solo existen 47 centros de rehabilitación
formales, número insuficiente para la atención de esa gran masa de adictos que
cada año viene aumentando, de ahí la existencia de decenas de centros informales.
Federico Tong: “Devida debe trabajar en todo el país y no solo en 12
regiones”.
A raíz de los trágicos sucesos en dos centros
terapéuticos que dejaron más de 50 muertos en el 2011, el Ejecutivo promulgó el
23 de julio de ese mismo año la Ley 29765 con el fin de regular los
establecimientos y el ejercicio de los centros de atención. Sin embargo, los
gobiernos locales que deberían velar por su cumplimiento no lo están haciendo,
porque al igual que el Gobierno Central, tampoco les interesa el tema.
Esta situación ha originado que cada vez existan más
centros informales, donde por lo general el adicto es tratado como un animal y
no como un ser humano.
El psicólogo Federico Tong considera que ante esta
realidad el Estado debe ampliar el trabajo de Devida (ente estatal encargado de
la rehabilitación de adictos), que actualmente llega a 12 regiones para cubrir
todo el país. Asimismo dice que debe comprometerse a las autoridades municipalidades
a destinar recursos para la prevención y lucha contra las drogas, porque la mayoría
de delincuentes juveniles actúa bajo los efectos de algún alucinógeno.
“Si queremos tener
éxito en la lucha contra la inseguridad ciudadana también debemos tomar en
cuenta este problema que nos afecta a todos”, dice Tong.
En esa misma línea, Vergara considera que el Estado debe trabajar
en dupla con los privados, apoyando y vigilando. Asimismo reorientando los recursos
humanos para que se logre un modelo participativo entre varias instituciones:
hospitales públicos, clínicas, universidades, comunidades terapéuticas,
institutos técnicos de educación superior, familia, etc. “Solo así podremos
controlar el crecimientos de adictos en el país”, asegura.
La más consumida
Si bien ha aumentado el consumo de otras drogas ilegales,
la marihuana aún sigue siendo la droga que más usan los peruanos, sobre todo
los limeños. (Ver gráfico)
De acuerdo con Cedro, el consumo de drogas ilegales es
distinto según las ciudades, debido a factores diversos, incluyendo su cercanía
a las zonas de producción de drogas, el estar en las vías de transporte de
drogas o las condiciones que facilitan o dificultan su comercialización al
menudeo. Desde este punto de vista se aprecia mayor prevalencia de vida de
marihuana en ciudades como Cusco, Tingo María, Arequipa, Tacna y Tarapoto; así
como mayor prevalencia de vida de drogas cocaínicas en Iquitos, Tingo María,
Arequipa, Tarapoto y Tacna. (Redacción)
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