Brittany Maynard
decidió quitarse la vida para no sufrir los fuertes dolores de un cáncer
incurable. Su muerte reabrió la polémica sobre si una persona tiene o no el
derecho a imponer su voluntad de morir. Aquí, dos posturas antagónicas.
“Adiós
a todos mis queridos amigos y familiares a los que quiero. Hoy es el día que he
elegido para morir con dignidad, afrontando mi enfermedad terminal, este
terrible cáncer en el cerebro que me ha quitado tanto… pero me habría quitado
mucho más. El mundo es un lugar hermoso, viajar ha sido mi mejor maestro, mis
amigos más cercanos y mi familia han sido muy generosos. Incluso tengo un
círculo de apoyo alrededor de mi cama mientras escribo… Adiós mundo”. Con estas
conmovedoras palabras, el último 1 de noviembre la joven norteamericana
Brittany Maynard (29 años) se quitó la vida.
Con
su muerte se reavivó la polémica de que si una persona tiene o no el derecho de
decidir cuándo morir.
Según
la doctora Sylvia Torres Morales, responsable del portal Teleley, el ser humano
no solo tiene derecho a la vida sino también a la muerte, y ese derecho se
funda en el principio de la autonomía, es decir, en el dominio de sí mismo,
siempre que pueda manifestar su voluntad en uso de razón; debiendo el Estado
permitir el ejercicio de ese derecho con la regulación respectiva.
Para
esta letrada, si una persona sufre de intolerables dolores a causa de una
enfermedad incurable, entonces no es un hecho cruel e inmoral ayudarle a morir,
sino un acto humanitario.
Torres
Morales señala que los médicos no deben convertirse en el dueño de la vida y la
muerte de los pacientes, sino la persona afectada.
El
doctor Mauricio León Rivera, oncólogo del Centro Detector del Cáncer, dice que
como médico discrepa con la posibilidad que la persona sea quien decida cuando
morir, ya que ello abriría la puerta para aquellos que están sufriendo, por
ejemplo de depresión, se suiciden.
“Existen
muchas cosas que la ciencia puede hacer por una persona afectada por un mal
terminal. Una de ellas es la medicina paliativa que últimamente ha presentado
desarrollos extraordinarios para acompañar al paciente en sus últimos días, sin
sufrimiento y en paz”, asegura León Rivera.
El
oncólogo agrega además que para lo que hoy pueda parecer no haber más opciones,
quizás la medicina ofrece algo en un mes, por tanto -dice- es desacertado
pensar en quitarse la vida.
Brittany Maynard
La
historia de esta joven se hizo conocida en agosto último cuando a través de un
video anunció que el 1 de noviembre se iba a quitar la vida ya que no quería
sufrir los terribles dolores que el glioblastoma, un cáncer al cerebro agresivo
e incurable, que le diagnosticaron meses atrás le iba producir.
De
acuerdo con los médicos que la trataron, a medida que se acercara el final (le
dieron un año de vida como máximo), Brittany sufriría de terribles dolores que
en algunos casos le harían perder la conciencia.
Brittany
se había casado en el 2012 con Dan Díaz y estaba intentado quedarse embarazada.
La noticia de este cáncer agresivo mudó todos sus planes. Dispuesta a no
sufrir, en junio se trasladó a Oregón con su familia, uno de los cinco estados (los
otros son Washington, Nuevo México, Vermont y Montana) en EE.UU. en los que el
suicidio asistido por un médico está permitido.
En
agosto cuando Brittany anunció la fecha de su muerte también dijo que quería antes
de morir visitar el Gran Cañón Colorado y celebrar el cumpleaños de su marido.
Y así lo hizo. El 21 de octubre publicó sus fotos en el Parque Nacional del
Gran Cañón.
Días
antes de la fecha fatal, en un segundo video sostuvo que todavía no sentía que
haya llegado el momento adecuado para morir.
Estas palabras hicieron pensar a los que seguían con expectativa su caso
de que no se suicidaría, que iba estar al lado de su familia hasta el último
momento. Sin embargo, esa esperanza se desvaneció el domingo 2 de noviembre por
la noche cuando el grupo pro eutanasia Compasión y Opciones anunció que
Brittany se había suicidado.
Con la muerte de esta joven, ya
son 1.200 las personas en Oregón que decidieron quitarse la vida con la
supervisión de un médico.
La decisión de una persona de quitarse
la vida ante una enfermedad incurable no solo es controvertida y polémica sino
también dolorosa, porque de por medio están sus creencias religiosas y el
derecho que tiene a no vivir sufriendo.
Si usted amigo lector tuviera que
pasar por esta situación, ¿qué haría? ¿Ya se puso a pensar? (Redacción)
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