El fuerte frío no sólo está afectando a diversos pueblos de la sierra central y sur del país. A sólo dos horas de Lima, decenas de familias del Asiento Humano Lomo de Corvina, ubicada en Villa Salvador, luchan diariamente para no congelarse. Utilizan todo lo que su imaginación pueda ayudarles, sobre todo a sus menores hijos. Para abrigarlos del fuerte frio que según el Senamhi viene alcanzando en este lugar temperaturas de hasta 10º sobre todo en horas de la noche y la madrugada, usan a falta de una buena frazada bolsas de plásticos y algunos hasta papel periódico para envolverlos
Mientras los políticos sólo se acuerdan de ellos en épocas de campaña, la vida transcurre sin ninguna mejoría para las miles de familia, la mayoría provinciana que llegó a la capital huyendo de la barbarie terrorista, que viven en Lomo de Corvina, un asentamiento humano donde hace falta de todo: agua, desagüe y luz.
El Universal estuvo con ellos el último fin de semana y comprobó que la precariedad material en que viven estas familias es preocupante, más aún si a ello debemos sumarle la pobre alimentación que tienen.
Yane Paucar (35)
Madre y padre para sus dos hijos nos cuenta que ha tenido que ingeniárselas para proteger su casa del fuerte frío. “Con la ayuda de algunos vecinos he tapado los huecos de mi techo con plástico, principalmente el cuarto, el único, donde duermo con mis hijos, ya que no cuento con recursos para comprar nuevas planchas de calaminas. Aún así hay noches que sentimos congelarnos y mis hijos lloran porque no pueden dormir. Realmente es todo un calvario vivir aquí, pero que me queda, además no tendría dónde ir”
Yane asimismo nos dice que hace algunas semanas uno de sus hijos, el menor, estuvo enfermo de los bronquios producto de las bajas temperaturas. “Cuando se puso malito tuve que abrigarlo envolviéndolo con plástico, porque la vieja frazada que tengo no es tan gruesa como para darle calor”, revela esta joven madre que se apura en arreglarse para salir a su sala donde ha montado una modesta peluquería que le sirve para ganar algo y así poder comer y comprarles a sus hijos sus útiles ahora que se avecina el segundo semestre escolar.
Sebastiana Goicochea (40)
“A pesar que junto con mi esposo compramos varias calaminas a inicios del año como siempre lo hacemos para proteger nuestra casita del frío, este año las bajas temperaturas vienen siendo tan fuertes sobre todo en las noches que las manos de mis hijos prácticamente se ponen “helados”. Acá a partir de las cinco de la tarde el viento que corre te cala los huesos”, nos comenta.
Sebastiana mostrándonos varias pastillas y un jarabe que saca de unos de sus vetustos cajones de madera nos manifiesta que la fuerte humedad reinante por la zona ha enfermado a uno de sus niños. “Esta situación nos preocupa porque de enfermarse mi otro hijito, no tendríamos como cubrir los gastos de la medicina, quiera Dios que esto pase pronto”
Al ver su casa, una rustica vivienda hecha de madera y de techos de calaminas le preguntamos porque no se muda a un lugar más seco en vez de estar exponiendo a sus hijos y a ella misma y su esposo a muchas enfermedades broncopulmonares, Sebastiana sin dejarme de mirar, nos dice: “Usted cree joven que si tuviéramos un trabajo seguro, mi esposo y yo, viviéramos en este lugar. Si estamos acá es porque no tenemos plata para alquilarnos un cuarto, menos un departamento”, señala.
Efectivamente, tanto ella como su esposo todos los días salen en busca de un “cachuelito” que les asegure llevar un pan a la mesa de su hogar.
Zobeida Rojas (34)
La casa de esta humilde mujer probablemente sea de las más sencillas del sector San Ignacio de Loyola del Asentamiento Humano Lomo de Corvina. Por falta de recursos en vez de calamina Zobeida se les ha ingeniado para colocar bolsas de plásticos en su techo. Precisamente llegamos a entrevistarla cuando su menor hijo estaba “arreglando” las bolsas que cubren su vivienda y que producto de los fuertes vientos de la noche anterior se habían movido de su lugar.
Cuando le preguntamos cómo viene afrontando este fuerte invierno, esta robusta mujer nos dice con lo que usted ve. “En los techos uso plásticos y en los huecos que deja traslucir la roída madera que hace de pared lo tapo con papel”, sostiene.
Zobeida además nos revela pero en voz baja, no sé si por vergüenza o porque la voz no le alcanza para seguir hablando ya que está con una fuerte ronquera, que a veces para abrigar a sus hijos utiliza papel periódico. “Yo no sabía que el papel abrigaba, una vecina me dijo que era bueno y como me regaló algunos empecé a usarlo, desde ese día mis hijos ya no se quejan del fuerte frío”
Juana Prudencio (60)
A pesar de su tercera edad, Juana no se amilana por el fuerte frió. Tanto ella como sus nietos han buscado la mejor manera para brindarse calor en su humilde vivienda. “Nos protegemos con plásticos y papel sobre todo en horas de la noche donde el frío es insoportable”, afirma. Sobre los agujeros de su techo dice que los tapa con pedazos de tripley y para reducir la fuerte humedad todos los días echa aserrín a los pisos de su casa, que como casi todas las que hay en este asentamiento humano utilizan como pared la madera y para los techos calamina.
La señora Juana no sólo le preocupa el frío sino también la falta de agua y desagüe que no existe en la zona. Nos comenta que la carencia de estos servicios ha hecho que los niños muchas veces tengan infecciones estomacales, principalmente en la temporada de verano.
A través nuestro la señora Juana nos pidió que le hagamos saber a las autoridades que no solamente se acuerden de Lomo Corvina para las elecciones, sino que los visiten llevando obras. “Aquí falta de todo”, y razón no deja de tener.
El Universal estuvo con ellos el último fin de semana y comprobó que la precariedad material en que viven estas familias es preocupante, más aún si a ello debemos sumarle la pobre alimentación que tienen.
Yane Paucar (35)
Madre y padre para sus dos hijos nos cuenta que ha tenido que ingeniárselas para proteger su casa del fuerte frío. “Con la ayuda de algunos vecinos he tapado los huecos de mi techo con plástico, principalmente el cuarto, el único, donde duermo con mis hijos, ya que no cuento con recursos para comprar nuevas planchas de calaminas. Aún así hay noches que sentimos congelarnos y mis hijos lloran porque no pueden dormir. Realmente es todo un calvario vivir aquí, pero que me queda, además no tendría dónde ir”
Yane asimismo nos dice que hace algunas semanas uno de sus hijos, el menor, estuvo enfermo de los bronquios producto de las bajas temperaturas. “Cuando se puso malito tuve que abrigarlo envolviéndolo con plástico, porque la vieja frazada que tengo no es tan gruesa como para darle calor”, revela esta joven madre que se apura en arreglarse para salir a su sala donde ha montado una modesta peluquería que le sirve para ganar algo y así poder comer y comprarles a sus hijos sus útiles ahora que se avecina el segundo semestre escolar.
Sebastiana Goicochea (40)
“A pesar que junto con mi esposo compramos varias calaminas a inicios del año como siempre lo hacemos para proteger nuestra casita del frío, este año las bajas temperaturas vienen siendo tan fuertes sobre todo en las noches que las manos de mis hijos prácticamente se ponen “helados”. Acá a partir de las cinco de la tarde el viento que corre te cala los huesos”, nos comenta.
Sebastiana mostrándonos varias pastillas y un jarabe que saca de unos de sus vetustos cajones de madera nos manifiesta que la fuerte humedad reinante por la zona ha enfermado a uno de sus niños. “Esta situación nos preocupa porque de enfermarse mi otro hijito, no tendríamos como cubrir los gastos de la medicina, quiera Dios que esto pase pronto”
Al ver su casa, una rustica vivienda hecha de madera y de techos de calaminas le preguntamos porque no se muda a un lugar más seco en vez de estar exponiendo a sus hijos y a ella misma y su esposo a muchas enfermedades broncopulmonares, Sebastiana sin dejarme de mirar, nos dice: “Usted cree joven que si tuviéramos un trabajo seguro, mi esposo y yo, viviéramos en este lugar. Si estamos acá es porque no tenemos plata para alquilarnos un cuarto, menos un departamento”, señala.
Efectivamente, tanto ella como su esposo todos los días salen en busca de un “cachuelito” que les asegure llevar un pan a la mesa de su hogar.
Zobeida Rojas (34)
La casa de esta humilde mujer probablemente sea de las más sencillas del sector San Ignacio de Loyola del Asentamiento Humano Lomo de Corvina. Por falta de recursos en vez de calamina Zobeida se les ha ingeniado para colocar bolsas de plásticos en su techo. Precisamente llegamos a entrevistarla cuando su menor hijo estaba “arreglando” las bolsas que cubren su vivienda y que producto de los fuertes vientos de la noche anterior se habían movido de su lugar.
Cuando le preguntamos cómo viene afrontando este fuerte invierno, esta robusta mujer nos dice con lo que usted ve. “En los techos uso plásticos y en los huecos que deja traslucir la roída madera que hace de pared lo tapo con papel”, sostiene.
Zobeida además nos revela pero en voz baja, no sé si por vergüenza o porque la voz no le alcanza para seguir hablando ya que está con una fuerte ronquera, que a veces para abrigar a sus hijos utiliza papel periódico. “Yo no sabía que el papel abrigaba, una vecina me dijo que era bueno y como me regaló algunos empecé a usarlo, desde ese día mis hijos ya no se quejan del fuerte frío”
Juana Prudencio (60)
A pesar de su tercera edad, Juana no se amilana por el fuerte frió. Tanto ella como sus nietos han buscado la mejor manera para brindarse calor en su humilde vivienda. “Nos protegemos con plásticos y papel sobre todo en horas de la noche donde el frío es insoportable”, afirma. Sobre los agujeros de su techo dice que los tapa con pedazos de tripley y para reducir la fuerte humedad todos los días echa aserrín a los pisos de su casa, que como casi todas las que hay en este asentamiento humano utilizan como pared la madera y para los techos calamina.
La señora Juana no sólo le preocupa el frío sino también la falta de agua y desagüe que no existe en la zona. Nos comenta que la carencia de estos servicios ha hecho que los niños muchas veces tengan infecciones estomacales, principalmente en la temporada de verano.
A través nuestro la señora Juana nos pidió que le hagamos saber a las autoridades que no solamente se acuerden de Lomo Corvina para las elecciones, sino que los visiten llevando obras. “Aquí falta de todo”, y razón no deja de tener.
No hay comentarios:
Publicar un comentario