Hacer realidad
nuestras metas, implica poner en práctica lo que queremos, pero con inteligente.
La
carta de una niña de 7 años pidiendo trabajo al gigante Google, no solo llamó
la atención de la prensa internacional, sino también del director ejecutivo de
la transnacional, Sundar Pichai.
En
su conmovedora carta, Chloe Bridgewater cuenta que cuando sea mayor le gustaría
trabajar en Google y nadar en unos juegos olímpicos.
“Me
gustan los ordenadores y también tengo una tablet donde juego a juegos […], mi
padre me dice que es bueno porque me permite tener conocimientos de
ordenadores”.
La
respuesta de Sundar no se hizo esperar.
Escrita
en primera persona, el CEO le escribe: “Estoy muy orgulloso de que te gusten
los ordenadores y los robots, […] Si sigues trabajando fuerte y siguiendo tus
sueños, podrás cumplir todo lo que tengas en mente, desde trabajar en Google
hasta nadar en los juegos olímpicos.
El
final del texto acaba: “espero recibir tu curriculum una vez termines la
escuela”.
Al
igual que Choe, todos nosotros tenemos sueños. Algunos se hacen realidad, otros
no.
Sylvia
Ramírez Rueda, consultora empresarial en Felicidad, nos explica cómo hacer
realidad nuestros sueños, y no morir en el intento.
Para
empezar, dice, nunca debemos dejar de soñar, ya que al hacerlo frenamos nuestra
felicidad. Los sueños, son nuestro motor.
Agrega,
que debemos definir el sueño con tanta precisión como sea posible. “En lugar de
decir “quiero ser millonario”, precise la cifra que gustaría alcanzar”.
También,
que antes de trazar un plan, preguntémonos por qué nos gusta esa meta. Al
entender esto, es posible que encontremos muchas otras formas de conseguir el
mismo resultado. A futuro, tener varias maneras de lograr lo que queremos es
justamente lo que previene la frustración.
La
consultora recomienda hacer un plan con las siguientes características: 1.- Pequeñas
metas para que el cerebro sienta la alegría de ir conquistando cosas en el
corto plazo. 2.- Indicadores claros de éxito (pregúntese “¿cómo sabré en un
mes, en seis, en un año que me estoy acercando a mi meta?”). 3.- Fechas claras
y realistas: quienes acompañamos a las personas en sus procesos de crecimiento
sabemos que si algo no se puede medir, no se puede hacer.
Finalmente,
sostiene, póngase en marcha. Haga esa llamada; envíe ese correo; inscríbase a
ese curso; anímese a cambiar sus hábitos. En la vida hay dos clases de
personas: las que acumulan información y las que hacen que las cosas pasen. (C.M.)
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