El Perú es
conocido como un país emprendedor. Sin embargo, no todos los proyectos, a pesar
de ser bueno, llegan a ser exitosos. Las razones son múltiples.
Según
Agustín Cuenca, de ASPgems, muchas personas fallan porque continúan aplicando
estrategias antiguas, sin percatarse que la complejidad ha aumentado y que los
procesos predefinidos ya no valen.
“Tradicionalmente
las empresas se han gestionado mirando a la competencia y no tanto al cliente.
Es decir, las armas utilizadas han sido el precio –por debajo o por encima de
mi competidor-y producto-de menor o mayor calidad que mi competidor-. Pero
ahora los mercados han cambiado: los clientes se han profesionalizado y son
ellos los que deciden qué, cuándo y cómo compran”, refiere.
Para
Alberto Díaz, de la consultora Digital Migration, las empresas, sea el tamaño
que tengan, deben cambiar su objetivo: las operaciones deben encaminarse a
satisfacer las necesidades del cliente. Y eso lo han entendido empresas como
Zara -donde el éxito de su negocio no está en vender más ropa que sus
competidores sino en ser capaz de acortar los tiempos desde que diseña una colección,
la fábrica, la distribuye en sus miles de tiendas por todo el mundo y la pone
en manos de sus clientes-.
Y
para llevar esto a la práctica es necesario cambiar de mentalidad. “Las
reticencias son cuestiones puramente culturales. Tiene que ver con qué tipo de
empresa quieres construir, qué organización quieres. Son cambios culturales que
no son fáciles de hacer de un día para otro. Y ese cambio tiene que venir
precedido de una implicación muy fuerte del equipo directivo”, sostiene.
Otros errores
Miguel
Román, jefe del Departamento para Emprendedores del Banco de Comercio, afirma
que otro error muy común es hacer mal uso de los préstamos que se obtienen para
el capital. “Hemos comprobado que algunos utilizan parte del dinero para gastos
personales u otros fines”, revela.
Igualmente
cuando el negocio está en marcha, no reinvierten las ganancias para que la
organización crezca. Se conforman con lo que tienen.
Otro
punto, es caer en el error de creer que el producto o servicio que ofrecen no
necesita de cambios o mejoras.
Lo
que el cliente precisa hoy, mañana puede cambiar. Y dependiendo de sus nuevos
gustos, el producto o servicio puede ser más complejo o no. “Si no reinviertes
en adquirir equipos o crees que el cliente no cambia, estas condenado a quebrar”,
afirma Román. (Redacción)
DURA REALIDAD
En
el Perú cada año surgen 12 mil microempresas, pero solo el 10% supera el año de
funcionamiento, según la Sociedad Peruana de Pymes.
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