Para hacer
realidad nuestros sueños, no precisamos ser joven. En la presente nota te lo
decimos.
En
nuestra sociedad se cree que cuanto más joven, hay más chances para ser un
emprendedor. De cierto modo, es verdad; sin embargo, eso no te invalida poder
empezar después de los 30 o 40 años.
En ambos casos, existen ventajas y
desventajas. Entonces, ¿cuál sería la edad ideal?
Carlos
Nava Condarco, administrador y consultor boliviano de Estrategia de Negocios y
Desarrollo Personal, dice que para ser emprendedor no precisas tener una edad
ideal, ni tampoco contar con aptitudes excepcionales.
Según
el coach, lo más importante para ser emprender es poseer actitudes
extraordinarias; es decir, virtudes ajenas a lo ordinario, diferentes y poco
comunes. Los emprendimientos están relacionados primero con el carácter, luego
con las habilidades y finalmente con el conocimiento que cuentan las personas.
Para
la Real Academia Española, el carácter es el conjunto de cualidades o
circunstancias propias a una cosa, de una persona o colectividad, que las
distingue, por su modo de ser u obrar, de los demás.
“Es
cierto que la juventud proporciona energía, pero el carácter utiliza y procesa
la energía con sabiduría; esto es, la aplica y la contiene en función de lo que
conoce” afirma Nava Condarco.
Por
su parte, Ana Teresa Romero, fundadora de la Comunidad de Empoderamiento “Tacos
Fuertes”, sostiene que para emprender no necesitas ser tan joven o tan adulto,
porque en cada etapa de la vida se puede re-descubrir diferentes oportunidades
para empezar un negocio.
Considera
que la verdadera y principal dificultad para cualquier emprendedor, sea la edad
que tenga, es conseguir el capital para hacer realidad tu sueño.
“Una
vez con el capital, lo que vas a precisar es contar con un plan de negocios
preparado y saber venderlo a posibles inversionistas, además de analizar la
capacidad para acceder a un crédito”, refiere.
“La
edad no tiene nada que ver con el emprendedurismo, sin embargo si eres un
emprendedor joven cuentas con la ventaja de al no existir compromisos
familiares lo suficientemente fuertes, puedes minimizar los riesgos; claro está
que el factor de la juventud no evita el fracaso, todo lo contrario, el factor juventud
es la herramienta perfecta para equivocarte cuantas veces puedas ya que la
recuperación por cada error que cometas es más rápida. Finalmente, se
encuentran los emprendedores con
mayor aversión al riesgo: los adultos mayores, a quienes les cuesta la adaptación a
las nuevas tecnologías, sin embargo este no es un factor determinante, ya que
con un buen equipo de colaboradores, pueden tener el éxito soñado, gracias a su
capacidad de intuición, dirección y sobre todo experiencia”, puntualiza. (Redacción)
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