El último operativo de las fuerzas del orden en la comunidad de Ranrapata, distrito de Santo Domingo de Acobamba, (Huancayo-Junin) para “rescatar” a un grupo de niños secuestrados por las huestes de los hermanos Quispe Palomino, trajo consigo todo un escándalo que nuevamente pone en aprietos al gobierno de Ollanta Humala.
Y es que tras un aparente éxito en la lucha contra los narcoterroristas que dominan el Vraem, se acaba de saber por boca de varios testigos de la zona que los niños que fueron “rescatados” por las fuerzas combinadas no eran “pioneritos” (niños subversivos), sino hijos de humildes campesinos que fueron confundidos como terroristas.
Pero lo más grave para el gobierno, de confirmarse las versiones de los testigos, es que nunca ocurrió un enfrentamiento entre el Ejército y los terroristas, entonces, cómo se explica la muerte por impacto de bala de la niña Soraida Caso Asparrín (9).
Si nos remitimos a las versiones de los familiares y vecinos de la occisa de que los militares entraron a la comunidad disparando a diestra y siniestra, entonces las cabezas de los ministros del Interior, Wilfredo Pedraza, y de Defensa, Pedro Cateriano, estarían echadas. Y no solo por un nuevo error político si no por haber incurrido en el delito de secuestro.
La ciudadanía como es comprensible está preocupada por qué el gobierno hasta ahora no da pie en bola en la lucha contra este flagelo. ¿Entonces qué está pasando?
Para el experto en temas subversivos Jaime Antezana, el gobierno tiene un problema de enfoque porque considera que lo que hay en el Vraem son terroristas, cuando la verdad es que son narcotraficantes que tienen una organización narco-militar que produce cocaína, que controla las rutas de la droga y que, desde el 2009, compra droga y lo vende en las fronteras de Bolivia, Brasil y, últimamente el Ecuador. En consecuencia, dice, no se trata que el Ejecutivo diseñe una estrategia antisubversiva eficaz, sino de diseñar e implementar una estrategia integral y nacional de lucha contra el narcotráfico.
Según Antezana, el gobierno no quiere enfrentar al narcotráfico, hoy la principal amenaza a la seguridad y gobernabilidad, porque no tiene voluntad política-sabe Dios por qué- por eso hiperboliza el terrorismo.
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