El verano no es solo para disfrutar del sol y la playa, sino también para tomar cuidados, sobre todo si se tienen niños menores de un año.
Si bien nuestro cuerpo precisa del sol por las bondades de la vitamina D, también es cierto que exponernos demasiado puede generarnos muchos problemas de salud.
En el caso de los niños, por tener una piel más delgada que de los adultos, ellos están más propensos a sufrir de quemaduras y hasta de cáncer a la piel.
Según la doctora Lucía Bobbio, jefa del Servicio de Dermatología del hospital Dos de Mayo, los bebés menores de seis meses deben ser resguardados de toda exposición de rayos ultravioletas (UV) ya que al tener una piel más delgada poseen menos melanina para protegerse de los brillos solares que serán más fuertes desde el próximo mes de enero.
Agrega que una sobreexposición al sol, incluso en un día nublado, de tan solo 15 minutos es más que suficiente para que la piel del bebé se queme además de causar deshidratación y fiebre.
“Para prevenir complicaciones hay que evitar la exposición al sol directamente entre las 10 y las 4 de la tarde, que es cuando los rayos caen más perpendicularmente a la superficie terrestre”, dice.
De acuerdo a Bobbio Fujishima, en lo posible debe vestirse al bebé con un sombrero o gorrito de ala ancha y ropa de colores claros, adecuados para el calor. Es recomendable también acostumbrar a los más chicos al uso de anteojos de sol con protección UV que se pueden conseguir en el mercado.
Cuando el bebé crezca y pueda participar en actividades fuera de casa, la especialista sostiene que hay que colocarle cremas protectoras con filtros o pantalla solar con alto factor de protección. “Mientras el factor de protección solar (FPS) sea de 30 a más, el bebé estará bien protegido, si se sigue el procedimiento de aplicación cada dos horas”, dice.
Recomendaciones
La jefa del Servicio de Dermatología del hospital Dos de Mayo sostiene que si se presentan quemaduras leves en el bebé, se debe mojar un pañal de tela o un paño limpio en agua fresca, escurrirlo y ponerlo suavemente sobre el área quemada durante 10 a 15 minutos, unas tres veces al día, asegurándose de que el niño no se enfrie.
Si la quemadura es severa con presencia de ampollas, recomienda llevar al bebé lo más pronto posible a un dermatólogo. (Raúl Vela)
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