Escribe: Ing. César Gutiérrez Peña
(*)
Cuando
de obtener financiamiento se trata, las empresas locales inmediatamente dirigen
la mirada a los bancos, donde la tasa de interés es innegociable y alta para las
organizaciones de medianas a pequeñas. Nadie piensa en la Bolsa de Valores de
Lima (BVL) como una posibilidad, pues la impresión que otorga es que está
destinada a las grandes corporaciones.
La
BVL ha devenido en una entidad con muy bajos niveles de negociación diaria, las
estadísticas oficiales nos señalan que a noviembre 2015, en compra-venta de
acciones (renta variable) e instrumentos de deuda, solo se llegó a 12 millones
de dólares. Esta cifra nos pone en la posición más baja entre nuestros socios de
la Alianza del Pacífico; las Bolsas de Bogotá, Santiago y México negocian 5, 8
y 43 veces más, según cifras del mismo período, de la Federación Iberoamericana
de Bolsas.
Es
indispensable cambiar el rumbo de esta realidad y que las empresas encuentren
en la BVL una vía de financiamiento. Se requiere trabajar con urgencia,
conocimiento, imparcialidad y visión de estadista; un nuevo marco normativo que
por lo menos resuelva tres aspectos: profesional de directivos y ejecutivos de
la Supervisora del Mercado de Valores (SMV), condiciones de acceso a la BVL y
reglas para generar confianza en los accionistas tanto mayoritarios como
minoritarios.
Sobre
los profesionales, su mercado laboral es muy pequeño y naturalmente son muy
temerosos de colisionar con los actores grandes que pueden ser sus futuros
empleadores. Hay ya algunos ejemplos para subsanar esta limitación, es
pertinente que revisen el caso del operador del mercado eléctrico peruano.
Sobre
las condiciones de acceso a la BVL, no deben ser engorrosas, tener costo
asequible y que sean promocionadas intensamente entre las empresas es lo mejor.
Finalmente,
el factor confianza pasa por tener reglas donde los accionistas minoritarios no
perciban que pueden pasar por encima de ellos, cosa que hoy se ha convertido en
moneda corriente.
La
tarea a realizar debe hacerse desde los profesionales interesados, haciendo
presión para que la clase política se anime a ingresar a este terreno que puede
resultarle árido, pero que bien manejado generaría réditos para el país y méritos
para los promotores legislativos.
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(*) Expresidente de Petro – Perú
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