No solo afecta la
estética, sino que puede poner en peligro la vida de quienes lo sufren de no
tratarse a tiempo.
Esas
venas inflamadas que parecen carreteras en las piernas de algunas personas, y
que muchas veces generan ardor, quemazón y dolor, son conocidas como várices.
En
el Perú no se sabe con certeza cuántas personas sufren de esta enfermedad.
Algunos señalan que bordea el 27%; otros en cambio, que supera el 40%. Cifras
más, cifras menos, lo cierto es que este es un problema bastante frecuente en
los consultorios médicos.
¿Qué
causa las várices? Según el doctor Wernher Cuya, cirujano cardiólogo de la
clínica La Luz, entre los factores más importante están la predisposición
genética; es decir, la herencia; el embarazo, responsable del mayor número de
casos; la edad, de preferencia a partir de los 45 años; la obesidad; y la
hipertensión arterial.
En
el caso de Manuela Padilla, la causa de las várices que tuvo fue el sobrepeso (llegó
a pesar 75 kilos cuando por su estatura debía pesar como máximo 50) que sufrió
durante 23 años, y que le afectó ambas piernas.
El
doctor Cuya revela que a diferencia del pasado, donde por cada ocho mujeres con
várices había dos hombres, hoy esa brecha se ha estrechado debido al incremento
de los malos hábitos de vida en la población masculina.
No
todas las várices que sufren las personas son las mismas. Según el cirujano,
existen hasta cuatro tipos. Tenemos las “arañitas vasculares”, que no
representan ningún problema de salud; las reticulares, que producen pesadez y
prurito pero que son tratables; las varicosas, que ameritan observación; y las
úlceras venosas, donde se producen lesiones y oscurecimiento de la piel. De
estos cuatro, los más frecuentes en los consultorios, son los dos últimos.
Manuela
revela que cuando fue al médico a los 38 años a causa de los malestares que
sentía en las piernas, sobre todo cuando caminaba, este le dijo que sufría de
várices tipo tres, por lo que le recomendó someterse a una cirugía para
extraerle las venas dañadas.
El
doctor Wernher Cuya afirma que las personas que sufren de várices tipo tres y
cuatro no deben permitir que les operen, sin antes haberse sometido a una
evaluación previa, a través de un eco-Doppler, puesto que la vena inflamada
visible es parte de un todo, que probablemente también esté afectada, y que
requerirá de atención.
Asustada
por su estado de salud, Manuela Padilla, luego de ver un programa de la
Comunidad Cristiana del Espíritu Santo, decidió usar su fe para curarse de las
várices. Con perseverancia logró superar este mal, que durante tres años cambió
su vida.
Prevención
Las
várices, como muchas enfermedades, al inicio no causan molestias. La persona
solo observará que sus venas están dilatadas. Lo que no sabe, dice el especialista,
es que cuando la sangre está estancada por mucho tiempo en las venas puede
producir un tromboembolismo pulmonar, que si ocupa un lugar muy grande en los
pulmones es probable que cause la muerte. Por tanto, afirma, no hay que esperar
sentir las molestias para visitar un médico.
A
las personas que están parados o sentados por horas, como policías,
secretarias, chef, vendedores; y que están predispuestos a sufrir de este mal, el
doctor Cuya les recomienda levantar los pies durante 10 minutos antes de
levantarse. Asimismo hacer ejercicios, evitar la obesidad, no ponerse ropa
ceñida (ajustada), usar medias especiales que no aprieten las piernas, no
cruzar las piernas cuando estén sentadas y alejarse del calor. (Redacción)
EN OTRAS PARTES
Las
várices generalmente se presentan en las piernas, aunque también pueden
aparecer en los brazos.
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