Nadie está libre
del fracaso. El punto es con qué actitud encaramos la adversidad.
Ser
un empresario o profesional de éxito demanda esfuerzo, dedicación, y algunas
veces saber levantarse de los fracasos.
Según
la Real Academia Española, fracasar implica tener un resultado adverso. Y
cuando las cosas no salen como lo esperábamos, solemos sentir una gran
frustración.
A
diferencia de la generación “X” y la generación “Baby Boomers”, los jóvenes de
hoy, conocidos también como la generación “Click”, buscan ascender en sus
puestos de trabajo, ser empresarios exitosos y realizarse personal y
profesionalmente de manera rápida, y cuando no lo consiguen se estresen y se
vuelven poco tolerantes.
Para
Karen Weinberger Villarán, directora del Centro de Emprendimiento e Innovación
de la Universidad del Pacífico, el problema con la generación “Click”, es que
al vivir una carrera contra el tiempo, obsesionados por alcanzar objetivos
bastante exigentes, la mayoría no se ha puesto analizar si verdaderamente eso
es lo que quieren, y menos aún, por qué lo quieren. Por momento parecieran que
han perdido la capacidad de reflexionar sobre el sentido de sus vidas, el por
qué y para qué hacen las cosas, dejando de disfrutar el proceso de alcanzar los
objetivos.
En
la vida, las empresas como las personas tenemos un ciclo durante el cual
aprendemos a enfrentar fracasos y derrotas, y nuestra capacidad para salid
adelante dependerá de la actitud con la que enfrentemos estos contratiempos.
“En
mi experiencia personal como docente y promotora de nuevos emprendimientos no
veo una gran diferencia entre cómo los hombres y mujeres enfrentan sus
fracasos, pero sí veo que hay diferencias en función a variables culturales y
familiares, así como a la manera en que enfrentan sus propias experiencias de
vida”, sostiene la especialista.
“El
tema es complejo y no hay una única respuesta, pero de los que estoy 100%
segura es que las personas que siempre ven el “vaso medio lleno” en lugar del “vaso
medio vacío” son las que con visión positiva de su futuro —además de pasión y
coraje — suelen salir delante de manera exitosa”.
Cuando
uno emprende algo, la posibilidad de fracasar es latente. El punto está cómo
enfrentamos la adversidad.
Según
Weinberger Villarán, el fracaso nunca debe ser un impedimento para lograr
nuestros sueños, nuestros ideales e ilusiones. “La posibilidad de fracasar no
debe paralizarnos. Por el contrario, debe motivarnos a planificar nuestro
futuro haciendo un profundo análisis de nuestras posibilidades”, refiere. (Redacción)
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