Convertida en
ícono del drama que vive el país, Evangelina Chamorro narra los momentos que le
tocó vivir el día en que un huaico casi la mata.
Dicen
que en medio de las tragedias acontecen milagros. El ejemplo más mediático lo
vivió Evangelina Chamorro Díaz la mañana del 15 de marzo, cuando por causa de
un huaico en Punta Hermosa, fue arrastrada más de 600 metros. Durante el
trayecto estuvo cuatro veces frente a la muerte, pero pudo vencerla para
contarnos su historia.
“Escuché
un ruido. Le pregunté a mi esposo ¿qué es lo que suena?, y me dijo no sé.
Salgo a ver y el lodo ya estaba en ambos costados. En ese rato mi esposo me
toma de la mano, pero el palo en la que él se sujetaba se quebró, y el agua nos
arrastró”.
“Durante
los 30 minutos que fui arrastrada cuatro veces el lodo me tapó. Tragué barro
mientras pedía ayuda, pero nadie me escuchaba. Ya no tenía fuerzas ni para
respirar. Fue ahí que me dije, Dios que serán de mis hijas sin padre ni madre. Dame
fuerzas, [pausa] y Él me oyó”, cuenta haciendo un esfuerzo para no quebrarse.
Evangelina
sabe que a Dios le debe su vida, y ella no se avergüenza en decirlo. “Le pedí
fuerzas para salir y pude hacerlo cuando un tráiler se colocó en el puente,
obstruyendo el curso del huaico hacia el mar. Al momento que salí de los
escombros, di dos pasos, y de ahí no me acuerdo quien me cargó, solo que
desperté en la ambulancia”.
Evangelina
Chamarro fue llevada al hospital María Auxiliadora, donde luego de permanecer una
semana, fue dada de alta el 22 de marzo. Ese día, el doctor Julio Medina,
director del hospital, informó que si bien ella se encontraba recuperada de sus
heridas, todavía deberá seguir un tratamiento psicológico, debido al fuerte
golpe emocional de haber estado cerca de la muerte.
Segunda
oportunidad
Oriunda
de Iquitos, Evangelina construyó junto con su esposo Armando un corral de
animales en el asentamiento humano Nueva Navarra, en Punta Hermosa. Fruto de
ese negocio, logró ahorrar más de siete mil soles y comprar una moto. Todos
estos bienes desaparecieron el día del huaico.
Al
lado del padre de sus dos hijas, Evangelina se alista a empezar otra vez de
cero. No le teme al reto, y menos ahora que sabe que Dios le ha dado otra
oportunidad de vida. “Estoy segura que venceré”. Y le creemos. (Texto: Claudia
Macedo)
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