Es una afección
crónica de la piel, que de no ser tratada a tiempo deriva en la aparición de
pápulas y pústulas en el rostro.
Muchas
personas confunden la rosácea con el acné, de ahí que no le presten atención en
sus inicios. Solo acuden al médico cuando sobre la piel del rostro empiezan a aparecer
pápulas (lesión) y pústulas (lesiones con pus).
Según
el médico Fredy Soto, esta enfermedad, que consiste en la dilatación de los
vasos capilares de la zona central del rostro, afecta en el país a más del 25%
de personas, sobre todo a aquellos de piel clara.
La
causa de esta enfermedad se desconoce, aunque se cree que puede heredarse. Generalmente
se presenta después de los 25 años, y afecta tanto a hombres como a mujeres.
La
rosácea al principio se manifiesta con enrojecimiento, luego con la aparición
de pápulas, cuyas lesiones de bordes elevadas hacen que las personas crean que
tienen acné. Por eso muchos lo llaman acné rosácea, término inexacto, pues esta
patología no existe.
En
fases más avanzadas de la enfermedad, la piel del paciente se engrosa; en los
hombres en la nariz y el mentón; mientras que en las mujeres, a la altura de
los pómulos.
Las
personas con rosácea manifiestan ardor, picazón, pero sobre todo baja
autoestima, debido a que son objeto de burla. Esta situación emocional
dificulta su curación por tener el sistema inmunológico débil.
Detonantes
Varios
factores predisponen a sufrir de rosácea. Entre las principales, según el
médico dermatólogo José Aparcana, tenemos el sol, los ácaros, el ají, los
condimentos, el agua caliente, los mariscos, el alcohol, el estrés, etc.
Sobre
los alimentos que ayudan a evitar los factores de riesgo, el especialista recomienda
el consumo de pepino, zanahoria, cereales, cebolla, manzanilla y el uso del
aceite de oliva para hacerse leves masajes. Asimismo los hidratantes y
bloqueadores solares. Ambas de una sola marca para conseguir resultados más
efectivos.
En
caso de existir pápulas y pústulas, usar antibióticos recetados por un médico y
no por un boticario.
Tratamiento
Cuando
encontramos algunos capilares sanguíneos muy visibles,
la electrocoagulación es una buena opción, dice el dermatólogo Fredy
Soto.
“Hoy
en día, el láser vascular da unos resultados excelentes. El
láser KTP puede mejorar enormemente la rosácea en dos sesiones espaciadas en
seis semanas. También el uso de la Luz Intensa Pulsada (IPL) para la eritrocuperosis
(rojez). Estos tratamientos deben llevarse en momentos en los que la piel
no esté expuesta al sol”, refiere.
El
tratamiento con láser no es doloroso, y debe aplicarse desde la fase inicial
para evitar que la enfermedad avance. (Redacción)
NO TIENE CURA
Pero
puede tratarse y controlar.
El sol, los
ácaros, el ají, los condimentos, el agua caliente, los mariscos, etc.,
predisponen a sufrir esta enfermedad.
“Fui a los brujos,
pero nada”
A
los 17 años Paulina Rosa notó algo raro en su nariz y mejillas. Preocupada fue
a mirarse al espejo, donde comprobó que no eran espinillas, eso la tranquilizó.
Los meses pasaron, y esos sarpullidos se convirtieron en granos. Espantada fue al
Hospital Central de la Policía Nacional. Luego de evaluarla le diagnosticaron rosácea.
Aturdida
por la noticia de que esta enfermedad no tenía cura, decidió seguir al pie de
la letra las recomendaciones médicas. Comenzó a aplicarse cremas, a tomar
antibióticos y a hacer dieta, pero la rosácea continuaba.
Con
el apoyo de su familia viajó a Argentina, donde consultó con otros
especialistas. Gastó mucho dinero, sin embargo no experimentó grandes mejorías.
A
los 47 años regresó al Perú; para entonces ya tenía 30 años con la enfermedad. Una
noche vio la programación de la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo, donde
se enteró que usando la fe podía curarse. Decidió asistir. Además no tenía nada
que perder, ya había ido incluso a los brujos, sin ningún resultado.
Perseverando,
en algunas semanas empezó a desaparecer los síntomas. Hoy es una mujer curada.
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