La iniciativa plantea elevar a 10 por ciento las regalías para la explotación minera de oro y a cinco por ciento las del cobre, como mecanismo para que el Estado tenga mayor participación en la bonanza de los precios internacionales.
Actualmente, el Estado cobra regalías de entre uno y tres por ciento, según el valor bruto de venta del mineral.
El Ministerio de Energía y Minas informó que evalúa el proyecto, mientras el de Economía ya lo rechazó de plano.
Sorprendentemente, el PAP reconoció en la argumentación de su proyecto la validez de la sentencia del Tribunal Constitucional de 2004, en la que se señala que la regalía no es un tributo sino una contraprestación, por lo que las empresas que gozan de contratos de estabilidad tributaria también estarían obligadas a pagarla.
El economista Campodónico considera que la posición tardía del PAP no es más que una farsa para dilatar el tiempo. Considera que el gobierno ha sido incapaz de definir esta situación en más de cuatro años de gobierno.
El experto criticó así al proyecto de ley 4492, presentado por este partido el año pasado.
En los años 90 Fujimori suscribió convenios de estabilidad tributaria con empresas mineras para congelar el pago de impuestos. Al amparo de estos acuerdos, las 10 principales mineras no pagan regalías y la recaudación por este concepto es exigua.
Jorge Manco, investigador de la Universidad San Marcos, informó que en el mejor año Perú apenas recaudó 174 millones de dólares por regalías y en 2009 el monto fue de 112 millones.
La Sociedad Nacional de Minería aseguró que en lugar del incremento de las regalías sus asociados prefieren ampliar el aporte voluntario.
"Nos preocupa que en un momento en el cual estamos hablando de aumentar inversiones en el país por más de 43.000 millones de dólares, se piense en alterar las reglas de juego y gravar una actividad que ya tiene una carga impositiva importante", manifestó el presidente del gremio minero, Hans Flury.
Manco detalló que entre 2005 y 2009 la participación tributaria y fiscal del sector minero -incluidos el impuesto a la renta, regalías y otros gravámenes- ha sido de apenas 12,2 por ciento mientras que en Chile en el mismo período fue de 23 por ciento.
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