Trastorno mental que suele atacar a los jóvenes desde los 15 hasta los 23 años. Según especialistas, el 4 y 6% de la población podría llegar a sufrir uno de estos cuadros clínicos en diferentes niveles de severidad.
Tan temperamental como el clima o solemos escuchar a personas que se adjudican bipolares. Pero, ¿realmente saben a lo que se están refiriendo al afirmar tal cosa? Estudiada y reconocida como un trastorno que afecta el sistema nervioso y causa un efecto radical y cambiante en el estado de ánimo del que la padece. La persona puede pasar de una emoción a otra contraria de manera repentina sin razón aparente, entre éstas, de la alegría a la tristeza.
El Trastorno Bipolar (TB), es de dos tipos, siendo el de tipo 1, en la que se presentan presencias de manías y conductas aceleradas drásticas, mientras que la de tipo 2, es aquella en la que se presentan episodios de desmotivación y desinterés laboral o cuidado personal. Para ambos cuadros existen diversas opciones farmacológicas para devolverle la estabilidad al paciente.
Según el psiquiatra titular de la cátedra Honorio Delgado de la Universidad Cayetano Heredia, Renato Alarcón, la enfermedad se produce en una edad productiva para la persona y sus relaciones con los demás. “La mayoría de los casos son entre los 20 y 30 años, esto representa un obstáculo para las aspiraciones personales porque la enfermedad no tiene cura. Se puede controlar, pero de lo contrario, la persona podría cometer actos autodestructivos”, advierte el especialista.
Señales visibles
Los que padecen bipolaridad, por lo general muestran hipomanía, que es un estado de ánimo extremo, ya sea hiperactividad de emociones alegres o depresivas acompañadas por acciones consecuentes a ellas. Por lo general, esto demuestra que padecen TB del tipo 2, ya que presentan altos niveles de energía. Principalmente, son estados que van de ‘arriba’ hacia ‘abajo’: altibajos de emociones.
La inhabilidad para concluir proyectos o tareas es otro síntoma. Debido a sus altos niveles de energía y estado de ánimo, se emprenden en distintos quehaceres y pasan a otros tan rápido como emprendieron el primero. Eso conlleva a nunca concluir lo que comenzaron inicialmente, dando la impresión de volubilidad de objetivos dependiendo del estado de ánimo.
Estas personas tienden a hablar rápido, principalmente al sostener una conversación con otras, suelen pasar por encima de la respuesta y continuar hablando. Es la cualidad más común en TB. Luego la depresión, que puede confundirse fácilmente de la de una persona normal, pero aquella llega a niveles que rompe con la realidad que rodea al paciente y los antidepresivos le podrían llevar a la manía.
Y finalmente, tenemos la que caracteriza el mal, que es la ‘manía mixta’. Se experimentan manía y depresión al mismo tiempo, con episodios de irritabilidad. La persona suele presentar estos cuadros de enfurecimiento y depresión insoportables para él y los que la rodea. Básicamente los pacientes no saben porqué están tan irritables y no pueden evitar ni controlarla.
¿Es hereditario?
Según el psiquiatra Manuel Ortega, hay un factor hereditario que puede influir para sustentar que se tiene dicha enfermedad. “La herencia es múltiple, ya que no se conoce un gen de bipolaridad, sino que son un conjunto de alteraciones genéticas que sumadas se traducen en un grado de vulnerabilidad para tener bipolaridad”, indica Ortega. Debido a que ataca en una edad temprana, el diagnóstico precoz está ligado al estilo de vida, pero también se debe evaluar antecedentes familiares y dar con un diagnóstico correcto de bipolaridad puede tardar hasta seis años.
Tratamiento
Los especialistas recomiendan seguir un tratamiento farmacológico y mental para estabilizar química y emocionalmente al paciente. Los tipos de intervención psicosociales como la psicoeducación individual o grupal, que involucra a la familia pueden ayudar a la integración del individuo a la sociedad y poder controlar sus ataques emocionales, volubilidad drástica y cualquier pensamiento autodestructiva provocado por los severos casos de depresión.
Si bien no hay una cura definitiva, se puede decir que se ha logrado casos en que se puede convivir con el mal y poder controlarlo. Siendo un mal mental, el desequilibrio puede provocar manías incontenibles, por lo que se recomienda que el apoyo familiar debe estar siempre presente porque sí se puede llevar una vida normal con un tratamiento adecuado.
Por eso, piénselo dos veces antes de afirmar si es bipolar solamente porque tiene estados de ánimo cambiante, pero si es recurrente y severo en usted, entonces debería acudir a un centro de salud. (JP)
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