Hoy en día existe un alcohólico por cada 10 personas que han consumido éstas bebidas alguna vez en su vida. Representa aproximadamente el 70% de la población mundial. Pero esta adicción también provoca daños físicos y psicológicos ¿A qué se debe este destructivo vicio?
Cual trago amargo, así es como se convierte lo que hoy en día es el vicio más común: el alcohol. Si bien la droga es prohibida, restringida, consumirla es delito y su venta es penada, otra droga circula sin contemplación por considerarse inofensiva y que es parte de la sociedad, como lo son las bebidas alcohólicas, que han sido, desde siempre, el principal causante de accidentes, separaciones, problemas familiares, psicológicos, económicos y sociales. Entonces, si su consumo en exceso es evidentemente dañino, ¿Por qué sigue sucediendo esto?
Para la directora de Salud Mental del Ministerio de Salud (Minsa), Gloria Cueva Vergara, señala que esto se basa a la costumbre social y el origen se da en el consumo de los jóvenes. “Esta problemática obedece a la tolerancia social, creencias, mitos, disponibilidad, presión social y mecanismos de inducción al consumo, particularmente en adolescentes y jóvenes de ambos sexos”, indica la especialista.
Según el Minsa, seis de cada 10 estudiantes probaron alcohol antes de cumplir los 14 años de edad, allí hay una clara prueba hasta qué punto comienza esta dependencia a las bebidas. También, en cuestiones familiares, las tradiciones o la simple idiosincrasia que inician a los hijos a que tomen cerveza, con el argumento de “ya son mayores”.
La organización Mundial de la Salud en 1952 definía así el alcoholismo: “aquellos bebedores excesivos cuya dependencia al alcohol ha alcanzado un grado tal que presentan notables trastornos mentales o interferencias con su salud mental o física, con sus relaciones interpersonales y su funcionamiento social económico, o bien tienen signos claros de la tendencia a orientarse hacia tales síntomas. Es por este, entonces, que tales personas requieren tratamiento”.
Hoy en día, esto no es del todo correcto, ya que, según especialistas, el hecho de beber en exceso no es ser alcohólico solamente, sino el que bebe poco pero en fechas fijas sin alteración, por ejemplo: cada fin de semana o cada día señalado sin variar, lo que provoca que la persona sea un alcohólico crónico en potencia.
Tipos de alcoholismo
Alcoholismo Alfa: Representa una dependencia del alcohol puramente psicológica, no hay signos de proceso progresivo ni disturbios debido a la suspensión del alcohol. Este bebedor es indisciplinado, pues va contra las reglas de la sociedad y bebe ocasionalmente.
Alcoholismo Beta: El incentivo para ingerir las fuertes cantidades de alcohol que conduzcan a enfermedades como gastritis o cirrosis. Y no se presentan síntomas por abstinencia.
Alcoholismo Gamma: Existe dependencia psíquica y física considerable en tanto que, los factores socio culturales y laborales quedan relegados.
Alcoholismos Delta: En este alcoholismo desempeñan un papel importante y principal los factores socio culturales y socio económicos, los factores psicológicos quedarían en segundo plano, su conducta se caracteriza por la ingesta regular en grandes cantidades a lo largo de todo el día, es incapaz de abstenerse y destaca la dependencia física.
El señor Alex Ausejo Granda vio peligrar sus más de 30 años de matrimonio y el amor de sus cuatro hijos debido a su apego a la bebida, ya que como tocaba en una banda, solía pasar los fines de semana de presentación en presentación y de esa manera se inició en el alcohol. Cuenta que se volvió violento y por la insistencia de sus compañeros, tomaba, hasta que ya lo hacía solo y cada vez más frecuente. “Yo bebía demasiado y esto iba desgastando poco a poco la relación entre mi esposa y yo. Llegué a golpearla y a mis hijos cuando acudían a defenderla. Mi esposa ya no me creía cuando le prometía que no bebería más”, recordó. Pero Ausejo se sometió a un cambio en base a la fe y pudo salir del vicio que iba destruyendo su vida y la de los suyos, pero así como él, hay muchos que lamentablemente no han podido contra la terrible adicción.
Esto se debe a que la violenta a causa del alcohol, produce un resquebrajamiento en la familia y cómo es que ésta lo sufre. Se vive un ambiente hostil, lleno de temor y resentimientos, presencia de maltrato físico y psicológico y sobre todo, la ausencia y falta de comunicación ante los problemas. El que sufre de alcoholismo nunca admitirá que lo padece ya que creerá que lo puede dejar en cualquier momento, al igual que el drogadicto. Es por eso que en un caso más crónico, la persona se alterará y sufrirá de angustias ante la ausencia de alcohol.
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