El bombero voluntario a pesar de no tener un seguro médico, no solo arriesga su vida combatiendo un incendio, sino también a perder su trabajo. A pesar de esta realidad, el no se rinde. Conozca sus carencias y que le motiva a seguir ayudando al prójimo.
El último incendio producido en una fábrica de motos de la Av. Nicolás Arriola en el distrito de La Victoria, evidenció no solo la falta de precaución sino la lamentable situación en la que los bomberos están inmersos y a la que están obligados a convivir.
A causa de aquel violento desastre y también a la falta de equipo adecuado para aplacar la emergencia, un bombero salió lastimado y denunció no haber sido atendido oportunamente en un conocido hospital de Lima, mientras que otros dos, manifestaron que los despidieron de sus trabajos por haber faltado aquel día.
Aunque la situación se solucionó y la directora de EsSalud, Cristina Baffigo, ratificó la atención médica para todo bombero herido en cumplimiento del deber y los otros dos fueron reincorporados en sus centros de labores a raíz de la presión mediática, no siempre las historias de los ‘hombres de rojo’ terminaron así.
El año pasado, por ejemplo, la voluntaria Mercedes Pineda, perteneciente a la compañía Roma Nro. 2, por acudir a apagar el incendio en el Ministerio de Educación ocurrido en Breña fue despedida de su centro de labores. Paradójico ¿no? A pesar de ese maltrato por parte de su empleador, ella continúa sirviendo.
Otro voluntario que sufrió la incomprensión de su empresa fue Andrés Pacheco. Él por llegar tarde en cuatro oportunidades por atender emergencias fue despedido. Mientras que al subteniente Renato Benvenuto le dieron a escoger entre su profesión o seguir siendo voluntario. A pesar de lo duro que es todo esto, ellos siguen diciendo presente cuando se produce un siniestro. ¿Cómo podemos proteger a estos héroes para que no pierdan sus empleos y puedan recibir atención médica ante tan peligrosa labor?
El comandante general del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP), Mario Casaretto, considera que se debe generar una norma coordinada con el Ministerio de Trabajo para que su labor sea tolerada. “Queremos que se permita la salida de los bomberos sin necesidad de pedir constancias, porque nosotros no pedimos que haya un incendio y no sabemos cuándo se producirá uno. Sabemos que tipificar una ley es difícil porque significaría que el voluntario no cumpliría todas sus horas, pero se podría estipular su autorización cuando se trate de emergencias de grandes magnitudes”, dice el comandante.
Sobre la atención médica, existe la Ley 29420, promulgada en el 2009 que brinda un seguro de vida y una compensación extraordinaria a policías, militares y bomberos que mueran o sufran invalidez durante actos de servicio. De acuerdo con esta norma, existe una compensación de 55 mil soles, sin embargo, Casaretto afirma que a pesar de la existencia de dicha ley, esta no se cumple. “La resolución firmada por EsSalud para la atención inmediata a nuestros miembros nos tranquiliza, pero buscamos que se ejecute a nuestro favor una atención diferenciada, porque nos tratan como una entidad común junto con las demás, y nosotros somos un grupo de emergencia, por eso estamos luchando por asegurar a los voluntarios a un sistema de salud”, subraya.
Como si esta realidad fuera poco, los bomberos en el país no solo están trabajando -en la mayoría de los casos- con equipos de más de 30 años de antigüedad, sino también con la poca colaboración de las personas durante las emergencias. En los últimos siniestros de La Victoria y de Independencia, Comas, ellos tuvieron que luchar para que la gente se retirara de los hidrantes (grifos de agua).
Por todos estos inconvenientes, hace poco se deslizó la posibilidad de que reciban una remuneración, a lo que ellos se negaron. El vice comandante general del CGBVP, Jorge Vera Corrales, indica que en lugar de sueldos, lo que debiera hacerse es que la ciudadanía colabore a la hora de un siniestro, que los choferes les sedan el paso y, sobre todo, modernizar e implementar las herramientas para poder trabajar mejor. “Nuestro espíritu se basa en no recibir paga alguna, si bien nos exponemos al peligro, nuestras fuerzas no han sucumbido, nuestra vocación es la que nos mantiene en pie. Siempre vale la pena arriesgarse a favor de los otros”, asevera.
Por su parte, Mario Casaretto dice que para cambiar esta realidad es necesario que se enseñe cultura cívica a la ciudadanía, que sea impartida con rigurosidad en las escuelas y que haya colaboración colectiva además. “Nosotros continuamos porque es nuestra idiosincrasia, el de servir a la comunidad hasta el último día de nuestras vidas, queremos que de alguna manera la población se sensibilice porque nuestra labor es permanente, no descansamos y siempre estamos dispuestos a acudir ante una emergencia”, finaliza.
Sin descanso:
- De lo que va diciembre, tres grandes incendios asolaron la capital. El primero, se dio en una quinta del Jirón Ocoña, (centro de Lima), luego en una empresa de autopartes de La Victoria y finalmente en una fábrica de zapatos en Independencia, Comas.
-Los bomberos no pueden costear los trajes de protección que deberían usar, puesto que bordean los 3 mil dólares y el equipo con el que cuentan es de la década del setenta, mientras que los más recientes son de hace 20 años.
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