viernes, 11 de abril de 2014

No solo ellas sufren


El incremento de la violencia contra la mujer también está afectando a los hijos. Hoy, cada vez más chicos son rebeldes, incluso algunos ya son parte de pandillas. 

En hogares donde la violencia es ‘pan de cada día’, no solo la mujer se constituye en víctima sino también toda la familia.
Lo más triste de esta realidad, es que esta violencia que afecta al seno del hogar cada año está aumentando.
A pesar que en el 2011 el Congreso endureció las penas para castigar este tipo de delito y se comenzaron a incrementar las campañas de las diversas instituciones públicas y organismos no gubernamentales para combatir la violencia, los índices de feminicidio y tentativas no disminuyeron, por el contrario fueron aumentando desde el 2009. (Ver cuadro)
Este año tampoco ha sido la excepción. Solo en dos meses se han registrado 47 casos de feminicidios y tentativas, 10 más que en el 2013
Como consecuencia de este incremento, hoy tenemos más niños huérfanos y con problemas físicos, emocionales y psicológicos en todo el país.
Para el doctor Tulio Bermeo, ex fiscal de familia, los altos índices de feminicidio reflejan una serie de errores de parte de las autoridades quienes están tratando de combatir un problema complejo a través de una ley y con compañas esporádicas que no vienen dando resultados.
“Si queremos ser eficientes en este tema debemos trabajar de manera integral, es decir, tenemos que ver el aspecto educativo con los padres para que ellos inculquen valores a sus hijos; con los profesores para que enseñen a los chicos que las diferencias con sus compañeros o compañeras no se resuelven a golpes. Y esta tarea es obligación de todos quienes tienen que informar sobre los derechos que le competen a una persona cuando es agredida”, dice Bermeo.
No denuncian
Las víctimas de la violencia doméstica provienen de todos los sectores de la vida, de todas las culturas, de grupos de bajos o altos ingresos económicos, de todas las edades. Ellas comparten sentimientos de impotencia, aislamiento, culpa, temor y vergüenza. 
Todas esperan que no suceda nuevamente, pero a menudo se repite, lamentablemente las cifras así lo confirman. 
De acuerdo con el Ministerio de la Mujer, el año pasado el 64 por ciento de las víctimas no tomó ninguna acción contra el agresor. Solo el 36 por ciento hizo algo.
¿A qué se debe esta realidad? Según Liz Meléndez, directora de Flora Tristán, la razón se encuentra en el temor que la mujer siente hacia al agresor quien aprovechándose de su relación afectiva con la víctima y los estereotipos que aún existen en una sociedad tolerante impone su fuerza.
“Precisamente por esta razón es que muchas de ellas no denuncian a su agresor, y si lo hacen, fue porque la violencia alcanzó a sus hijos. Si bien esto es bueno, la mujer no debería esperar a que ello acontezca”, sostiene Meléndez.
¿Cómo afecta a los hijos?
De acuerdo con la Policía, la mayoría de los delincuentes juveniles provienen de hogares disfuncionales, es decir de familia donde la violencia es ‘pan de cada día’.
Si bien la violencia condiciona la conducta del futuro joven, no todos terminan delinquiendo.
Según Carmen Mendoza, decana del Colegio de Psicólogos de Huánuco, los niños y niñas que ven a sus padres como se agreden terminan sembrando en sus corazones decepción y odio hacia ellos, que algunas veces acaba en parricidio.
Otros en cambio se deprimen y hasta se suicidan pensando que la violencia existente en sus casas es por culpa de ellos. Mientras que algunos abandonan la escuela para frecuentar las pandillas.
“Sea cual fuera la razón de la violencia, no cabe duda que esta afecta seriamente la autoestima de las víctimas, donde no solo la mujer desarrolla sentimientos negativos hacia su agresor sino también el resto de la familia”, dice Mendoza.
Un caso que grafica esta triste realidad aconteció en setiembre del año pasado en un pueblito de Arequipa. Ovidio de Jesús acuchilló varias veces a su exesposa Yuleidis Murcia Martínez delante de los hijos de ambos.
Como consecuencia de ver presenciado este hecho de sangre, la abuela de las dos menores, Rosita Martínez Oliveros, cuenta que sus nietas despiertan casi todas las noches llorando y con pesadillas
La violencia que está destruyendo la familia no diferencia sexo, raza, edad o condición social; se produce en diversos escenarios de la sociedad. Es hora de cambiar esta realidad. La decisión está en tus manos, mujer.  (Redacción)

DATOS
1.- De acuerdo con el Ministerio de la Mujer, 11 mujeres mueren cada mes a manos de sus parejas o exparejas.
2.- Los celos constituyen la principal causa de agresión.
3.- El 74% de los agresores reveló que lo hizo premeditadamente. Y el 62% con crueldad.

4.- En la mayoría de los casos la agresión se cometió en la casa de la víctima.

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