jueves, 25 de septiembre de 2014

Trata de personas: la esclavitud del siglo XXI




En Madre de Dios no todo lo que brilla es oro. Como consecuencia del ‘boom’ de la minería informal en esta región, docenas de niñas, niños y adolescentes traídos de otras partes del país son explotados sexual y laboralmente. Como si esta tragedia no fuera suficiente, los que se enferman tienen que esperar días para atenderse ya que no hay suficientes médicos.

La minería informal en Madre de Dios no solo está destruyendo el medio ambiente de la región, también está destruyendo la inocencia de cientos de niños que son explotados laboral y sexualmente todos los días.
De acuerdo con el Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos (Promsex), en los campamentos mineros hombres armados contratados por los dueños vigilan a sus víctimas (todo ellos menores) las 24 horas durante 7 días en dos turnos.
En medio de un calor atroz y en condiciones de salubridad deplorables, docenas de niñas, niños y adolescentes (la mayoría provenientes de otros lugares del país) extraen el oro de túneles, que luego lo transportan a la superficie para su procesamiento. Esta práctica diaria los expone a explosiones, derrumbes, asfixia, inhalación de sustancias tóxicas, entre otros peligros que afectan su salud.
En Madre de Dios las víctimas de trata son usadas para trabajar a partir de los 13 años. Y para las labores sexuales desde los 6 hasta los 12 años
Alrededor de las minas, sobre todo en la localidad de La Pampa, se han levantado precarios negocios que funcionan como bares donde los menores son obligados a acompañar a los parroquianos para luego prostituirse. En compensación por su ‘trabajo’ estas chicas reciben comida y un poco de dinero.
Por la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran estos menores, muchos padecen de enfermedades.
El ‘boom’ de la minería informal ha hecho que a Madre de Dios lleguen miles de personas de todo el país. Solo en La Pampa viven  14.000 habitantes, aunque las autoridades afirman que solo son 1.831 personas.
La explosión demográfica de Madre de Dios (40.000 hasta mayo de este año) no ha ido de la mano con el incremento de los servicios. Sectores como salud, por ejemplo, no se dan abasto para cubrir la demanda.
De acuerdo con el investigador y antropólogo de la PUCP Jaris Mujica, una de las localidades más afectadas por esta situación es La Pampa.
En esta localidad, donde Promsex ha advertido que el problema de la trata es muy grave, solo existen 19 trabajadores de salud, de los cuales solo 2 son médicos.
Esta realidad se agudiza aún más por la limitación del presupuesto y la infraestructura. Según Mujica, en Las Pampas ningún establecimiento de salud cuenta con desagüe, sino con pozos sépticos, ni con servicios de agua ni de energía eléctrica de manera constante.
“Si consideramos que la población de La Pampa es de 14.000 habitantes, entonces estamos ante un grave problema de salud pública, que afecta sobre todo a las víctimas de trata quienes ante su imposibilidad de viajar a otra localidad deben esperar varios días para ser atendidas, lo que agrava su dolencia”, dice el investigador.
Mujica asegura que una víctima con infección sexual en La Pampa debe esperar hasta 20 días para acceder a un médico. En el caso de enfermedades respiratorias hasta 15 días. Mientras que para dolencias estomacales, contusiones y dermatológicas unos 10 días.
Rutas de la esclavitud
Estudios realizados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la ONG Acción por los Niños dan cuenta de la existencia de 4 rutas de trata de personas hacia Madre de Dios. Así tenemos Costa Norte, Selva Norte, Selva Sur y Sierra Sur.
El principal flujo de destino de la población hacia Madre de Dios es Cusco, con más de 2.600 personas.
El 20% de niñas, niños y adolescentes de este departamento son víctimas de trata en explotación sexual y explotación laboral. (Novak&Namihas 2009).
Sin hogares o albergues para víctimas
En Madre de Dios no existe ningún hogar o albergue para las víctimas de trata de personas. Recientemente el Ministerio de la Mujer inauguró una Casa Refugio para víctimas de violencia de género y trata. Si bien es un avance, aún no contempla de forma específica este problema.
 “La angustia no termina, porque nos preguntamos dónde se encuentran las víctimas rescatadas. Alguien comentó: “ubíquenlas en un hogar”; sin embargo, nos topamos con la triste realidad de que el albergue para víctimas de violencia familiar (proyecto de inversión pública del Gobierno Regional) no está operativo; ni existe el INABIF en Madre de Dios; menos aún un albergue, casa de acogida o Centro de Atención Residencial – CAR, para víctimas de explotación sexual ni trata de personas”, comenta Tania Romero,  integrante del equipo de capacitación del Proyecto Crecer Seguras contra la Trata en Puerto Maldonado, Madre de Dios – PROMSEX.
En estas condiciones inhumanas viven actualmente docenas de víctimas de la trata en Madre de Dios. Lo peor es que ninguna autoridad local dice algo al respecto. Estamos a pocos días de las elecciones municipales y regionales, y de acuerdo a lo que uno lee de sus propuestas de gobierno, ninguna contempla esta problemática.
Como dice una sobreviviente de la trata en Madre de Dios a quien llamaremos Julia: “La indiferencia de las autoridades duele más que la trata”. Así están las cosas en esta región, y muy probablemente en otras localidades del país donde se lleva a cabo esta condenable práctica. (Raúl Vela)

CIFRAS
1.- Entre el 2011 y 2013 fueron rescatadas 2 mil víctimas de trata, de las cuales 840 fueron niñas, niños y adolescentes.  (MININTER)
2.- En el 2012, 1.960 casos de trata se registraron en el Perú, de esa cifra 763 fueron niñas y adolescentes
3.- Con relación al año pasado, este 2014 se ha incrementado en 60% el número de denuncias.
4.- El 56% de las víctimas mujeres son captadas por Facebook o Twitter. (La República 6/2014)
5.- De los 101 procesos de trata entre el 2011 y 2013, solo 26 tienen procesos.  (MJ)
6.- El 50% de víctimas de trata en el Perú son niñas, niños y adolescentes (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito ONUDD)

CAPTACIÓN DE LAS VÍCTIMAS DE TRATA
1.- Ofertas laborales engañosas con buena remuneración (32,81% PNP).
2.- Reclutamiento de personas a través de anuncios en agencias matrimoniales y modelos (32,01% PNP).
3.- Secuestro, rapto, anuncios en agencias de adopción, seguimiento de la posible víctima (58,50% PNP).
4.- Padrinazgo, la mujer o la menor de edad son entregados por la propia familia al “padrino” o “madrina” quien ofrece educación y mejor futuro (45,05% PNP).
5.-  Seducción, engaños afectuosos a la víctima, prometiéndole una mejor vida en otras ciudad (3,95% PNP).
6.- Compra y venta de personas (4,74% PNP).
7.- Captadas en  web, blogs, chats, Facebook, Twitter, con fachadas fraudulentas (61,26%PNP).

PROCESO DE LA TRATA
Captación, transporte y traslado, acogida y recepción de la víctima. Usando la fuerza, amenaza, coacción, rapto, fraude, abuso de poder o concesión de pagos o beneficios a cambio del control de la vida de una víctima, para la explotación sexual o laboral.

Países que controlaron la corrupción realizaron una explosión de reformas para lograrlo



Investigador Bo Rothstein planteó nueva política anticorrupción con resultados y explicó por qué fracasaron las medidas tradicionales.

Los países que han logrado controlar la corrupción han implementado una “explosión de reformas” para conseguirlo y las medidas adoptadas han sido lo suficientemente fuertes para que los ciudadanos vean el cambio, afirmó el investigador Bo Rothstein de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia. 

Rothstein apuesta por una política anticorrupción efectiva que contemple las siguientes medidas: 1) Introducir un sistema impositivo extensivo porque quien no paga impuestos podría no importarle mucho la corrupción. 2) Educación universal. 3) Reclutamiento de personal en la administración pública basada en los méritos. 4) Igualdad de género que de señales de imparcialidad. 

Según el catedrático de la Universidad de Gotemburgo, las políticas anticorrupción tradicionales han fracasado porque se han basado en teorías inexactas que asumen, por ejemplo, que la corrupción es un problema de incentivos, cuando en realidad si dependiera de ello ya se hubiera solucionado cambiando dichos incentivos. 

A su parecer, tampoco funcionó la teoría ética de que para controlar la corrupción, se requiere una mayor educación ilustrada, cuando en realidad las personas que cometen actos corruptos son conscientes de que sus actos están mal y participan de ella porque no ven otra posibilidad. 

Para Rothstein, una de las formas más efectivas para disuadir actos de corrupción es convencer a los ciudadanos que las demás personas que están en su misma situación (léase la mayoría) están dispuestos a hacer lo correcto. Y para ello se necesita que las autoridades y la sociedad en su conjunto den señales claras y fuertes de que así será. 

Esta teoría es llamada de la “acción colectiva” o “trampa social” porque (bajo la misma premisa) los ciudadanos que están en un entorno corrupto al ver que la mayoría está actuando mal podría inclinarse por hacer lo mismo que ellos. No obstante, reconoce que siempre existirá una minoría que no se deja influenciar por su entorno. 

DESTRUYENDO MITOS 
Durante su exposición en la V Conferencia Anticorrupción Internacional “Nuevo paradigma en las políticas anticorrupción y la teoría de la acción colectiva”, Rothstein afirmó que “los hechos demuestran que un gobierno grande es menos corrupto y tiene una mejor calidad de gobierno”, contrariamente a lo que se piensa. 

En base a investigaciones realizadas, también sostuvo que “el efecto de la democracia en el bienestar humano no es impresionante” y el control de la corrupción termina teniendo un mayor impacto positivo en los indicadores de bienestar y satisfacción en la población.  (Agencia)

Suicidios: un problema latente

El 80% de los casos de suicidios está asociado a la depresión.    


El año pasado 334 peruanos se quitaron la vida, lo que significa un aumento del 9% con relación al 2012. Lo más preocupante de esta realidad, es que ahora hay más menores de edad suicidándose. 

El 24 de julio último Cándida Quispe Pari (22) decidió acabar con su vida. Horas antes había discutido con Richard, su pareja. Según cuentan quienes la conocieron, Richard cada vez que tomaba la celaba ya que pensaba que ella la engañaba con otro hombre.
De acuerdo con la policía, Cándida cansada de esa vida se envenenó tomando un potente raticida.
Del 2012 al 2013, los casos de suicidios en el país aumentaron en un 9%. El año pasado 334 personas se quitaron la vida. Las causas que empujan a los peruanos a tomar esa fatal decisión son diversas. Así tenemos ruptura de pareja, depresión, problemas de familia, temas de adicción, inseguridad, desempleo, etc.
Si bien estas causas siempre han existido en nuestra sociedad, de acuerdo con el psiquiatra Martín Nizama estas se han agudizado por una serie de razones.
Lo más preocupante de este problema de salud mental, es que en los últimos años hay más menores de edad suicidándose. Solo en el  2013, el 15% de las personas que se quitaron la vida fueron niños y adolescentes, tal como lo ha señalado recientemente el instituto Noguchi.
Días atrás, por ejemplo, Sebastián Cari Huamán (17) se quitó la vida ahorcándose con una correa en su vivienda ubicada en Villa El Salvador.
Para la policía, el adolescente tomó tal decisión cansado de los maltratos físicos y psicológicos que sufría por parte de sus amigos.
¿Por qué el número de suicidas adolescentes y niños viene aumentando en el país? Según el doctor Nizama, la causa está en la familia. “Debido a la sociedad pos moderna en la que vivimos, hoy los hijos no tienen amor, atención. Los padres ya no son padres solo progenitores, que creen que dándoles cosas materiales y libertad a sus hijos ya cumplieron con sus responsabilidades”, dice.

El suicidio infantil en el país constituye la segunda causa de mortalidad entre los jóvenes de 15 a 29 años.

Por su parte, Freddy Vásquez, presidente de la Sociedad Peruana de Prevención de Suicidios, señala que las razones la encontramos en el aumento de la violencia familiar, en la presión-cada vez mayor- a que son sometidos los menores para que sean alumnos exitosos, en las decepciones amorosas, etc.
“Como los niños y adolescentes carecen aún de madurez emocional que les permita manejar situaciones adversas, por eso se deprimen más, situación que los lleva a estar más propensos al suicidio”, sostiene Vásquez.
La depresión
La decisión de quitarse la vida no siempre es una reacción ante una circunstancia adversa que vive una persona, sino el desenlace fatal de un proceso que empezó desde la infancia. “Si en la niñez el joven sufrió de abandono, descuido, tuvo poca atención, tendrá mayor disposición a desarrollar una depresión mucha más severa”, advierte Vásquez.
En el Perú, habría aproximadamente mil suicidios al año, de esa cantidad, el 80% de los casos está asociado a la depresión.
¿Cómo los padres pueden darse cuenta que sus hijos pasan por problemas de depresión?
Freddy Vásquez sostiene que cuando  se corta la comunicación de los padres con los hijos y estos asumen que los hijos lo saben, entonces ahí empieza la peor pesadilla. El especialista conoce historias de padres que nunca se enteraron de que sus hijos atravesaban por una depresión o que se les pasaba por la cabeza ideas de suicidio. Es el caso del papá de Sebastián que solo supo que su hijo tenía un problema cuando este ya se había suicidado.
Según un estudio del Ministerio de Salud (Minsa), el 20% de la población escolar sufre de algún tipo de depresión. Las autoridades (no solo del Gobierno Central sino también de los otros estamentos del Estado) saben de esta situación, a pesar de ello poco hacen para cambiar esta realidad.
Para el doctor Nizama, como los menores de edad no votan en las elecciones por eso a los políticos no les interesa este problema, de ahí que hasta la fecha-dice- no se le haya escuchado a ningún candidato municipal o regional decir algo al respecto.
¿Cómo enfrentar este problema?
Según la psicóloga Elena Tanguis de La Torre, los padres deben generar adecuados canales de comunicación con sus hijos para poder entenderlos mejor y así saber reconocer señales, las cuales podrían terminar en cuadros severos de depresión y potencial intento de suicidio.
Un informe del Minsa del 2012 señaló que el suicidio infantil en el país constituye la segunda causa de mortalidad entre los jóvenes de 15 a 29 años. (Redacción)

¿CÓMO RECONOCER A UN POTENCIAL SUICIDA?
-  El estado de ánimo disfórico (tristeza, melancolía, irritabilidad).
- No disfrutar de las actividades que antes realizaba (anhedonia).
- Alteraciones en el sueño, el apetito, el comportamiento, los movimientos son más lentos.
- Cambios en el lenguaje, tono de voz  más bajo, disminuyen las inflexiones en el tono de su voz y hasta se produce mutismo selectivo.
- No socializa, se aísla, disminuye la concentración y memoria.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

¿Volveremos a crecer económicamente?

La tasa de empleo en construcción civil disminuyó en varias ciudades del interior del país.


Muchos peruanos están preocupados por la situación económica del país. Sin embargo, el Gobierno dice que lo peor ya pasó.  

Luis Castilla dejó el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF)  luego de 38 meses en el cargo en un momento en que nuestro país busca recuperar el crecimiento económico que lo caracterizó en los últimos 10 años.
Si bien la desaceleración de la expansión del producto bruto interno no significa que estemos en camino a la recesión, ello no quiere decir que debamos confiarnos.
Según el nuevo titular de la cartera de Finanzas, Alonso Segura, lo peor de la desaceleración ya pasó, y que el crecimiento de julio-aunque pequeño-demuestra que pronto retomaremos la expansión que teníamos hasta diciembre del año pasado.
Segura sostuvo que dos factores son claves para asegurar que el PBI crezca a tasas del 6%. El primero, mejorar la capacidad de gasto del sector público; y el segundo, reactivar el sector empresarial y de la población.  ¿Mas será posible alcanzar dichos objetivos?
El economista Elmer Cuba, socio director de Marcoconsult, dice que por el poco tiempo que le queda al Gobierno le será muy difícil mejorar la capacidad del gasto público, ya que ello requeriría de algunas reformas que van a demorar. Lo único que podría hacer es emitir un bono a los jubilados para incentivar el gasto. “Tomando en cuenta que en 19 meses tendremos un nuevo presidente, es mejor que en el corto plazo el Gobierno trabaje más con los privados, y una buena señal que daría a ese sector sería flexibilizando el mercado laboral”, sostiene Cuba.
Jorge Guillen, docente de Esan, señala por su parte que mejorar el gasto estatal es lo ideal, lamentablemente eso no se hizo aunque algo podría hacerse el 2015, pero si la idea-agrega- es crecer cerca del 6% lo más conveniente para el Gobierno es apegarse a los empresarios, y para que ellos mejoren su inversión el Ejecutivo deberá impulsar algunas reformas, como más facilidades tributarias y eliminación de costos laborales.

A pesar de la fuerte contracción económica de este año, el país crecerá alrededor del 3%...

¿Qué provocó la desaceleración?
De acuerdo con el Oscar Dancourt, economista y profesor principal de la PUCP, el enfriamiento de nuestra economía fue provocado por razones externas, como la caída de los precios de nuestras materias primas y la menor demanda de los países consumidores de minerales como China, sin embargo sostiene que esta coyuntura internacional pudo controlarse a través de rápidas y sólidas decisiones en política económica, en sus tramos monetario y fiscal.   
Según Dancourt, esta falta de reacción a propósito de la desaceleración vía el PBI desestacionalizado (aquel que informa el desempeño de una serie de datos sin tomar en cuenta efectos puntuales o estacionales que avivan la demanda y consumo agregados en determinados períodos) que vino “avisando” del enfriamiento desde el 2013, tiene como responsables al BCR y al MEF que no avizoraron la desaceleración a tiempo.
Los tres economistas consultados sostuvieron que el país no puede seguir dependiendo de las materias primas, de ahí que sea necesario-agregan- que el Gobierno acelere el Plan Nacional de Diversificación Productiva que fue presentando el último mes de agosto, y que el próximo presidente que elijamos el 2016 se comprometa en continuarlo.
Sus consecuencias
La desaceleración económica acentuada en el primer semestre del año ha comenzado a pasar factura a varios sectores productivos, uno de ellos es el de construcción.  Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en julio este sector que es gran generador de empleos y que ha apoyado al crecimiento con tasas superiores a los dos dígitos tuvo un flojo desempeño, al caer un 6,02% por menos inversión. Esto originó que en ciudades como Lima, pero principalmente Cajamarca, Puerto Maldonado, Cerro de Pasco, Pucallpa, Áncash, haya habido una reducción significa de nuevos puestos de trabajo.
Otro sector afectado es el comercio. Al primer semestre del 2014, las ventas de diferentes productos muestran una contracción del 4%. El impacto estaría dado por la categoría de bebidas (-7%), alimentos (-2%) y cuidado del hogar (-2%).
No cabe duda que la desaceleración está mudando los hábitos de los consumidores, quienes desde el 2013 vienen pasando por un fenómeno de migración que va de presentaciones de mayor a menor precio (marcas blancas y ofertas en supermercados y moderación en la compra en el mercado tradicional). 
A pesar de la fuerte contracción económica de este año, el país crecerá alrededor del 3%, que de acuerdo con los especialistas será uno de los más altos de la región. (Redacción)

SABÍA
1.- Analistas del BCR de Chile vaticinan que el PBI de su país solo crecerá 2% este año. En tanto, en el gigante sudamericano, Brasil, se habla que su expansión económica apenas llegará al 1%.
2.- Los países de la región que tendrían mejores crecimientos este año son Colombia y Panamá.

Los peruanos vienen cambiando sus hábitos de compra.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Colombia: El drama de los hombres violados en la guerra interna

Nadie les quitará lo vivido, pero contarlo hace la carga menos pesada y ayuda a no olvidar la historia de su pueblo.
En el instante en que usted comienza a leer este artículo van más de 6.700.000 personas reconocidas oficialmente como víctimas del conflicto armado colombiano desde 1985. Un 51 por ciento son mujeres. Más de 5.000 (aunque se calcula que la cifra podría alcanzar las 400.000) han sufrido algún tipo de vejamen sexual. A ellas les robaron los sueños, les marcaron los cuerpos, les pisotearon la dignidad. Pero no han sido las únicas.
Por ahí, perdido entre una avalancha de estadísticas sin rostros hay otro capítulo atroz sobre el que históricamente se ha levantado un muro de silencio. De eso no se habla. Ni en privado, ni en público. Como si no existiera. Como si no existieran unos hombres de los que igualmente han abusado los actores armados. A ellos también los violaron. Por eso su drama es doble: son invisibles.
Hasta agosto, la Unidad de Víctimas, el organismo encargado de la atención y reparación de quienes han padecido la barbarie de la guerra tenía en su registro 650 casos de violencia sexual contra hombres, lo que supone un 12 por ciento del total. No se ha establecido un perfil de las víctimas, pero se sabe que la incidencia es alta entre la población afro y que son mayoría la franja de edad entre los 27 y 60 años, seguida de la de 18 a 26.
Los departamentos donde se concentra esta abominable práctica son Antioquia, Valle, Nariño, Magdalena y Bolívar, y el período, entre 2000 y 2006, cuando más incidentes se produjeron. Tanto paramilitares como guerrilla e incluso Fuerza Pública han sido perpetradores. Lo que se desconoce aún es en qué proporción, aunque todo apunta a que ha sido una forma de terror impuesta en gran medida por las autodefensas.
No es mucho más lo que se sabe de la violencia sexual contra los hombres en Colombia. Durante años, los estereotipos han estimulado la creencia de que esta clase de delitos solo se comete en ámbitos homosexuales. De ahí que se haya convertido en un tabú y se haya invisibilizado.
Y no solo aquí. Una tesis de 2008 de la Universidad de los Andes, firmada por Giselle Obando Pintor, refleja lo que se ha vivido en otros países: entre 1977 y 1989, tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña y en Canadá, la violación en tiempos de guerra se definía como un acto “exclusivamente heterosexual”. Nada ha cambiado sustancialmente desde entonces. De hecho, la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU del año 2000 hace referencia a la violencia sexual en conflictos armados como algo que solo afecta a mujeres y niñas.
“Ignorar a los varones violados no solo los margina, sino que también nos daña a nosotras porque refuerza un punto de vista que iguala ‘femenino’ con ‘víctima’ ”, le dijo Lara Stemple, académica del Proyecto de Ley sobre Salud y Derechos Humanos de la Universidad de California a The Observer en el 2011.
Un estudio de Stemple concluye que al secretismo han contribuido las organizaciones internacionales humanitarias, que no han hecho esfuerzos por dar a conocer esta realidad. De las más de 4.000 que trataron el tema, un tímido 3 por ciento lo mencionó en su literatura, pero solo como “una referencia pasajera”.
A los hombres, no hay duda, solo se les ha atribuido el rol de victimarios. Chris Dolan, director del programa Refugee Law Project, lo sabe muy bien. Considerado una autoridad mundial en esta materia, ha llevado a cabo investigaciones en el marco de las guerras del Congo y Uganda que demuestran las barreras legales y sociales a las que se tienen que enfrentar las víctimas masculinas.
En Uganda, su organización impulsa una reforma para que estos casos sean asumidos por la ley, pues ni siquiera se tienen en cuenta. Simplemente no existen. “Hemos encontrado gente que nunca había hablado de lo que le pasó. Han estado en silencio durante años. El mensaje es que si te violan, dejas de ser un hombre. Te han convertido en una mujer”, ha explicado Dolan.
Como en África, también en Colombia la norma es quedarse callado. Un largo silencio. Cargar durante años con ese pesado fardo. Mirar para otro lado, intentar reconstruir, a ciegas, los pedazos de vida que se quedaron en el camino. Es la desgracia de sociedades patriarcales como esta, donde se sobrevalora lo masculino, y donde todavía hay mujeres que les dicen a sus niños que los hombres no lloran. Eso, y el tortuoso ‘qué dirán’ dificulta, y mucho, que las violaciones salgan a la luz. El subregistro, entonces, puede ser muy elevado.
“Tanto a mujeres como a hombres les cuesta reconocerse como víctimas de ese hecho porque el daño que causa al ser humano es tan grande que la elaboración del dolor implica demasiado tiempo. Además conlleva a la estigmatización. Si en las comunidades donde ellas han sido víctimas las tildan de fáciles o de que se lo buscaron, imagínese lo que puede significar culturalmente en el imaginario de los hombres de este país”, dice María Eugenia Morales, la directora técnica de Reparación de la Unidad de Víctimas.
A las catastróficas huellas psicológicas (cuadros de estrés postraumático, ataques de ira, dependencia del alcohol y las drogas, aislamiento, pensamientos suicidas) se suman las dudas sobre la propia orientación sexual. Algunas víctimas incluso se preguntan si el haber sufrido semejante ultraje las convierte en homosexuales. Y hasta hay familias que se rompieron porque la compañera sentimental no resistió la tragedia de su pareja. Las consecuencias físicas no son menores: riesgo de enfermedades de transmisión sexual y destrucción de órganos genitales, entre otras.
Cuando violan a un hombre, lo convierten en desechable. En basura. No hay deseo, sino dominación. “Lo que está en juego es hacerlo sentir inferior y feminizarlo. Después de eso reconstruir la identidad es una tarea titánica”, sostiene María Emma Wills, politóloga e investigadora del Centro de Memoria Histórica.
Wills reconoce que en Colombia este fenómeno no se ha explorado lo suficiente. Sus investigaciones de campo, eso sí, le permiten inferir que estamos ante un escenario aterrador: “Hicimos un trabajo sobre violencia sexual en los Montes de María, Magdalena y La Guajira. Tan solo encontramos dos casos de hombres en el Magdalena, pero no hay testimonios directos porque ambos se suicidaron. No pudimos hablar con sus familiares”.
EL PODER DE LAS ARMAS
¿Por qué se usa la violencia sexual contra los hombres en el conflicto colombiano?, se pregunta en voz alta María Eugenia Morales. La respuesta no es fácil. Y menos frente a un fenómeno tan complejo como desconocido. Una cosa sí está clara: el poder se fundamenta en las armas. Morales cree que es probable que entre los hombres que han sido violados hay quienes han ejercido algún tipo de liderazgo comunitario, bien sea como presidentes de juntas comunales o en organizaciones sociales. Se trata, entonces, de contrarrestar su autoridad. De anularlos. Cuando se habla de víctimas menores de edad, la lectura es que el daño que se les causa a los niños va dirigido a las madres. También es una manera de intimidar y neutralizar el liderazgo de ellas.
Solo en algunos casos las víctimas identifican a sus verdugos. Por miedo a retaliaciones o porque había presencia de varios grupos en la zona y resulta confuso establecer quién fue. Los paramilitares, por ejemplo, han asumido muy pocos hechos de violencia sexual porque insisten en que esa no era una práctica que llevaran a cabo. Lo paradójico, dice María Eugenia Morales, es que estos ejércitos tan feroces eran capaces de picar cuerpos. “¿Y no violaban personas? ¿Tenían esas barreras en sus valores? Lo que pasa es que entienden que es una barbarie. Lo saben. Y de todas las barbaries, esa es la que más pena les da reconocer”.
TENEMOS QUE DARNOS LA MANO
A Claudia Milena Ospina la violaron los paramilitares y la desterraron de una vereda de Yondó, en Antioquia, porque estudiaba derechos humanos y porque alzaba la voz frente a los abusos sexuales que se cometían contra niños y niñas en la región.
Diez años después del horrible episodio que vivió la asalta el temor sobre qué fue de aquellos muchachitos violados que hoy deben de ser adolescentes y hombres que esconden ese oscuro secreto. Convertida ahora en la representante legal de la organización Reconstruyendo Sueños de Mujeres, que trabaja con víctimas femeninas, asegura que los estatutos permiten la presencia de hombres, pero que ninguno ha asistido a sus reuniones. “Al ser un tema tan tabú, es prácticamente imposible”.
El día que hablamos, Claudia estaba reunida con un grupo de mujeres que forman parte de diversas agremiaciones de víctimas. A la cita acudió Yolanda Perea, coordinadora de violencia sexual y representante por Antioquia en la Mesa Nacional de Víctimas.
Ella, violada por un guerrillero de las Farc cuando tenía once años –a su mamá la mataron porque se atrevió a reclamar–, dice que entre las asociaciones femeninas es creciente la preocupación por la indolencia de la sociedad frente a los hombres.
“Estamos contentas de que se nos reconozca, pero queremos que el 25 de mayo, que se institucionalizó para recordar a las mujeres, sea también para recordarlos a ellos. No hay que olvidar que niños y jóvenes también han padecido esa tragedia. La violencia sexual no distingue de género o color de piel. Tenemos que abrirles las puertas y darnos la mano en una causa que nos toca a todos”.
El próximo paso de Yolanda será impulsar una campaña de sensibilización que llegue al corazón de los varones. Tarea nada sencilla, pues aunque la Unidad de Víctimas está prestando atención psicosocial a los que se han atrevido a hablar, el silencio persiste y prácticamente está todo por hacer. “Tendríamos que sentarnos a reflexionar como sociedad sobre las estrategias para abordar la violencia contra los hombres”, dice María Eugenia Morales.
En ese sentido las mujeres llevan ventaja. “A pesar de los obstáculos muchas hemos procesado lo que nos pasó. Ya no sentimos vergüenza. Entendimos que no fue culpa nuestra y emprendimos una evolución lógica que nos permite dar la cara”, afirma Yolanda Perea. Los hombres, en cambio, todavía no están preparados.
Ni ellos están dispuestos a contarlo sin máscaras ni probablemente el país esté listo aún para escuchar su dolor.
TARDE 12 AÑOS EN CONTAR LO QUE ME HICIERON
“Tengo 27 años, soy estudiante de psicología y nací en una familia campesina del Valle del Cauca. Mi infancia fue genial porque crecí en el campo, al aire libre, bañándome en el río con los amigos después de las clases, jugando entre los frutales, viendo crecer a los animales.
“Desde esa época ya éramos una especie de república autónoma donde mandaban las Farc. Para nosotros las ráfagas de ametralladoras y de fusiles así como el ruido de los helicópteros por la noche y las tomas a los pueblos eran algo tan normal como cepillarse los dientes. Ellos imponían sus normas pero la dinámica económica se mantenía y la vida era, entre comillas, normal. Recuerdo que entre el 95 y el 96 se incrementaron las acciones del frente y yo empecé a perder la inocencia y a dejar ir la magia de la niñez. Ahí fue cuando comencé a vivir una realidad más consciente y al mismo tiempo muy triste.
“Todo empeoró en el momento en que las autodefensas avisaron que iban a entrar en el Valle del Cauca. Lo escuché por la radio y le pregunté a un adulto qué significaba ‘autodefensas’. En el imaginario colectivo de los habitantes de la zona eso suponía que llegaban las motosierras. Ya para entonces yo había descubierto la lectura y me mantenía leyendo todo lo que caía en mis manos y oyendo noticias. Debí heredarlo de mi madre, que nunca fue a la escuela pero que es una gran lectora.
“Tenía 11 años cuando aparecieron en la vereda. Habían anunciado su arribo con bombos y platillos, pero nadie dijo nada. Lo hicieron delante de todas las instituciones y todo el mundo guardó silencio.
“En agosto llegaron a mi casa. Al principio tuve miedo, pero después uno se acostumbra; ¿quién le dice que no a un tipo con un fusil o una metralleta? Se volvieron amos y señores. Nos pedían agua, utilizaban la casa para cargar los radioteléfonos...
“Una tarde de noviembre de 1999 yo acababa de llegar del colegio y había un tipo de guardia en la finca. Era bajito, moreno y con acento costeño. Me invitó a acompañarlo un rato, pero yo me negué. Me imagino que eso lo molestó. Luego me pidió que le llenara la cantimplora. No había nadie más, solo él y yo. Estaba sentado con su fusil AK-47 en las manos y cuando me acerqué me apuntó en la frente. No sé por qué siempre recuerdo –es una imagen recurrente– que la boquilla del arma se veía picada, como desgastada.
“El hombre me dijo que tenía que hacer lo que él quisiera. Me llevó a un cuarto y pensé que me iba a matar. Allí abusó sexualmente de mí. Tenía 12 años.
“Lo primero que te queda es una sensación de suciedad, de asco. Uno permanece en silencio, con miedo a que alguien se entere. Aquello se vuelve una carga terrible. A mi edad fue una tortura, un trauma tremendo. Me volví rebelde, me deprimí, perdí el interés en el estudio, me aislé. Mi familia creía que eran los cambios de la edad. Yo seguía actuando como si no hubiera pasado nada. Cuando me acercaba a los 20 tuve una novia a la que le inventé todo tipo de excusas para no tocarla porque me daba miedo. No es que dudara de mi sexualidad, es solo que se mezclaban los recuerdos.
“Todos los días de mi vida pensaba en ese episodio. Luego se hacía más esporádico pero el recuerdo siempre estaba ahí. Me tocó transitar ese camino solo porque era incapaz de hablar con nadie. Había un gran dolor en el alma. Una carga que pesaba toneladas. Vivía enojado, tratando de contestar a la eterna pregunta: ¿por qué me pasó esto? Supongo que la lectura me ayudó a entender. Uno comienza a indagar en los orígenes del conflicto y descubre las historias de la guerra y se da cuenta de que no ha sido el único.
“Leyendo fue como me enteré de la ley de atención y reparación a las víctimas. Dudé bastante, la verdad. Pero un día me puse a pensar en cuántas personas habían pasado por cosas similares o peores a las que yo había vivido y que no se iban a saber. Intenté ir a declarar, pero me daba vergüenza. Hasta que un día me desperté a las seis de la mañana y me dije, voy a hacerlo. Y lo hice. Al día siguiente me tomaron la declaración. Habían pasado doce años y era la primera vez que le contaba a alguien que me violaron. Sentí una tonelada menos en la conciencia.
“Con la atención psicológica que me prestaron en la Unidad de Víctimas fui procesando el trauma. Uno perdona y se reconcilia consigo mismo y llega a la conclusión de que no hace falta que la familia lo sepa. Quizás más adelante. Además, la sociedad no está preparada para que hombres como yo salgamos a dar la cara. Somos muy inmaduros todavía. Y aquí aún ven a las víctimas como seres que esperan limosnas.
“Lo que cuenta es que recuperé mis sueños y proyectos. Se acabó la oscuridad. A pesar de todo creo en la reconciliación y en que mis hijos verán un país en paz. Un país en paz con condiciones de vida dignas”.
A VECES PIENSO QUE HUBIERA SIDO MEJOR QUE ME MATARAN
“Mandarinas. Llegaron pidiendo mandarinas. Los vi aparecer y al principio no tuve miedo. Eran dos guerrilleros: uno joven, como de 20 años, y el otro mayor. A esos no los conocía, pero estaba acostumbrado a verlos rondar porque en la vereda mandaban las Farc. La verdad es que no se metían conmigo, quizás porque era el profesor de primaria y porque yo andaba derechito, como todo el mundo. No tomaba, no fumaba, no bailaba. Mis clases y ya. Los niños y nada más.
“Llegué a tener como 28 alumnos; me da pesar con esos muchachos, qué habrá sido de ellos. Vivía en esa escuela en medio del monte, pasaba mucho tiempo solo y apenas iba a Ibagué a cobrar la mensualidad y enseguida me devolvía. También iba porque estaba haciendo una especialización. Por eso fue que, un día, un comandante preguntó que cuál era la salidera mía. Pero no hubo ningún incidente más.
“Creo que era martes como a las seis de la tarde. Yo tenía 46 años. Fue el 2 de febrero del 2006, eso no se me olvidará. En la escuela había como una granjita, y yo les dije que sí, que pasaran y cogieran las mandarinas. Se sentaron un rato y ahí fue cuando me puse nervioso. Cuando empezaba a anochecer les dije que me tenía que ir a dormir, que si querían se podían quedar un rato y coger más frutas. El más viejo me dijo que cuál era el afán, que estaba muy temprano, y se miraban entre los dos y se reían. Yo rezaba, le rogaba a Dios que se fueran; de un momento a otro el grande me dijo que entráramos en la habitación.
Yo le dije que me respetara, que como así, que era un docente con esposa y con hijos, el profesor del pueblo. Que merecía respeto. Me asusté y me puse a llorar. Me dijeron ‘nenita, no llore’, y el más grande me empujó. El tipo me bajó los pantalones y me puso el arma en la cabeza. Grité pero por ahí no hay nada cerca, y ni me salía la voz. Cuando terminó, entró el otro. Me dijeron que cuidado avisaba a alguien, que no hiciera ningún comentario. Sangré mucho, lloré toda la noche, tirado ahí en la cama, solo. Al día siguiente tuve que hacer como si nada y recibir a los niños. A los ocho días me llené de llagas, no aguantaba el dolor, el ano se me inflamó; desesperado le pedí ayuda a una vecina, le dije que me acompañara al médico, que me había bañado con agua sucia.
“El médico que me revisó me preguntó si me habían violado. Yo le dije que no; me daba vergüenza. Le dije que había sido el agua sucia de la vereda. Seguí dos años más en la escuela, pero a esos hombres no los volví a ver. Quizás los mataron porque siempre había enfrentamientos con el ejército. A veces también pasaban por ahí tipos encapuchados. Una vez me puse muy mal y creí que estaba contagiado de sida.
Le conté a una de mis hijas; mi mujer se enteró y ya no me miró igual. Al cabo de un tiempo nos separamos porque ella me rechazó. Veinte años de casados se acabaron por culpa de lo que me sucedió. Imagínese que me acusó de haberlo provocado. ¡Cómo se le ocurre! Aunque sí dudé. ¿Será que ellos creyeron que era homosexual? Yo le dije a mi mujer que si hubiera sido gay no me habría casado con ella ni habríamos tenido hijos. Pobrecita, en el fondo la entiendo; ella no tiene estudios, estas cosas no las comprende. Por eso fue que nunca me apoyó.
“No sé cómo no me he vuelto loco con lo que me pasó. Me la paso tomando pastillas para dormir y para controlar los episodios de angustia. A veces pienso que hubiera sido mejor que me mataran, porque vivir con este trauma es muy duro. Esto no se me olvida. Me sentía chiquitico, con la autoestima destrozada. Vivía aterrado, no podía hablar delante de otros profesores ni de los padres de familia, pensaba que se me iba a notar, que se iban a dar cuenta de que dos tipos me violaron. Qué vergüenza que se enteraran. Ahora estoy mejor, aunque todavía me da miedo que alguien lo sepa, me da miedo que la gente vaya a pensar que soy homosexual, porque no lo soy.
“Lo que me empujó a denunciar fue que al salir de la vereda y trasladarme a otra escuela, en otro pueblo, me volví a topar con la guerrilla. Resulta que estaban construyendo una base militar y los soldados guardaban el material en el colegio. Me acusaron de ayudar a los ‘patiamarrados’, así llaman a los soldados, y me dijeron que tenía quince días para irme. No pude más. Pensé: ‘Un día de estos me desaparecen y qué, nunca se va a saber lo que estos infelices me hicieron’. Cargo una inmensa tristeza en mi corazón y siento asco de esa gente. Me da rabia la impunidad. Ellos tienen que recibir su merecido y pagar por esto”. (El Tiempo de Colombia)
NOTA
Según la Unidad de Víctimas de Colombia, la mayoría de los hombres violados fueron a manos de los miembros de las FARC.
Miembros de las FARC.


jueves, 11 de septiembre de 2014

Impuestos: la gran reforma pendiente de América Latina

Este siglo XXI ha sido promisorio para América Latina



La pobreza ha experimentado una caída abrupta en la región pero con una economía en desaceleración enfrenta la reforma más difícil para seguir avanzando.

En la última década 56 millones salieron de la pobreza y hubo una fuerte movilidad social de la mano de un crecimiento que permitió ejecutar políticas redistributivas.

Sin embargo, según un trabajo de los economistas Juan Pablo Jiménez y Andrea Podestá de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), estas políticas redistributivas tienen un límite. Y para superarlo, se requieren más impuestos.

"En sociedades con una desigualdad tan fuerte como América latina, no basta con redistribuir con programas de gasto social. Se necesita una reforma impositiva que garantice una mayor equidad en la distribución del ingreso",  indicó Jiménez.
Una torta más chicaEsta reforma es particularmente crucial ahora que la época de las "vacas gordas" parece haber terminado.
En agosto, la CEPAL recortó su pronóstico de crecimiento anual para la región del 2,7% al 2,2%.
Esta diferencia se ensancha aún más si se la compara con la "década dorada" (2002-2012) en la que, a pesar de la debacle mundial de 2008-2009, el crecimiento promedio regional fue del 3,7%.
A la desaceleración económica se añade una estructura impositiva regresiva que ha contribuído a que América Latina se gane el mote de la "la zona más desigual del planeta".
En la región el grueso de la recaudación fiscal se basa en impuestos indirectos o al consumo que cobran lo mismo sin distinguir entre ricos y pobres.
Menos de un tercio de la recaudación proviene de impuestos directos –a la renta o ganancias y riqueza– considerados más equitativos porque pueden graduar la tributación en torno al principio del que "más tiene más paga".
En países escandinavos como Noruega, Suecia y Dinamarca la relación entre ambos tipos de impuestos es exactamente la opuesta.
"Esto produce sociedades más cohesionadas con una mayor recaudación que permite un mayor gasto y redistribución. El caso contrario más marcado a nivel regional es quizás Guatemala que tiene una recaudación tributaria de poco más del 10% con la que ni puede financiar su propia seguridad", indicó Jimenez. 
La evasión fiscal
A esta deficiencia estructural se añade otro problema "crónico": la evasión fiscal.
México y Venezuela figuran entre los 10 países con mayor fuga de capitales.
Un estudio específico sobre el impacto en Argentina -"Fuga de Capitales III (2002-2012)"- halló que la evasión fiscal era de tal magnitud que el Coeficiente Gini -que mide la desigualdad social– se disparaba de 0,42 a 0,49 puntos una vez que se contabilizaban los fondos fugados a paraísos fiscales.
Uno de los coautores del estudio, el economista Jorge Gaggero explicó los principales mecanismos de evasión fiscal de la región.
"Se da tanto en los impuestos indirectos, al consumo, en los comercios por ejemplo, como en los directos, a las empresas nacionales y multinacionales y a las personas. Hay una baja conciencia cívica al respecto. Y eso que la presión tributaria en nuestra región es muy baja", señaló.
En los 18 países de América Latina se paga en promedio entre el 18 y el 20% del PIB mientras que en los 28 de la Unión Europea es el 35%, en los 18 de la Eurozona el 44% y en los países escandinavos supera el 45%.
Este panorama regional es previsiblemente heterogéneo.
"Se puede distinguir entre los países de América Central que tienen impuestos más bajos, las naciones petroleras como México y Venezuela, que basan su recaudación en el impuesto al petróleo, y las naciones que más han avanzado en el marco tributario, pero que no han resuelto la inequidad impositiva y los altos niveles de evasión, como Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia y Ecuador", señala Gaggero.
Un avance lento
En medio de este panorama heterogéneo lo cierto es que la recaudación aumentó en 13 de los 18 países de la región, pasando del 18,9% del PIB en 2009 al 20,7% en 2012.
En cierta medida este cambio se vio favorecido por la presencia de gobiernos de centro izquierda que, sin tocar demasiado la estructura impositiva, se abocaron a aumentar la recaudación para financiar un mayor gasto social.
Según José Natanson, autor de "La Nueva Izquierda" y director de Le Monde Diplomatique en América Latina, este avance fue particularmente importante en un sector clave de la economía regional: las materias primas.
"Hubo una apropiación mayor de la renta de los recursos naturales, sea por la vía de la nacionalización como en Bolivia y Venezuela o vía nuevos impuestos a las exportaciones como en Argentina o Ecuador. Esto funciona en un sentido como una reforma progresiva porque un sector que es hipercompetitivo con una renta extraordinaria paga más", señaló.
Esta mayor potencia recaudatoria sirvió para financiar los programas sociales que surgieron entre 2002 y 2006 como el Plan Familias y el Jefes y Jefas de Hogar en la Argentina, el Bono Juancito Pinto en Bolivia, el Chile Solidario y el Programa Hambre cero en Brasil.
Un sector primario salió, sin embargo, indemne de estos cambios: la minería.
Con el cambio de los regímenes legales para la inversión extranjera en los 90, en países como Colombia, Perú o Argentina las mineras apenas pagan impuestos.
"En este campo prácticamente no ha habido reformas. El gobierno de Evo Morales es una excepción porque cambió las reglas de juego", opina Gaggero.

Futuro en clave política

El tema de la reforma impositiva está en el aire desde hace tiempo, pero tiene fuertes obstáculos políticos y técnicos.
"Una razón por la que no se alteró la relación entre impuestos directos e indirectos es porque la percepción pública es muy distinta al respecto. El impuesto al consumo es mucho más difuso, uno lo paga sin darse cuenta, porque están cargados sobre cualquier servicio o producto. En el impuesto directo se ve en el recibo de sueldo la extracción que va para el estado lo que genera más resistencia, aunque en realidad uno pague mucho más de impuestos con el consumo", señala José Natanson.
Según Jorge Gaggero estas dificultades exigen fuertes compromisos políticos que vayan más allá de los vaivenes electorales.
"Se necesitan coaliciones muy fuertes que den continuidad en el tiempo a las reformas porque los mandatos que tienen los gobernantes son cortos y un cambio como este, que presenta importantes retos técnicos, requiere continuidad. Estas coaliciones no son solo a nivel nacional sino entre países si se quiere combatir la evasión fiscal de las multinacionales a los paraísos fiscales", señala Gaggero.
En efecto, la globalización económica e informática ha internacionalizado como nunca la evasión fiscal en momentos en que un 60% del comercio mundial se produce entre multinacionales.
Algunas de estas multinacionales y sus subsidiarias se compran y venden a sí mismas usando los paraísos fiscales para distorsionar los precios que pagan y las ganancias que obtienen a fin de abonar menos impuestos.
Estas dificultades no modifican la necesidad de un cambio.
Un reciente estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), señalaba que si no se avanzaba en la reforma impositiva podrían peligrar los logros sociales de la última década.
Según Alfredo González, del PNUD, la región se encuentra en una encrucijada.
"El crecimiento y los programas focalizados fueron muy importantes, pero se ha llegado a los núcleos más duros de nuestra estructura social. Para avanzar se necesita tocar intereses específicos de una élite como los que se expresan en torno al tema impositivo y esto implica una lucha política muy delicada", señaló. (Redacción)

La recaudación de impuestos directos genera sociedades más cohesionadas.







El consumo de drogas va en aumento

La mayoría de los jóvenes fuma marihuana.

El desinterés de muchos actores de la sociedad por tratar el tema de la rehabilitación del consumo de drogas en los jóvenes, ha originado que hoy tengamos más de 50 mil drogadictos en el país.

El Perú ya no es solo exportador de drogas. Ahora también sufre, y cada año peor, las consecuencias del consumo.
Si hasta el 2012 se estimaba, de acuerdo con la Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas, que en el país había 45 mil dependientes a alguna droga cocaínica hoy se cree que tenemos más de 50 mil. ¿Pero qué ha causado este aumento? Según el doctor Jorge Vergara Gerstein, docente de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la PUCP, la razón está en la despreocupación del Estado por atender el tema de la rehabilitación del consumo de drogas.
En el 2012 ese desinterés estatal se vio reflejado en un estudio de Devida que señaló que de las 918 camas para la atención de todos los problemas de salud mental, solo 200, menos del 30%, están destinadas a pacientes drogodependientes, sin que se reporte de la existencia de alguna cama para tratar a mujeres en caso de adicción.
En su tesis doctoral (Experiencias de riesgo y consumo de drogas ilegales. Subjetividad y trayectorias biográficas de jóvenes peruanos), el doctor Vergara explica que como el número de muertos por causa de la adicción a una droga ilegal aún es bajo, eso ha hecho que el Estado solo enfoque su lucha contra las drogas en la producción y el tráfico, dejando la rehabilitación a los privados, en este caso a los centros terapéuticos.
Al igual que el Estado, las familias también están viendo a los centros de rehabilitación como una vía de escape para deshacerse de los jóvenes adictos. 
Según Vergara, esta situación es preocupante porque demuestra que nadie (incluido los dependientes) quiere asumir la tarea de la rehabilitación, pasando para un tercero esa responsabilidad.
En el país solo existen 47 centros de rehabilitación formales, número insuficiente para la atención de esa gran masa de adictos que cada año viene aumentando, de ahí la existencia de decenas de centros informales.

Federico Tong: “Devida debe trabajar en todo el país y no solo en 12 regiones”.

A raíz de los trágicos sucesos en dos centros terapéuticos que dejaron más de 50 muertos en el 2011, el Ejecutivo promulgó el 23 de julio de ese mismo año la Ley 29765 con el fin de regular los establecimientos y el ejercicio de los centros de atención. Sin embargo, los gobiernos locales que deberían velar por su cumplimiento no lo están haciendo, porque al igual que el Gobierno Central, tampoco les interesa el tema.
Esta situación ha originado que cada vez existan más centros informales, donde por lo general el adicto es tratado como un animal y no como un ser humano.
El psicólogo Federico Tong considera que ante esta realidad el Estado debe ampliar el trabajo de Devida (ente estatal encargado de la rehabilitación de adictos), que actualmente llega a 12 regiones para cubrir todo el país. Asimismo dice que debe comprometerse a las autoridades municipalidades a destinar recursos para la prevención y lucha contra las drogas, porque la mayoría de delincuentes juveniles actúa bajo los efectos de algún alucinógeno.
 “Si queremos tener éxito en la lucha contra la inseguridad ciudadana también debemos tomar en cuenta este problema que nos afecta a todos”, dice Tong.
En esa misma línea, Vergara considera que el Estado debe trabajar en dupla con los privados, apoyando y vigilando. Asimismo reorientando los recursos humanos para que se logre un modelo participativo entre varias instituciones: hospitales públicos, clínicas, universidades, comunidades terapéuticas, institutos técnicos de educación superior, familia, etc. “Solo así podremos controlar el crecimientos de adictos en el país”, asegura.
La más consumida
Si bien ha aumentado el consumo de otras drogas ilegales, la marihuana aún sigue siendo la droga que más usan los peruanos, sobre todo los limeños. (Ver gráfico)
De acuerdo con Cedro, el consumo de drogas ilegales es distinto según las ciudades, debido a factores diversos, incluyendo su cercanía a las zonas de producción de drogas, el estar en las vías de transporte de drogas o las condiciones que facilitan o dificultan su comercialización al menudeo. Desde este punto de vista se aprecia mayor prevalencia de vida de marihuana en ciudades como Cusco, Tingo María, Arequipa, Tacna y Tarapoto; así como mayor prevalencia de vida de drogas cocaínicas en Iquitos, Tingo María, Arequipa, Tarapoto y Tacna. (Redacción)


Fuente: Epidemiología de drogas en población urbana 2013: Encuesta de hogares. Lima: Cedro.