La falta de valores en las familias, y el
aumento del consumo de alcohol y las drogas están originando que cada vez
tengamos más chicos delinquiendo en el país.
A
sus 15 años de edad, J.K.F.C. ya es un
experto sicario en el mundo del hampa.
Según
la Policía, este adolescente trujillano conocido también como el ‘enano Kevin’,
ya lleva en su haber tres asesinatos.
La
semana pasada, cuando se preparaba para matar a otra persona, agentes del orden
lo detuvieron frente a un colegio del distrito de La Esperanza, en La Libertad.
Con
sangre fría, este precoz sicario reconoció que había llegado a dicho plantel
para asesinar a un joven aliancista que días antes había tenido un altercado
con un hincha de Universitario de Deportes.
De
acuerdo con la Policía, en los dos últimos años (2012 – 2014) el sicariato
juvenil en el país aumentó en un 25%, sobre todo en la región norte.
¿Por
qué tenemos cada vez más jóvenes sicarios? Según César Ortiz Anderson,
presidente de Aprosec, por varios factores. Por un lado, dice, está la falta de
valores en las familias, y por otro, el aumento del consumo de las drogas y el
alcohol.
“Hoy
casi ya no existen familias, solo padres
proveedores, que con su proceder lo único que están haciendo es incentivar al
niño o al adolescente a estar más pendiente de lo material que de lo
espiritual”, asegura el experto.
Para el
psiquiatra Martín Nizama, de la Clínica Angloamericana, la razón la encontramos
en la falta de modelos a seguir, en la violencia familiar y la influencia
negativa de muchos programas de televisión, que en vez de promover valores vienen
incentivando la promiscuidad, a través de mensajes subliminales cargados de
erotismo.
Según
el Ministerio de la Mujer, la violencia familiar contra menores de edad, una de
las causas de la delincuencia juvenil en el país, viene agudizándose cada año.
Mientras en el 2012, se denunciaron 7.749 casos; el año pasado esta cifra
aumentó a 11.097 casos.
Ante la
casi ausencia del Estado para conservar los valores que por años nos han regido
como sociedad, Ortiz Anderson sugiere que sean las iglesias las encargadas de
llenar ese vacío.
Por su
parte, Nizama considera que el Gobierno debe crear condiciones para que los chicos
estudien, lejos de actos de violencia y con especialistas que puedan
orientarlos. En cuanto a los padres, dice, ellos deberán aproximarse más a sus
hijos, para lo cual tendrán que modificar sus conductas, en aras de reconstruir
ese lazo que como familia nunca debió perderse. (Redacción)
NOTA
1.- Debido al sicariato juvenil, en agosto del 2013, el Ejecutivo aprobó la Ley Nº 30076, que
busca frenar esta amenaza.
2.- Según la referida norma, a partir de esa fecha,
los jóvenes que delincan perderán los beneficios propios de su edad, por lo que
serán juzgados como adultos.
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