jueves, 3 de noviembre de 2016

Belleza peligrosa


Muchas se adentran en una carrera suicida por alcanzar la figura perfecta, impulsadas por la televisión o algún problema psicológico.

La obsesión por ser cada vez más belleza, ha llevado a decenas de mujeres a someterse a cirugías. El caso más reciente es de la joven inglesa Chloe Munning, quien a los 24 años de edad ya ha gastado casi 30 mil dólares en busca de mejorar su apariencia.

La cintura fina, los labios gruesos y la nariz pequeña han sido algunos de los deseos que, después de procedimientos quirúrgicos, pudo realizar. Para mantener su cuerpo al día, la joven continúa realizándose cirugías plásticas, porque confiesa que aún se siente insegura por su apariencia.

En el Perú un caso parecido lo vivió el año pasado la guapa actriz Angie Jibaja.

Al igual Chloe, Jibaja tampoco se sentía feliz con su cuerpo, así que decidió darse un retoque, empezando por sus glúteos. Lo que no imaginó, es que le inyectarían lubricante para turbina de avión. 
Como consecuencia de esa substancia, Angie ha sufrido espantosas cicatrices que le han alejado del mundo del modelaje.

Para la doctora Jaqueline Cruz Vargas, miembro de la Sociedad Peruana de Cirugía Plástica, una vez que el aceite de avión entra al cuerpo no tiene forma de eliminarse totalmente. “Lo máximo que se puede hacer es retirar pedazos de músculo y piel muerta o con pus, además de aplicarse antibióticos constantemente”. 

¿Qué lleva a una mujer a procurar el cuerpo perfecto? Según un estudio de la University College of London, las jóvenes que se someten a arriesgados y dolorosos procedimientos estéticos, son aquellas que sufren de baja autoestima, tienen poca satisfacción con su vida y están expuestas constantemente a los estereotipos de los medios de comunicación.

El doctor Freddy Vásquez, psiquiatra del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado –Hideyo Noguchi, sostiene que muchas veces detrás de las cirugías estéticas se esconden complejos y trastornos psicológicos que deben ser descubiertos y tratados. 


Uno de ellos, explica, es la dismorfofobia que es una creencia obsesiva o una preocupación personal exagerada por poseer un defecto en el aspecto físico y que es prácticamente imperceptible para otra gente. Precisamente eso le tocó vivir a Chloe, quien luego de haber sido objeto de burlas por su contextura a los 15 años, comenzó a obsesionarse por su cuerpo. (C.M.)

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