No hay en el mundo valla ni obstáculo para quienes quieren salir adelante, venciendo las dificultades que uno pueda encontrar en el camino. Sheyla Mesías Vidal, es un ejemplo de quien cree puede alcanzar cualquier cosa en la vida. Ella tiene 30 años y a pesar de ser invidente acude al trabajo sola. La discapacidad para ella nunca ha sido impedimento para estudiar informática en una universidad virtual extranjera de donde pronto se va graduar.
Actualmente gracias a la oportunidad que le ha dado una municipalidad ella viene desempeñándose con mucha eficiencia en el Telecentro de la Biblioteca de esa entidad.
“Quien dice que ser invidente es no poder hacer realidad tus sueños y lograr tus metas está muy equivocado”, sostiene Sheyla. Nos cuenta que luego de perder la vista estudio inglés, telemarketing, locución y computación.
Sheyla como cualquier otra chica normal los fines de semana practica el baile y la música, aficiones que le sirven para “matar” su soledad. Ella nos cuenta ahora que se acerca el verano piensa asistir a un gimnasio para verse en forma y así poder acudir a una de las playas del sur que tanto le gusta.
Esta simpática joven nos cuenta que antes de perder la vista su madre la llevaba en su niñez a la playa, de ahí el gusto que le ha agarrado al mar.
Así como Richard, nos cuenta que su vida no fue fácil al comienzo, ya que tuvo que aprender hacer las cosas nuevamente y vencer el prejuicio que tienen muchas personas con los discapacitados. “Hoy gracias al esfuerzo que tuve aprendí que la vida no se acababa con la pérdida los ojos, ya que tienes otros sentidos que bien desarrollados te ayudan a suplir tus limitaciones”
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